El d¨ªa en que Agnes Obel so?¨® transparencias
La delicada artista danesa apuesta por un ¨¢lbum conceptual en su cristalino tercer largo, 'Citizen of Glass'
![Agnes Obel, en una imagen promocional.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4Z3O577POYMDUXOLKJYYI2L3PM.jpg?auth=6b0df5ebfacce72ca2d8b6cdadcbf5967a4e684974d511bab949793ecec3d250&width=414)
Fue un aut¨¦ntico fogonazo. Corr¨ªa la primavera de 2014 y Agnes Obel viajaba entonces por Estrasburgo, de gira con su segundo ¨¢lbum, Aventine. La artista danesa, pianista y cantante de 36 a?os que destila una suerte de pop de c¨¢mara de nueva generaci¨®n, l¨ªmpido y minimalista, encontr¨® el detonante para su inspiraci¨®n en esa cosa tan anal¨®gica llamada prensa en papel. El semanario alem¨¢n Die Zeit dedicaba un especial a la vigilancia masiva, a Edward Snowden, a un Berl¨ªn convertido en refugio de activistas que abogan por una mayor transparencia.
Y de pronto, Agnes Obel visualiz¨® seres humanos transparentes, seres humanos de cristal.
La compositora danesa cuenta la historia en un costroso backstage de la sala La Riviera de Madrid, horas antes de salir al escenario para presentar su ¨²ltimo trabajo, Citizen of Glass (ciudadano de cristal). Una mesa blanca cuarteada, una silla de director plegable, un aparato de aire acondicionado sin mando que hay que desenchufar para no congelarse¡ y la artista danesa, sentada, con la cabeza de perfil, mes¨¢ndose la rubia melena, a la que acaba de aplicar un aceite, seg¨²n explica, para que no se le seque.
Tan pronto se top¨® con el concepto de gl?serner b¨¹rger (ciudadano de cristal) en Die Zeit, desempolv¨® ese cuaderno de colegial tan setentero que se compr¨® en Suecia y anot¨® la idea. ¡°Se me qued¨® la imagen de seres humanos de cristal, me sedujo esa fragilidad. Me pareci¨® que la manera de hablar de un tema tan pol¨ªtico como la transparencia resultaba tan po¨¦tica¡¡±.
Gran admiradora de m¨²sicos avezados en el arte de dibujar paisajes con sus composiciones como Lee Hazlewood o el gran Scott Walker, Obel es una de las m¨¢s refinadas representantes de ese linaje de artistas escandinavas (Emiliana Torrini, Lykke Li, S¨®ley) que han crecido bajo la alargada sombra de Bj?rk. Su voz se antoja emparentada con la de Victoria Legrand, la vocalista de Beach House; su piano, con las minimalistas digitaciones del enigm¨¢tico compositor franc¨¦s Erik Satie.
Pausada e hipn¨®tica, su m¨²sica transita en la intersecci¨®n del pop y los sonidos cl¨¢sicos, tamizada por crecientes dosis de experimentaci¨®n sonora. El procesamiento de la se?al de cuerdas y violonchelos, as¨ª como el recurso a instrumentos como el trautonium, sintetizador de los a?os veinte, denotan una querencia por la b¨²squeda de nuevas sonoridades.
Con su minimalista y delicada propuesta, que se torna a¨²n m¨¢s cristalina en su ¨²ltima entrega, Obel busca la belleza, la suavidad, s¨ª; pero siempre hay un poso de melancol¨ªa, o de oscuridad en sus piezas. ¡°Con la m¨²sica me pasa como con las pel¨ªculas o los libros. Me gusta sumergirme en universos que cautivan por su belleza, pero no soporto que sean solo bellos; se vuelven m¨¢s interesantes si hay una tensi¨®n entre la pureza y lo oscuro, lo ca¨®tico, lo inesperado¡±.
Me gusta sumergirme en universos que cautivan por su belleza, pero no soporto que sean solo bellos
Nacida en Copenhague el 28 de octubre de 1980, Obel creci¨® en un ambiente en que se reverenciaba el arte y la libertad de expresar lo que uno lleva dentro. Hija de un m¨²sico de ?jazz y una jurista (pianista en sus ratos libres), hizo sus primeros pinitos art¨ªsticos a los 14 a?os, participando como actriz en el debut cinematogr¨¢fico de Thomas Vinterberg ¡ª The Boy Who Walked Backwards (el ni?o que caminaba para atr¨¢s)¡ª, impulsor del dogma junto a Lars von Trier (del que, como buena cin¨¦fila, se declara fan; en su pante¨®n particular figuran los hermanos Coen y David Lynch ¡ª que ha hecho una remezcla de uno de sus temas, Fuel To Fire¡ª). Tras estudiar piano e ingenier¨ªa de sonido, en 2006 se traslad¨® a Berl¨ªn, donde ha desarrollado su carrera.
En su tercer ¨¢lbum, Citizen of Glass, sucesor de Philarmonics (2010) y Aventine (2013) ¡ªcon los que triunf¨®, sobre todo, en Holanda, Francia, B¨¦lgica y en su pa¨ªs natal¡ª, Obel ha intentado llevar el concepto de transparencia lo m¨¢s lejos que ha podido, aplic¨¢ndoselo a ella misma. ¡°En realidad soy superreservada; casi no uso redes sociales en mi vida privada; pero mi m¨²sica dice mucho de m¨ª. Cada vez que toco en lugares donde tengo amigos o familia, siento que pueden verme por dentro¡±. Algunos de los secretos que han jalonado su vida, escondidos tras letras abstractas, habitan su nuevo largo. El sentimiento de culpa, tan presente en la cultura de la que procede, emerge en Stone. ¡°Cuanto m¨¢s quiero a una persona, m¨¢s culpable me siento¡±, confiesa. ¡°Soy una persona distra¨ªda, tengo mi peque?a vida en la cabeza. Y a veces me siento culpable cuando estoy con alguien a quien quiero y en realidad no estoy all¨ª, sino en mi mundo¡±.
La oscuridad que a menudo destilan sus canciones aparece en It¡¯s Happening Again, donde habla de esos peque?os periodos oscuros, c¨ªclicos que jalonan su existencia, y que no son exactamente como las depresiones que sufr¨ªa su padre, pero que se le acercan. ¡°Como ciudadana de cristal, ten¨ªa que hablar de ello. Son periodos que, a lo sumo, duran un mes. No consigo escribir canciones en esos d¨ªas. Yo solo compongo cuando estoy enamorada de la vida¡±.
¡®Citizen of Glass¡¯, editado en Espa?a por el sello discogr¨¢fico Play It Again Sam.
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