Yulier P., borrar¨¢s tus pecados de las paredes de La Habana
La polic¨ªa cubana exige a un grafitero que elimine su prolija obra de muros grises y edificios derrumbados de la capital
La semana pasada, el muralista Yulier Rodr¨ªguez P¨¦rez se levant¨® temprano en su casa de La Habana y como cada d¨ªa se fue a la calle a ponerse a pintar. Hasta que los agentes llegaron para darle un escarmiento a este artista de 27 a?os, nacido en?Camag¨¹ey, que firma Yulier P. Durante 48 horas estuvo detenido y al final, con los nervios pulverizados, le dijeron que quedaba en libertad con una condici¨®n: ¡°Borra cada uno de los murales que has pintado¡±.
Yulier firm¨® su absurda condena. Despintar su pintura, esfumar sus murales. Eliminar, borrar sus pecados art¨ªsticos. De no hacerlo le advirtieron de que ser¨ªa acusado ante un juez de ¡°maltrato a la propiedad¡±. Este martes, por tel¨¦fono desde La Habana, dec¨ªa que en el dorso del compromiso que rubric¨® en la comisar¨ªa a?adi¨® que no estaba de acuerdo con lo que hab¨ªa firmado y, en consecuencia, hasta ayer no hab¨ªa movido un dedo para borrar ninguno de los m¨¢s de 100 murales que ha estampado sobre la muy sufrida piel de la capital cubana.
¡°Quieren que me mutile, que me autocensure, que me¡¡±, se detiene, no le sale la palabra, pasan unos segundos. ¡°?Quieren que me desacredite a m¨ª mismo!¡±.
Admirador de Jean Michel Basquiat, el pionero neoyorquino del grafiti que llen¨® con su firma SAMO medio Manhattan, y del brit¨¢nico Banksy, el pintor urbano m¨¢s famoso del mundo y cuya identidad se mantiene como un misterio, Yulier hace sus murales en edificios derruidos de La Habana ¨Cuna ciudad tan bella como afectada por el abandono arquitect¨®nico¨C o en muros tristes.
¡°Siempre elijo lugares en mal estado, sin inter¨¦s, grises, y creo que contribuyo a mejorar la imagen de La Habana, adem¨¢s de estimular una actitud social de an¨¢lisis, de intentar mirar con claridad el futuro que queremos¡±, explica. En un pa¨ªs en el que la palabra pol¨ªtica se evita, afirma que su arte es ¡°social¡±, que no es ¡°un ataque directo contra el sistema¡±, que su empe?o es dar ¡°est¨¦tica a una ciudad destruida¡±.
?De la calle a los tribunales?
Yulier P. permanece en vilo. En unos d¨ªas termina el plazo que la polic¨ªa le dio para borrar sus murales. No ha borrado ninguno, pero tampoco ha iniciado ninguno nuevo. Supone que cuando se cumpla el l¨ªmite que le dieron lo arrestar¨¢n de nuevo.
En ese caso no cree que le vuelvan a repetir la orden de borrar sino que ser¨¢ ¡°juzgado por una justicia arbitraria¡±. Un polic¨ªa le se?al¨® que ¡°nadie en Cuba est¨¢ autorizado a pintar las paredes¡± porque ¡°eso afea¡±, aleccion¨® el agente al joven creador, ¡°eso da?a el ornato p¨²blico¡±.
En Cuba los muros son del Gobierno. El espacio p¨²blico est¨¢ lleno de propaganda ideol¨®gica y son pocos los que se atreven a plasmar su arte o sus inquietudes en las paredes. Otro que lo ha hecho y lo ha pagado es el grafitero¨Cdisidente Danilo Maldonado, que s¨ª se identifica como opositor frontal al r¨¦gimen y ha estado preso tres veces por motivos pol¨ªticos.
¡°Es un ataque para humillarme¡±, se queja Yulier P. Sus dibujos, que define como ¡°figuras expresionistas¡±, est¨¢n protagonizados por unos seres pelados y con cuerpecillos de extraterreste que habitan rincones del desconchado planeta Habana. Algunos de los seres de Yulier sonr¨ªen, otros tienes los ojos tristones, otros curiosos, otros en p¨¢nico. Tambi¨¦n le gusta poner de vez en cuando un conejo con dos orejones alargados. M¨¢s tierno que ¨¢cido, su muralismo se ha topado con el cr¨ªtico de arte m¨¢s duro de Cuba, el Estado.
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