Toreo hondo e inconcluso de Curro D¨ªaz

Iv¨¢n Fandi?o, que estaba anunciado para la tarde de ayer en los carteles de la feria de Bilbao, fue el protagonista ausente de la corrida. La banda municipal le dedic¨® el Agur Jaunak antes del pase¨ªllo con la plaza puesta en pie y las cuadrillas desmonteradas, y D¨ªaz y Del ?lamo brindaron al cielo sus primeros toros.

Pero el festejo no respondi¨® como cab¨ªa esperar; en esta ocasi¨®n, y sin que sirva de precedente, la culpa fue de los toros, muy mansos, sosos, descastados y sin clase, a excepci¨®n del cuarto.

Ese fue el toro de m¨¢s calidad, manso en el caballo y dificultoso en banderillas, acudi¨® a la muleta con buen son y tranco, pero Curro D¨ªaz no alcanz¨® el triunfo redondo que el animal merec¨ªa. Sus inicios con la muleta fueron esperanzadores, por bajo, elegante y artista. Las dos siguientes tandas con la mano derecha estuvieron pre?adas de templanza y cadencia, y en justicia destacaron la nobleza encastada del animal y la enorme torer¨ªa del diestro. Pero lo bueno no dur¨® lo suficiente. Se dej¨® enganchar la muleta en demas¨ªa, y, a partir de ah¨ª, su labor qued¨® deslucida. La faena no tuvo arrebato y s¨ª colof¨®n con la espada, motivo por el que pase¨® la oreja.

Se encontr¨® en primer lugar con un serio, manso y correoso toro que le impidi¨® todo atisbo de lucimiento a pesar de su buena colocaci¨®n y firmeza. Se justific¨® sobradamente el torero, pero sobresalieron los defectos de su oponente, soso, sin calidad y muy distra¨ªdo.

Destac¨® m¨¢s Joselito Adame con el capote que con la franela; se luci¨® con suavidad a la ver¨®nica en sus dos toros, y destac¨® asimismo en quites por chicuelinas y delantales. Pronto se afligi¨® su primero, noble y manso toro que levant¨® expectativas de salida, pero no aguant¨® el compromiso de tercio final. Abri¨® la boca en los primeros compases, mostr¨® s¨ªntomas de agotamiento y no m¨¢s permiti¨® que el diestro mexicano dibujara una templada tanda con la mano derecha. El bajonazo final emborron¨® las buenas intenciones del torero. Otro que decepcion¨®, y de qu¨¦ manera, fue el quinto, con el que se lucieron en banderillas Fernando S¨¢nchez y Miguel Mart¨ªn. Por ajustados estatuarios inici¨® Adame la faena de muleta y se le valor¨® con justicia su firmeza ante la acometida codiciosa del animal; pero ah¨ª acab¨® todo. El toro se qued¨® sin fuelle, y el resto careci¨® de inter¨¦s.

De salida cant¨® el tercero que estaba en la frontera de la invalidez, m¨¢s dispuesto a doblar las manos -y bien que las perdi¨® en ocasiones varias- que en acudir con presteza a los enga?os. Se arrodill¨® ante el caballo, y aunque el presidente lo mantuvo en el ruedo, atendi¨® de mala gana las invitaciones de su matador, aseado y decidido en aceptables tandas que no consiguieron elevar el tono de su actuaci¨®n. A pesar de ello, dio una vuelta al ruedo que no tuvo mucho sentido. Nada pudo redondear Del ?lamo en el sexto, que reparti¨® tornillazos y acab¨® con la muy decidida voluntad del torero.