El misterio del fot¨®grafo que se col¨® en el cabaret de El Molino
Ximo Berenguer, ¨²ltimo hallazgo de la fotograf¨ªa espa?ola, nunca existi¨®... m¨¢s que en la mente de Joan Fontcuberta
En junio de 2006, el programa Cuarto Milenio estuvo dedicado a un astronauta sovi¨¦tico que, tras una accidentada misi¨®n espacial, hab¨ªa sido borrado de la historia. Se trataba de Ivan Istoichnikov, cuya historia se hab¨ªa conocido finalmente en 1997, casi treinta a?os despu¨¦s de los hechos y cuando ya la desintegraci¨®n de la URSS era irreversible.
Un libro titulado Sputnik -editado por la Fundaci¨®n Arte y Tecnolog¨ªa con al apoyo de la Federaci¨®n Rusa y el gobierno de Espa?a- recuperaba la biograf¨ªa de este cosmonauta que en 1968 hab¨ªa tripulado la nave Soyuz 2 con el objetivo de explorar el espacio. Asimismo, daba cuenta de la interrupci¨®n abrupta de ese viaje debido al impacto de un meteorito.
Como no era descartable un ataque enemigo, norteamericano o extraterrestre, el Kremlin, por si las moscas, decidi¨® silenciar el hecho. El mundo estaba en plena Guerra Fr¨ªa y ni EE?UU ni la URSS se conced¨ªan un cent¨ªmetro del Cosmos en su carrera espacial. As¨ª que, por el bien del comunismo, Istoichnikov desapareci¨® de todos los archivos que probaban su participaci¨®n en la leyenda de la cosmon¨¢utica sovi¨¦tica.
El libro estaba bien nutrido con decenas de fotos, documentos, facs¨ªmiles, y dem¨¢s pruebas de la vida de Istoichnikov, ese ¡°peque?o Orfeo rescatado de la raz¨®n de Estado¡±.
D¨ªas despu¨¦s de aquella emisi¨®n, se destap¨® todo. Qued¨® al descubierto que la historia era un proyecto art¨ªstico de Joan Fontcuberta, ensayista y fot¨®grafo que se hab¨ªa tomado el trabajo de construirla en cada detalle. (Hubo hasta una queja formal del embajador ruso).
Esta pormenorizada ficci¨®n, que pronto se convirti¨® en exposici¨®n, dej¨® su impronta en El cosmonauta, de Nicol¨¢s Alcal¨¢, primera pel¨ªcula espa?ola realizada con crowdfounding; o en Los Afronautas, serie fotogr¨¢fica de Cristina de Middel; o en la exposici¨®n colectiva Fake, comisariada por Jorge Luis Marzo.
Pues bien, una d¨¦cada m¨¢s tarde, Fontcuberta lo ha vuelto a hacer. Esta vez, nos la ha colado en la recuperaci¨®n de Ximo Berenguer, un fot¨®grafo valenciano que se fascin¨® por El Molino, al que fotografi¨® obsesivamente bajo la influencia de su amante, el core¨®grafo cubano Negrito Poly, quien le abri¨® las puertas de los camerinos y otros secretos del famoso cabaret barcelon¨¦s.
As¨ª pues, entre fake y fake, Fontcuberta ha viajado del cosmos a la tierra, de la guerra fr¨ªa interespacial a la transici¨®n caliente del cabaret. Un espacio que, desde el desmadre, se vali¨® para poner en solfa el r¨¦gimen -pol¨ªtico y moral- del franquismo.
Revisando la edici¨®n de A chupar del bote, publicado por RM, mis sospechas al principio no se se encaminaron a la fotograf¨ªa sino a la literatura. Algo me dec¨ªa que detr¨¢s de los textos y canciones de Manolo de la Mancha pod¨ªa estar V¨¢zquez Montalb¨¢n, quien adem¨¢s aparece en una de las fotos. Se da la curiosidad de que en El hombre de mi vida, su detective Carvalho asiste a la conferencia sobre Walter Benjamin que ofrece un fot¨®grafo ¡°llamado Fontcuberta¡±.
Pero, al final, la clave estaba en estas fotograf¨ªas (autorretrato incluido). Como esas fotos anal¨®gicas de sus primeros pasos que Fontcuberta encontr¨® en un caj¨®n, se da el caso de que hay fakes que no se buscan ocultar el mundo sino revelarlo.
A chupar del bote, por otra parte, no desentona en el regreso a los a?os setenta del siglo pasado que hoy estamos viviendo. Con las reediciones de El V¨ªbora, la reivindicaci¨®n de la Barcelona libertaria o las memorias ¡°a destajo¡± de Pepe Ribas. Todo esto que, como el fake de Fontcuberta, nos dice que a veces las mejores vueltas son, precisamente, las revueltas.
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