Los reyes del imperio turco
La curiosidad del punto de partida se estropea por el desarrollo, alargado hasta la duraci¨®n de una pel¨ªcula al uso sin que haya material para ello
KEDI (GATOS DE ESTAMBUL)
Direcci¨®n: Ceyda Torun.
G¨¦nero: documental. Turqu¨ªa, 2017.
Duraci¨®n: 77 minutos.
Una buena idea, desaprovechada por un enfoque tendencioso. No ser¨¢ ni el primer ni el ¨²ltimo documental que cae en la unidireccionalidad, pero quiz¨¢ s¨ª el m¨¢s sorprendente. Porque, en este caso, los aludidos ni siquiera se iban a quejar por la presencia en la pel¨ªcula de un posible lado oscuro de su existencia. Es Kedi (Gatos de Estambul), documental de Ceyda Torun sobre la hist¨®rica presencia del felino en las calles de la ciudad turca, consustancial al lugar. Cientos de miles de gatos campan a sus anchas por una urbe mastod¨®ntica, pero el documental est¨¢ plagado de alabanzas. Apenas hay puntos de vista contrarios a su divinizaci¨®n. La religi¨®n gatuna, la ¨²ltima secta.
La curiosidad del punto de partida se estropea por el desarrollo, alargado hasta la duraci¨®n de una pel¨ªcula al uso sin que haya material para ello: decenas de ciudadanos muestran sus simpat¨ªas por el animal, acarici¨¢ndolos, cuid¨¢ndolos, ador¨¢ndolos, revelando historias relacionadas con su convivencia mutua, en las que se mezclan los datos objetivos con las supersticiones y hasta con los delirios. "Sin los gatos, Estambul perder¨ªa parte de su alma". "El que no es capaz de amar a los animales no ser¨¢ capaz de amar a las personas". Y decenas de frases del estilo, laudatorias casi hasta lo rid¨ªculo: "Los perros creen que las personas somos Dios, pero los gatos no. Ellos saben que no somos m¨¢s que intermediarios de la voluntad de Dios".
El documental est¨¢ montado de forma notable, hay talentosas asociaciones de im¨¢genes y bonitos juegos con la c¨¢mara y el punto de vista, mientras la banda sonora de Kira Fontana otorga las tonalidades adecuadas a lo que se est¨¢ narrando, por muy hipertrofiado de tiempo que est¨¦. Queda claro que los gatos son los reyes de Estambul, que, entre lo salvaje y lo dom¨¦stico, son los que mejor han sobrevivido a imperios, invasiones y guerras, pero cuesta creer que no haya voces discordantes, exponentes de la tabarra que pueden llegar a dar: pidiendo comida, entrando en las casas, encaram¨¢ndose a la tranquilidad... ?No hay al¨¦rgicos en Estambul, o qu¨¦?
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