¡®Corrupci¨®n policial¡¯: tan buena como ¡®El padrino¡¯ pero con agentes de la ley
Don Wislow completa en esta novela un gran retrato sobre las cloacas de la polic¨ªa con una oscura Nueva York de fondo
Ocurre a veces que sabes desde la primera p¨¢gina de un libro que est¨¢s ante un texto que te va a marcar. Las cosas luego no marchan siempre tal cual esperas, pero cuando ocurre te sientes un ser privilegiado. Mientras le¨ªa las primeras p¨¢ginas de Corrupci¨®n policial (Don Wislow, RBA, traducci¨®n de Efr¨¦n del Valle) un mont¨®n de sentimientos se agolparon en mi mente, sent¨ª la droga fluir por mis venas, pero no daba con la frase para definirlo, para tra¨¦rselo en bandeja, para empujarles a leerlo sin descanso. Menos mal que ya habla Stephen King por m¨ª: ¡°Corrupci¨®n policial es un triunfo. Pensad en El padrino pero con polic¨ªas. Es as¨ª de buena¡±. Y vaya si lo es.
Cuando uno est¨¢ con este hombre peque?o y de mirada t¨ªmida no se imagina que sea capaz de retratar tan bien el mal. Desde la primera l¨ªnea me siento en territorio James Ellory, en casa de Joseph Wambaugh: grandes ciudades, personajes poderosos y sumideros interminables por los que pasa todo lo que a ojos del ciudadano se esconde. Es imposible contar el argumento de una obra con tales ambiciones. La historia central es la vida de Denny Malone, sargento de la Unidad Especial de la polic¨ªa de Nueva York, personaje excesivo, violento, sentimental, da?ino, justiciero, corrupto. El Rey del norte de Manhatan, como le gusta llamarse, como le gusta que le reconozcan. La historia empieza con una operaci¨®n en la que Malone y sus compa?eros, excelentes secundarios, acaban con un narco y con su alijo: 100 kilos de hero¨ªna pura de los que se quedan con la mitad. Es el l¨ªmite, la ¨²ltima frontera para el poli corrupto, el principio del fin de cualquier cosa que le pudiera justificar.
A partir de aqu¨ª, una trama apasionante en la que la ciudad de Nueva York es otro personaje m¨¢s, sin t¨®picos, tal cual, una ciudad en la que el racismo policial, la corrupci¨®n institucional y la hipocres¨ªa de unos y otros campan a sus anchas ante la indiferencia de ciudadanos y turistas. Malone ama su trabajo, ama Nueva York, pero desde el minuto uno sabes que de alguna manera no va a poder con ello. ?l es el antih¨¦roe con aristas, pero en cierto modo lo amas, te crees sus justificaciones, anhelas su redenci¨®n.
Tras un trabajo bestial de documentaci¨®n, similar al que ya llev¨® a cabo para escribir El C¨¢rtel, esfuerzo que no se nota en ning¨²n p¨¢rrafo enciclop¨¦dico, Winslow nos da un paseo por la polic¨ªa de Nueva York, sus clanes, su esquema corrupto hasta la ra¨ªz, sus mordidas: a los ciudadanos por la protecci¨®n, como la mafia entendida en su expresi¨®n m¨¢s amplia; a los empresarios por favores, como la mafia; a los pol¨ªticos por su silencio, como la mafia; a los narcos por su territorio, como la mafia; a los compa?eros que acaban de entrar, por su futuro, como la mafia. Una pesadilla.
¡°En una misma calle oyes cinco idiomas diferentes, hueles seis culturas, escuchas siete tipos de m¨²sica, ves centenares de tipos de personas y conoces mil historias, y todo ello en Nueva York. Nueva York es el mundo. Al menos el mundo de Malone. Nunca se ir¨¢ de all¨ª. No tiene ning¨²n motivo para irse¡± se cuenta en una de las muchas odas que el libro dedica a la ciudad. Pero esa misma ciudad tiene su lado oscuro que envenena y mata el alma si te acercas demasiado. ¡°?C¨®mo puedes entrar en un piso en el que los padres est¨¢n tan enganchados al crack que el beb¨¦ lleva muerto una semana, con los pies llenos de mordeduras de rata, y luego ir con tus hijos a Chuck- E- Cheese¡¯s?¡± cuenta, hastiado, cuando habla de la incomunicaci¨®n que le llev¨® a separarse de su mujer.
Todo esto se mezcla con grandes dosis de acci¨®n y peligro narrado con un ritmo muy acertado. Corrupci¨®n policial es, en definitiva, una obra monumental, un gran drama, una ficci¨®n policial, una novela neoyorquina y muchas m¨¢s cosas. Y lo es todo a la vez, y te lo crees, y lo masticas, y lo sufres. Hacia el final, cuando ves lo que ya sab¨ªas, que las cosas se iban a torcer inexorablemente, todo adquiere un tono po¨¦tico que no le sobra, que mantiene el ritmo, que permite que la narraci¨®n termine en alto. Como tiene que ser.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.