Una novela saca a la princesa Isis de la sombra
Nacho Ares convierte a la hermana de Akenat¨®n en protagonista de ¡®La hija del sol¡¯
De la princesa Isis, o Iset, poco sabemos aparte de que fue una de las hijas de Amenofis III y tambi¨¦n (en esto ten¨ªan manga ancha los antiguos egipcios) esposa real del mismo fara¨®n, uno de los m¨¢s importantes del Imperio Nuevo, padre de Akenat¨®n y abuelo de Tutankam¨®n. A esa enigm¨¢tica dama la ha escogido Nacho Ares (Le¨®n, 1979), conocido investigador y divulgador de los misterios del Antiguo Egipto, como protagonista de su nueva novela, La hija del sol (Grijalbo). De la mano de Isis, Ares se adentra, desde la narrativa, en la procelosa y muy discutida etapa de la Dinast¨ªa XVIII y la ¨¦poca de Amarna, con el prop¨®sito de, adem¨¢s de entretener, revisar la herej¨ªa atoniana.
¡°El tema lo trat¨® Mika Waltari en Sinuh¨¦ el egipcio, claro¡±, explica Ares, ¡°pero aquella novela era de 1945, y desde entonces hemos sabido muchas m¨¢s cosas sobre Akenat¨®n y Amarna y parec¨ªa buena idea volver a retomar el asunto de manera narrativa¡±.
La novela, en la que el autor pone de manifiesto sus conocimientos no solo sobre la historia sino sobre el propio terreno de la vieja Tebas, hoy Luxor, se abre en 1.350 antes de Cristo con la muerte del fara¨®n Amenofis III (o su transformaci¨®n en Osiris), entre terribles prodigios y siniestros presagios. Al conocer la noticia, la joven Isis corre hacia palacio por la gran avenida flanqueada de 730 estatuas de la feroz diosa leona Sekhmet: ?eso s¨ª que es cinemascope literario! No lo es menos la primera aparici¨®n de la hermosa Nefertiti, la esposa de Akenat¨®n, sucesor de Amenofis III: ¡°Una hermosa joven de curvas sinuosas, cubierta por un vestido de lino azul tan fino que casi era transparente y revelaba todas las virtudes que la naturaleza le hab¨ªa otorgado¡±.
Isis, en la que el autor ha querido representar todo el peso que ten¨ªan las mujeres de la casa real en la historia del Antiguo Egipto, se ver¨¢ envuelta en conspiraciones palaciegas (con todo el conocido plantel de personajes del periodo, Ay, Maya, Horemheb), lucha de reinas en la sombra (Nefertiti, retratada como una intrigante extranjera que, definitivamente, no cae bien), el conflicto con el poderoso y ambicioso clero de Am¨®n (que practicaba, escribe Ares, la depilaci¨®n completa) y las ideas de su hermano, el nuevo rey. Nacho Ares enfatiza la presencia de una plaga de peste en Egipto en la ¨¦poca como elemento desestabilizador.
Sorprende que con todo eso, el escritor haya necesitado crearse un villano ficticio, el malvado sacerdote mago Djehuty. ?Djehuty?, a ver que va a pensar el egipt¨®logo Jos¨¦ Manuel Gal¨¢n, que dirige el proyecto de excavaci¨®n y restauraci¨®n de la tumba del cortesano del mismo nombre, de que se llame as¨ª el malo de la funci¨®n. Nacho Ares r¨ªe con ganas. ¡°Es un homenaje, pero en realidad no es el mismo, Djehuty era un nombre com¨²n en el Antiguo Egipto y de hecho en quien me inspiro para el personaje es el legendario mago Djedi de ¨¦poca de Keops que es mencionado por sus trucos en el papiro Westcar¡±. Ares atribuye a Djehuty el truco de Djedi, digno del Imhotep de La momia, de revivir a una oca degollada.
En La hija del sol, a trav¨¦s de Djehuty ¨Cque, entre otras jugadas, hace que Nefertiti alumbre una larga serie de hijas pero ning¨²n var¨®n- y la propia Isis, la magia tiene un papel importante (como de hecho la ten¨ªa en la vida egipcia). A ello no es ajena la personalidad del propio Ares. ¡°Tengo dos grandes intereses, la egiptolog¨ªa y la magia, y soy miembro de la asociaci¨®n espa?ola de ilusionismo¡±, explica. El novelista reconoce una debilidad por su mago fara¨®nico, que se nota en el relato.
De Isis dice que se lo ha tenido que inventar pr¨¢cticamente todo. ?Cree que la chica tuvo sexo con su padre? ¡°No hay evidencias de incesto padre-hija en ese caso, pero es evidente que en la familia real esas relaciones se produc¨ªan: Tutankam¨®n y su hermana o media hermana Anjesenam¨®n tuvieron descendencia (malograda), como prueban los dos fetos encontrados en la tumba del joven rey. Todo eso resulta muy chocante para nosotros pero el incesto se circunscrib¨ªa solo a la realeza y pose¨ªa unas connotaciones rituales y de cohesi¨®n din¨¢stica muy concretas. En el caso de Isis, en mi novela no tienen relaciones; imagino que a Amenofis III le bastaban su Gran Esposa Tiye y su har¨¦n, lleno de favoritas y concubinas¡±. En el libro hay algunos detalles er¨®ticos, no en balde la joven Isis, de ¡°sinuosas curvas¡±, es descrita como ¡°una de las mujeres m¨¢s hermosas de la corte¡±.
De la actualidad egiptol¨®gica, Nacho Ares cree que al final ¡°algo habr¨¢¡± detr¨¢s de las paredes de la tumba de Tutankam¨®n, y acerca de la nueva versi¨®n de La Momia, con Tom Cruise, opina: ¡°Nada nuevo bajo Ra¡±.
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