Una muy interesante corrida, por seriedad y juego, de Fernando Cuadri
Solo Paulita cort¨® una oreja ante los fallos reiterados de la terna en la suerte suprema
Ah¨ª van los pesos de los seis toros de Cuadri que saltaron al c¨¢rdeno ruedo de Azpeitia: 580 kilos, 560, 560, 620, 560 y 615; y el quinto, que fue devuelto por cojo, 605 kilos.
Pero lo importante no era solo el reflejo de la b¨¢scula, sino la seriedad, la hondura, el cuajo¡ Toros con toda la barba, imponentes, que resaltaban a¨²n m¨¢s en el peque?o redondel de esta localidad guipuzcoana cada vez que se acercaban a un burladero. No eran toros guapos -todos recogidos de pitones-, pero sobradamente preparados para cualquier plaza.
Y hubo m¨¢s: Cuadri lidi¨® una m¨¢s que interesante corrida en la que solo el lote de Sebasti¨¢n Ritter desenton¨® del resto por mansedumbre en los caballos, corto de embestida y desfondado en el tercio final. Los otros cuatro, si acercarse a la perfecci¨®n del toro bravo, dejaron muy alto el pabell¨®n onubense.
Los cuatro cumplieron en sus encuentros con los picadores; los cuatro persiguieron en banderillas, y todos ellos llegaron al tercio final con clase, movilidad y altas dosis de nobleza. Destacaron especialmente los dos primeros, incansables en sus embestidas; el que abri¨® plaza, por los dos pitones, y el otro, extraordinario por el derecho. Las dos faenas fueron largas, en la b¨²squeda inalcanzable del triunfo, y a¨²n segu¨ªan los toros obedientes al enga?o tras seis o siete tandas.
Cuadri/Paulita, Lamelas, Ritter
Toros de Cuadri, -el quinto como sobrero- muy bien presentados, muy serios y con cuajo; primero, segundo, cuarto y quinto cumplieron en los caballos; bravos y encastados los dos primeros, y nobles los cuatro. Mansos y desfondados tercero y sexto.
Paulita: estocada trasera (oreja); dos pinchazos, media tendida _aviso_ y cuatro descabellos (ovaci¨®n).
Alberto Lamelas: estocada perpendicular _aviso_ y cinco descabellos (ovaci¨®n); estocada _aviso_ y dos descabellos (ovaci¨®n).
Sebasti¨¢n Ritter: bajonazo _aviso_ (ovaci¨®n); media (ovaci¨®n).
Plaza de Azpeitia. Tercera y ¨²ltima corrida de feria. 30 de julio. Casi lleno.
Templado y noble fue el cuarto, y permiti¨® que los banderilleros Juan Sierra y Manolo de los Reyes se lucieran con los garapullos; y repiti¨® humillado el sobrero quinto.
En fin, que Cuadri lidi¨® una corrida en la que triunfaron los toros, y posibilitaron el ¨¦xito de los toreros, que no lleg¨® porque fallaron con las espadas. Pero si hubieran acertado y el generoso p¨²blico hubiera premiado su labor con trofeos tambi¨¦n habr¨ªa que apuntar que ni Paulita ni Lamelas hicieron suficientes m¨¦ritos para ello. Se salv¨® por los puntos el joven Ritter, con el lote menos potable.
No estuvieron mal los toreros; el problema es que no estuvieron bien. El problema es que torean poco, y el toro noble y encastado, pero no tonto, como el de Cuadri, descubre las carencias al instante.
El oficio lo da la experiencia, y en esta profesi¨®n no sirven solo los buenos deseos y la entrega. Sobrado est¨¢ Paulita de ganas por alcanzar una meta que se le resiste, y lo intent¨® con toda su alma ante el primero, pero solo pudo destacar en un par de muletazos con la derecha y otros dos naturales sentidos. Le falta la confianza que da el contacto con el toro. Y eso que el animal era un dechado de nobleza, pero no pudo ser. Como tampoco fue ante el cuarto, pronto al cite, otro animal noble, ante el que quiso y no pudo.
Animoso y apasionado se mostr¨® Lamelas toda la tarde. Recibi¨® a su primero con una larga cambiada de rodillas en el tercio y animosas ver¨®nicas, y volvi¨® a repetir las suertes a la salida del quinto. El segundo de la tarde a¨²n seguir¨¢ embistiendo por el pit¨®n derecho en el cielo de los toros. Incansable el animal y con buen son. Pero era un tren, poderoso y encastado, y no un toro artista de los de ahora. El torero le dio muchos pases, pero no se produjo la fusi¨®n que desemboca en el triunfo. Tampoco levant¨® una polvareda ante el quinto, que repet¨ªa humillado.
Y Ritter, que tambi¨¦n torea poco, es todo coraz¨®n. Tiene valor este torero, fortaleza y aparente serenidad, que le permite emocionar en la cara de los toros. Vende bien su mercanc¨ªa. Embiste ¨¦l si su oponente se niega a ello. Se dio un arrim¨®n ante el tercero, muy corto de ¨¢nimo, e insisti¨® con suficiencia ante el sexto, el de menos calidad del encierro.
Acab¨® as¨ª la feria de taurina de San Ignacio, que ha hecho honor, un a?o m¨¢s, al toro bravo y a los toreros valientes. El problema es que la valent¨ªa no es suficiente para salir disparado hacia la cima.
Babelia
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