Dicen que la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama
El evento arandino ha batido todos sus r¨¦cords en este 20 cumplea?os: m¨¢s de 100.000 personas, 250 bandas y seis d¨ªas de festival
Lo de "la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama" no es nuestro, fue la frase que cerr¨® el v¨ªdeo de cumplea?os el s¨¢bado en el escenario principal y es la frase que muchos repiten cada a?o. No es nuestro pero podr¨ªa serlo; nuestro o de casi cualquiera de los asistentes, ne¨®fitos o veteranos, a ese festival con solera e idiosincrasia propia que crece cada edici¨®n y que este a?o sopl¨® las velas de su 20 cumplea?os. Charanga, cachis de croquetas y torreznos, Agua de Fantas¨ªa, el Trigo, los autobuses de ida y vuelta al recinto, la cerveza, el vino, el agua de las mangueras, ese rinc¨®n de fiesta que se estira hasta el anochecer en la plaza de la Sal... El Sonorama son muchas (peque?as y grandes) cosas. Aqu¨ª repasamos unas cuantas.
Dec¨ªa Carlos Gardel que 20 a?os no es nada y Amaral que sin ti no soy nada y Lola Flores que la vida sin amor no es nada, pero como en el universo animal, dos d¨¦cadas para un festival de m¨²sica son toda una vida, m¨¢s de una, si apuramos: si contamos la larga crisis, las dificultades de apostar por algo como la m¨²sica en un pa¨ªs donde la gratuidad es un h¨¢bito com¨²n, lo tremendamente trabajoso que es mantener, hacer crecer y consagrar un evento. Pero ese, contra el pron¨®stico de cualquiera, incluso de la propia organizaci¨®n, es el caso del Sonorama Ribera, que ha conseguido casi todo lo que ha imaginado.
Todav¨ªa hoy, Javier Ajenjo, director del festival, repite como un mantra la palabra "incre¨ªble". "Esto era impensable. Si miro hacia atr¨¢s y pienso en c¨®mo ha ido pasando el tiempo... Todav¨ªa el a?o pasado (2015) me parec¨ªa irreal que lleg¨¢semos a cumplir dos d¨¦cadas, y casi dos tambi¨¦n Art de Troya (la organizaci¨®n del festival)". Aquel "nos quedan muchos m¨¢s regalos por abrir" con el que Pucho cerr¨® el concierto de Vetusta Morla en 2015 tiene ahora ese eco que dejan los grandes conciertos del Sonorama Ribera.
El regusto de aquella sentencia hizo que m¨¢s de uno se frotase las manos anticipando los cinco d¨ªas de explosi¨®n de m¨²sica espa?ola que le esperaba. Y esper¨¢ndolos tambi¨¦n a ellos, a los Vetusta, como sorpresa del s¨¢bado, aunque nunca llegaron y fueron Los Planetas quienes tocaron tras la ca¨ªda de un gigante tel¨®n blanco la madrugada del s¨¢bado. Este a?o el Sonorama Ribera decidi¨® apostar, ¨²nicamente, por el sonido patrio. "Era un riesgo que quisimos correr, y estamos seguros de no habernos equivocado", asegura Ajenjo. Alrededor de 25.000 personas por cada jornada, entre los conciertos del pueblo y el recinto, pueden dar, o no, fe de ello.
El Agua de Fantas¨ªa
Y s¨ª, a pesar del p¨¢nico pr¨¢ctico que pudo haber en el concierto de Dorian, o en los primeros minutos de los Lori Meyers, o de la inquietante mirada de Baco desde lo m¨¢s alto del escenario principal, lo que tiene de fant¨¢stico el Sonorama sigui¨® ah¨ª. Y mucho se vivi¨®, como cada a?o, en la plaza del Trigo. En ese otro escenario principal extraoficial se canta y se baila diferente. Se corea diferente y se suda diferente. La culpa de esta peque?a gran revoluci¨®n con sabor a charanga la tiene la gente, la m¨²sica y, a veces, tambi¨¦n el Agua de Fantas¨ªa, un brebaje local de color rosado con una denominaci¨®n de origen particular que alimenta a los fieles, se vende en un establecimiento detr¨¢s de la plaza y solo se prepara dos veces al a?o, en Semana Santa y durante el Sonorama. Bendita culpa.
El esp¨ªritu de esta gigante verbena se vive en cada una de las calles de Aranda de Duero, donde el vecino habitual y en ocasiones desconcertado por el bullicio atronador se mezcla con gente procedente de cualquier punto de la geograf¨ªa espa?ola para gritar que est¨¢n all¨ª. Este festival es un incendio de cinco d¨ªas pasado por agua, un vergel que se disfruta en amor y compa?¨ªa y en el que puedes conseguir un pasaporte ¨²nico, el de la entrada a esa especie de Rep¨²blica Independiente que es el Sonorama. Y quien lo prob¨®, lo sabe. Lo sabe el que ha sido rociado con pistolas de agua o pulverizadores; lo sabe al que un desconocido le ha untado la cara con crema del 50 para que no se queme; y lo sabe el que ha sido casado con alguien que acaba de conocer por un obispo mini de cerveza en mano.
Qu¨¦ bien
El fen¨®meno Sonorama a¨²na par¨¢metros y esencias que, obviamente, lo convierten en ¨²nico. Como a los dem¨¢s, s¨ª, pero este tiene ese no s¨¦ qu¨¦ que es dif¨ªcil de explicar (aunque lo estamos intentando). En su 20 aniversario ha batido todas sus cifras y ha rendido homenaje a lo mejor del panorama musical de los ¨²ltimos a?os. Qu¨¦ bien este cumplea?os feliz, qu¨¦ bien la clase de Loquillo, qu¨¦ bien la sorpresa de Izal, qu¨¦ bien Leiva e Iv¨¢n Ferreiro, qu¨¦ bien Sidonie cantando por Supersubmarina, qu¨¦ bien el descaro de Novedades Carminha y Kitai y Sexy Zebras, qu¨¦ bien seguir descubriendo el futuro de los escenarios a trav¨¦s de un cartel infinito. Qu¨¦ bien.
Como, por el momento, se puede seguir so?ando gratis y perge?ando futuribles para este ya veterano, ellos siguen pidiendo m¨¢s y mejor y estos meses traer¨¢n, seg¨²n Ajenjo, ese m¨¢s y ese mejor. "Todo es mejorable siempre, por supuesto", asegura el director. Se refiere, por ejemplo, a otro espacio: "Sabemos que necesitamos otro recinto, lo sentimos as¨ª, y la ciudad tambi¨¦n lo siente". Este a?o ya han crecido 4.000 metros cuadrados, pero est¨¢n convencidos de necesitar m¨¢s; y Ajenjo apunta a otros cambios que nacen de las propias exigencias del festival. Los accesos a la plaza del Trigo, por ejemplo, cada vez m¨¢s abarrotada y por momentos imposible. "Entendemos que quien ha pagado por un abono deber¨ªa poder acceder a ver los conciertos en la calle, necesitamos pensar c¨®mo puede ser ese acceso".??
El ej¨¦rcito Sonorama
Este aniversario no ha sido sino una unci¨®n m¨¢s en las 20 que el p¨²blico ha ido dando cada a?o a esta cita que comenz¨® el s¨¢bado 25 de julio de 1998 con tres nombres en su cartel: Dr. Explosi¨®n, Chucho y Mercromina. La venta anticipada costaba 700 pesetas y 1.000 en taquilla (4,21 y 6,01 euros); ten¨ªa barra a "precios populares"; se celebraba en la Plaza de Toros; y cerr¨® su ¨²nica jornada con 300 personas como p¨²blico.
No se pueden poner etiquetas al Sonorama, que lleva ya unas cuantas ediciones adhiriendo nombres a su cartel que, a priori, podr¨ªan parecer imposibles: Raphael, D¨²o Din¨¢mico, Camela, Estrella Morente... ?Julio Iglesias??Raffaella Carr¨¤? Que m¨¢s da mientras haya Viento de Cara. Todos (los que quieran) tienen un pueblo indie, una sede pop y una embajada roquera en Aranda. All¨ª, cada a?o, se re¨²ne lo mejor de cada casa musical; ya dice Novedades Carminha que Aranda es antigua pero moderna. Si todav¨ªa no hab¨¦is ido, id cogiendo sitio para el a?o que viene, y no os perd¨¢is el men¨², incluye vino Ribera del Duero en todas sus variedades, m¨²sica, sol de d¨ªa y fresquito de noche, disfraces, y lechazo. Mucho lechazo.
Su futuro pasa ahora por aumentar el compromiso con la excelencia y encontrar nuevos retos. Seg¨²n el director, este 20 aniversario tiene que servir para pensar en el ma?ana: "Saber d¨®nde queremos ir y d¨®nde vamos". A su favor, la mejor de las suertes para una cita como esta: un fiel ej¨¦rcito de sonoritos dispuestos a saltar a orillas del Duero. Y son legi¨®n.
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