Vulva, hay que decirlo m¨¢s
Muchas ni?as crecimos sin una palabra compartida para hablar de la nuestra sumando al pudor anat¨®mico, el ling¨¹¨ªstico
¡°?Vuva, vuva! ?Aua vuuuu-vaaaaa!¡±, grita la ni?a en pelotas por la orilla. S¨ª, se?ora que me mira raro desde la sombrilla, la ni?a est¨¢ gritando vulva. ¡°El agua me llega a la vulva¡±, para ser precisas. Es apenas un beb¨¦, no tiene dos a?os, pero por si alguien duda de sus palabras, cada vez que viene la ola, se la agarra con dos manos muerta de fr¨ªo y de risa. ¡°?Vuvaaaaa!¡±.
Me suena a ¡®Vulvareis de Vulvaria, la ¡®khaleesi¡¯ de los ¡®chochos¡¯
Cuando yo era peque?a, en mi casa la vulva era la potola y no se gritaba en p¨²blico. Siempre pens¨¦ que era una palabra privada, inventada por mis ancestras, traspasada amorosamente de madres a hijas. Pero no, mi madre me cont¨® hace tiempo que se la copi¨® a una vecina, porque el chichi de mi abuela le parec¨ªa vulgar. Desde entonces llevo un listado de las denominaciones genitales infantiles de mis amigas. Tengo m¨¢s de 50. Los comunes pipi, tete y toto. El callejero parr¨²s, y el cursi mariposita. Los auton¨®micos figa (en Valencia) y shoshete en el Sur. El obsoleto pesetilla. Alguno m¨¢s rebuscado como casta?ita, tortuguita... Pa?uelito, ?en serio? Tambi¨¦n rajita, chirla y huchita, para que la ni?a aprenda de d¨®nde sale el dinero, imagino. Muchas simplemente lo llamaban ah¨ª, abajo o eso, como el primo de la Familia Addams antes de que le creciese el pelo. A m¨ª el peor me parece culito de alante. Es o¨ªrlo y ponerme a hacer los Kegel.
Yo decid¨ª empezar a usar vulva en sororidad, ba?ando con dos amigas (que de peque?as dec¨ªan miniculo y ah¨ª) a nuestras hijas. Las suyas ya dec¨ªan vulva con naturalidad. Me convencieron. Al principio se me hizo raro, fr¨ªo, hasta que otra amiga me dijo que a ella vulva le sonaba como a hero¨ªna vikinga. Rollo Juego de tronos: Vulvareis de Vulvaria, la khaleesi de los chochos. M¨¢s empoderamiento imposible.
Cuando yo era peque?a muchas lo llamaban ¡®ah¨ª¡¯, ¡®abajo¡¯ o ¡®eso¡¯
Admito que a veces digo vulveta. Que quieren, me gustan las palabras y ser vulgar e inventar c¨®digos con mis hijos. Con el ni?o mayor ni me lo plante¨¦ en su momento y siempre le dije pito. Intento corregirme y decir m¨¢s pene y test¨ªculos, pero ¨¦l ha optado por el concepto unitario pitohuevo y no hay quien lo saque de ah¨ª. Me da igual, porque no es lo mismo para los ni?os y las ni?as. ?Por qu¨¦? Es el patriarcado, est¨²pido.
Lo malo de los chichis, las maripositas, las potolas y las huchitas no es que infantilicen, sexualicen, sean machistas o simplemente un poco tontos. Creo que el problema de fondo es que muchas ni?as crecimos sin una palabra compartida para hablar de nuestra vulva, sumando al pudor anat¨®mico, el ling¨¹¨ªstico. Quiero que mi ni?a pueda hablar de su vulva sin que la primera traba sea c¨®mo referirse a ella para que la entiendan sus amigas, su m¨¦dico, su novio o la se?ora de la playa. Ese es mi regalo. Y luego ya, cuando crezca y me odie, que la llame como le salga del co?o.
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