Viaje al Twin Peaks real 25 a?os despu¨¦s

La mitolog¨ªa noir de la Am¨¦rica profunda que David Lynch imprimi¨® con caligraf¨ªa magn¨¦tica sobre Twin Peaks encontr¨® el escenario so?ado en las poblaciones de North Bend y Snoqualmie, dos enclaves del estado de Washington (EE UU) que entraron en el mapa topogr¨¢fico del seri¨¦filo gracias al imaginario desencadenado con la muerte de Laura Palmer. Un ¨¢rea geogr¨¢fica que ha vuelto a cobrar actualidad con el regreso de la serie. El 8 de abril de 1990 arrancaba un whodunit (historias que se basan en averiguar qui¨¦n ha cometido un crimen) que transformar¨ªa la faz de la ficci¨®n televisiva moderna. La cadena ABC (en Espa?a la emiti¨® Telecinco) abri¨® un portal?en las profundidades de Estados Unidos hacia un universo de misterio, terror, humor, drama, melodrama y surrealismo on¨ªrico que quedar¨ªa proyectado sobre el imaginario colectivo de una generaci¨®n de telespectadores que no estaba preparada para esta mezcla.

El pueblo de Twin Peaks es ficticio. Las localizaciones utilizadas para la ficci¨®n original, y parte de la nueva temporada, la tercera, que emite Showtime (Movistar + en Espa?a) cada domingo (cuya conclusi¨®n se emite en dos episodios el 3 de septiembre), se encuentran a solo 50 kil¨®metros de Seattle, la ciudad m¨¢s poblada del Estado de Washington y una de las urbes con un ¨ªndice m¨¢s alto de suicidios del pa¨ªs. Enfilando la interestatal 90 hacia el este, dejando atr¨¢s las numerosas bah¨ªas e islotes de Emerald City para dar paso a los tupidos bosques donde se perdi¨® la pista del agente Cooper hace un cuarto de siglo, se levantan, tras un recorrido en coche de 33 minutos, las poblaciones de Snoqualmie y North Bend, conocidas por ser el plat¨® natural de la ficci¨®n.

El cambio de postal queda evidenciado de inmediato con el cruce en la carretera de un ciervo y su cr¨ªa en el primer sem¨¢foro que aparece tras la salida de la autopista hacia Snoqualmie. Una inesperada recepci¨®n que pone de manifiesto el cambio de paisaje y que anticipa la singularidad del escenario que desde hace a?os exploran los peaks freaks (as¨ª se conoce a los seguidores m¨¢s fan¨¢ticos de la serie) o turistas atra¨ªdos por los encantos naturales de un territorio atractivo incluso para los que no hayan encontrado placer en la obra de Mark Frost y David Lynch.

El principal reclamo tur¨ªstico de la primera poblaci¨®n es Snoqualmie Falls, las cascadas que repiten protagonismo en los t¨ªtulos de cr¨¦dito y en cuyo alto se levanta The Great Northern Hotel, el alojamiento cuyas paredes dieron cobijo a tantas grabaciones en magnet¨®fono del agente Cooper. The Salish Lodge and Spa es el nombre que consta en los registros de este hotel de cuatro estrellas en el que es posible pasear por el lobby, los salones de juntas y los pasillos que conducen a las habitaciones y respirar el esp¨ªritu embrionario de la serie. Incluso el curioso con una cartera holgada puede hospedarse en la habitaci¨®n m¨¢s sencilla a partir de 214 € por noche.

Regresando al mirador de la cascada y el empinado camino que sale de esta ¡ªun cartel al inicio alerta a los exploradores m¨¢s asustadizos del acusado desnivel, mientras al lado, otro cartel, recuerda la presencia en la zona de osos negros, pumas, ciervos y hasta el Bigfoot (sic)¡ª para perderse en un frondoso bosque que apenas permite la entrada de luz entre las copas de los ¨¢rboles y en donde resulta f¨¢cil imaginarse lechuzas apoyadas en las ramas cuando cae el sol, como entender por qu¨¦ el equipo de localizaciones eligi¨® esos parajes y sus preciosos e intimidatorios bosques hiperpoblados de esos abetos Douglas que tanto fascinaban a Cooper.

La segunda parada significativa en la ruta conduce a un puente de tren abandonado que cruza el r¨ªo Snoqualmie, el mismo rinc¨®n que hace ya m¨¢s de un cuarto de siglo qued¨® grabado a fuego en la memorabilia televisiva cuando la compa?era de clase de Laura Palmer, Ronette Pulaski, cruzaba ese puente en un estado catat¨®nico. No hay rastro de nada tan siniestro ni perturbador, ni siquiera de las v¨ªas del tren, pero s¨ª de la presencia de las primeras se?ales de adoraci¨®n a la serie: en las vigas y placas de hierro se pueden leer inscripciones grabadas por amantes de la serie que quieren dejar huella de su paso por territorio Twin Peaks. Tambi¨¦n aficionados cuelgan algunos candados que se van retirando cada cierto tiempo. Un punto estrat¨¦gico para avistar la presencia de los primeros peaks freaks. Es el caso de Luke Greenwood, un joven de la cercana poblaci¨®n de Duvall, que, junto a su novia y un coj¨ªn en forma de le?o que esta lleva bajo el brazo, cruzan el puente de Ronette.

Las pruebas de la filmaci¨®n en esas tierras vuelven a emerger en el descampado donde a¨²n luce inquietante, y hasta cierto punto terror¨ªfico, parte del aserradero. Por suerte, una r¨¦plica del jeep del sheriff de Twin Peaks, dispuesto a modo de se?al disuasoria en el aparcamiento situado en el mont¨ªculo previo, recuerda a los aficionados que est¨¢ prohibido acercarse al antiguo y destartalado edificio. La raz¨®n llega bajo un ensordecedor sonido de motor y gravilla provocado por varios coches Subaru cada vez que hacen un trompo o aceleran por el amplio terreno. Desde 2010, DirtFish utiliza los vastos terrenos donde antes ten¨ªa su sede Snoqualmie Falls Lumber Company Mill para ofrecer clases a aspirantes de conductores de rallies.

Sin abandonar el recinto, el aficionado vuelve a reencontrarse con un elemento familiar: la oficina del sheriff, que en verdad son las oficinas y tienda de material para rally de la escuela. Ah¨ª no recibe Lucy Moran, pero lo hace una secretaria rubia con una sonrisa incorporada que solo deshace para charlar vivamente: ¡°Fans de Twin Peaks de todo el mundo nos visitan regularmente. En ocasiones incluso llegan autocares llenos de curiosos con el af¨¢n de sacar fotograf¨ªas y darse una vuelta. Los visitantes tienen libertad de acercarse, pero les pedimos que sean respetuosos con nuestra propiedad y negocio. Muchos de ellos tienen la tentaci¨®n de bajar al terreno de abajo para poder ver m¨¢s de cerca las instalaciones, pero les pedimos que se resignen dada la alta peligrosidad que conlleva el andar por una zona de carreras", comenta Chantelle Troutman- Watson. ¡°Algunos de ellos incluso se sienten intrigados con la idea de pilotar un coche de rally y adquieren nuestros servicios¡±, a?ade.

Aunque la se?al m¨¢s reconocible y visitada en los escenarios reales se halla en North Bend, la poblaci¨®n contigua a Snoqualmie. En su arteria comercial es f¨¢cil avistar el Twede's Cafe situado en el n¨²mero 137 del West North Bend Way, m¨¢s conocido por los seguidores como The Double R Diner, el refugio en el que el h¨¦roe recuperaba fuerzas y entereza mental a base de "damn good coffee¡± y tarta de cereza. Dale Cooper, el caf¨¦ y la tarta son los principales reclamos de este establecimiento que se beneficia del impacto cultural de la serie. Curiosos, impacientes por hacerse con un sitio en las concurridas mesas o en los taburetes rojos dispuestos alrededor de la barra en forma de U, se entremezclan con gente local con gustos culinarios afines a los del agente del FBI y habituados a los flashes de las c¨¢maras y las caras de entusiasmo a su alrededor.

Numeroso merchandising dispuesto en la barra (tazas de caf¨¦, postales, mapas de los escenarios reales de Twin Peaks) se?alan de forma indiscutible la conexi¨®n del local con la serie. Yendo hacia el cuarto de ba?o, recortes de diarios, revistas y cromos en la pared subrayan su condici¨®n de punto de encuentro de todo aficionado al universo de Lynch. En uno de esos recortes resalta la noticia recogida por un peri¨®dico local sobre el incendio provocado que destruy¨® la cafeter¨ªa el 2 de julio del a?o 2000. Alguien entr¨® a robar la caja por un valor de 450 d¨®lares y prendi¨® fuego para borrar las pistas. Aunque la versi¨®n posterior, y apuntada por el propio due?o del local, Kyle Twede, es que se trat¨® de una gamberrada de unos chicos que se colaron en el interior, bebieron alcohol y al pensar que se meter¨ªan en complicaciones decidieron prender fuego para borrar el rastro. En la actualidad, el local, que abri¨® por primera vez en 1941 bajo el nombre de Thompson's Cafe, goza de un aspecto renovado manteniendo el look de Diner de los a?os 60. Una remodelaci¨®n que fue posible gracias a los esfuerzos del equipo de producci¨®n de la nueva temporada con la intenci¨®n de grabar de nuevo ah¨ª las recurrentes escenas.

El caf¨¦ y las tartas siguen siendo ganchos para atraer a clientes como confirman las diversas cafeter¨ªas que la acompa?an en n¨²meros colindantes. Unos pocos establecimientos m¨¢s all¨¢ del Double Diner R, se encuentra Selah Gifts, una tienda que regenta Shelly Woodward, natural de la poblaci¨®n y una enciclopedia sobre la serie y sus localizaciones: ¡°En mi tienda no rodaron pero s¨ª delante... Estuvieron aqu¨ª durante varios meses filmando la nueva temporada en unas pocas ¨¢reas, pero con la base de operaciones en el parking delante de mi tienda. Me encanta que el equipo que contrataran fuera local y que a Lynch le preocupe tanto la integridad de su obra hasta el punto de luchar durante un a?o para filmar de nuevo aqu¨ª parte de esta¡±. En el interior de su negocio se pueden encontrar varios objetos preciados para el coleccionista as¨ª como arte local dedicado a la serie: ¡°El arte inspirado en Twin Peaks ha supuesto un 40% de mis ventas en los ¨²ltimos dos a?os y durante nueve fue la ¨²nica tienda que vend¨ªa objetos relacionados con la serie. Ahora hay muchos sitios que generan negocio¡±. Una impresi¨®n que confirma el punto de informaci¨®n de North Bend, donde objetos en serie de la ficci¨®n (tazas, llaveros, imanes, camisetas) y rarezas (un ¨¢lbum de fotos de instituto, arte local) se pueden adquirir bajo un rango de precio para todos los bolsillos.

Es evidente que la localidad se beneficia y saca tajada de la popularidad adquirida tras el se¨ªsmo provocado por la influyente obra televisiva ¡ªespecialmente en North Bend, en Snoqualmie resulta m¨¢s complicado rastrear las pistas y el negocio paralelo alrededor del inter¨¦s tur¨ªstico parece algo m¨¢s flaco¡ª aunque lo llevan a cabo sin aspavientos comerciales, sin publicitarse, en definitiva, sin alterar ni corromper la calma y apacibilidad del modo de vida y el discurrir de sus habitantes.

A excepci¨®n quiz¨¢ del Twin Peaks Festival, una celebraci¨®n de tres d¨ªas en la que 300 aficionados comparten comidas con miembros del equipo t¨¦cnico y art¨ªstico, visitan las localizaciones, ven proyecciones, realizan actividades y concursos, y emprenden su particular peregrinaje por la zona. Con las entradas agotadas (350 d¨®lares por todo el fin de semana y 375 si se incluye el tour en bus), la edici¨®n de este a?o tuvo lugar el ¨²ltimo fin de semana de julio y cont¨® con la participaci¨®n de Kimmy Robertson (Lucy Moran), Sherilyn Fenn (Audrey Horne), James Marshall (James Hurley) o Chrysta Bell (Tammy Preston), entre otros miembros del equipo.

El festival se celebra desde 1993, el verano despu¨¦s de que el estreno de la pel¨ªcula precuela Twin Peaks: Fuego camina conmigo en North Bend creara el precedente ilustre para dar forma a una festividad en la que se rinde culto a la serie y a su principal art¨ªfice. Son jornadas celebratorias y afables en una poblaci¨®n id¨ªlica a simple vista que chocan con la sensaciones malsanas e inquietantes, de signo mal¨¦volo y perturbador, reflejadas por la serie. El que busque esa oscuridad que retrat¨®, especialmente, la original y la pel¨ªcula, quedar¨¢ decepcionado. Aunque como en todo pueblo estadounidense, existen sus sombras, aunque estas parecen desplegarse en bares polvorientos ¡ªy no precisamente en el Roadhouse, cuyo exterior fue rodado en la poblaci¨®n vecina de Fall City¡ª, locales en los que hay cornucopias de James Hurley y Leo Johnson, o tristes y afeadas caravanas en los parajes m¨¢s aislados, as¨ª como un taller de coches en las afueras en el que es f¨¢cil imaginarse la presencia de un personaje salido de los relatos de Donald Ray Pollock o el mec¨¢nico que Billy Bob Thornton interpret¨® en Giro al infierno. Como en toda la Norteam¨¦rica rural, la oscuridad yace bajo el escaparte id¨ªlico (o la normalidad aparente) que recibe al visitante, solo hay que saber d¨®nde escarbar para hallarla. Por suerte, ese trabajo lo sigue llevando a cabo el maestro David Lynch.