El punk que no llor¨® a Fidel
Cuba deja en libertad al artista Danilo Maldonado tras dos meses preso por pintar un grafiti el d¨ªa de la muerte de Castro que dec¨ªa: "Se fue"
Minutos despu¨¦s de anunciarse la muerte de Fidel Castro, el pasado 25 de noviembre por la noche, Danilo Maldonado Machado pas¨® por casa de su madre y toc¨® en la ventana de su habitaci¨®n. Mar¨ªa Victoria Machado abri¨® y su hijo le pregunt¨®: ¡°Mami, ?tienes miedo?¡±. Ella, que hab¨ªa o¨ªdo la noticia, le dijo que no: ¡°Ya sabes que esta es mi hora de acostarme¡±. ?l sigui¨®: ¡°Bueno, pues yo me voy a calentar la pista¡±. La se?ora Machado asumi¨® que su hijo se iba a pintar alguna consigna anticastrista en una ciudad, La Habana, que aquella noche se hab¨ªa quedado muda, silenciosa, vac¨ªa. Libre para los gatos y para los locos.
¡ª?Alguna vez le ha pedido que no se exponga tanto?
¡ªNo ¡ªresponde la madre desde La Habana¡ª. Yo admiro a mi hijo.
El Sexto, alias art¨ªstico de Maldonado, se fue y reapareci¨® un rato m¨¢s tarde a un costado del hotel Habana Libre. Con un tel¨¦fono m¨®vil, arranc¨® una retransmisi¨®n en vivo por Facebook en la que se enfocaba a s¨ª mismo y hablaba burl¨¢ndose de Fidel y de Ra¨²l Castro, recordando a opositores muertos, movi¨¦ndose por la calle desolada: ¡°Nadie sale¡±, dijo. ¡°Raro¡±, se mof¨®. ¡°Nadie quiere hablar. ?Pero hasta cu¨¢ndo ustedes no van a querer hablar, caballeros?¡±.
Llevaba un sombrero blanco tipo panam¨¢. Las gafas de sol, colgadas de la camiseta. Bajo el p¨¢rpado derecho, un alambre de espino tatuado. Auriculares al cuello. Era un exc¨¦ntrico haciendo un show c¨®mico-pol¨ªtico en un teatro vac¨ªo pero vigilado. La sitcom m¨¢s arriesgada del a?o en La Habana. Entonces le pregunt¨® a alg¨²n escudero: ¡°Papi, ?d¨®nde est¨¢ mi pomo?¡±.
El Sexto cogi¨® un espray y sobre un muro lateral del Habana Libre, el hotel donde el padre de la revoluci¨®n cubana tuvo su primera oficina tras conquistar la capital, garabate¨®: ¡°Se fue¡±.
En directo. A la cara. Riesgo nivel cien.
?l lo disfrut¨®. Mir¨® a la c¨¢mara y dijo: ¡°Veo p¨¢nico en sus caras¡±. 1,97 metros, delgado, barba, mirada plet¨®rica. Un Quijote cruzando la l¨ªnea.
Horas despu¨¦s, seg¨²n la reconstrucci¨®n de su madre, fue sacado de su apartamento a la fuerza por un grupo de polic¨ªas y conducido a prisi¨®n. Apenas este s¨¢bado, dos meses despu¨¦s, sali¨® en libertad de la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad Combinado del Este, a las afueras de La Habana.
¡°Me entregaron mi carn¨¦ de identidad y me dijeron que no ten¨ªa ning¨²n problema para viajar fuera del pa¨ªs¡±, asegur¨® el artista al diario cubano 14ymedio pocas horas despu¨¦s de haber sido excarcelado sin cargos. ¡°Estoy bien de salud y agradezco mucho la solidaridad de todos los que estuvieron pendientes de mi situaci¨®n¡±.
Durante el tiempo que estuvo recluido, Amnist¨ªa Internacional lo declar¨® preso de conciencia. Una campa?a en Change.org recogi¨® unas 14.000 firmas por su liberaci¨®n. Kimberley Motley, una abogada afroamericana especializada en derechos humanos, viaj¨® en diciembre a Cuba para intentar visitarlo en prisi¨®n, pero fue detenida y devuelta a Estados Unidos. La vicepresidenta del Parlamento alem¨¢n, la socialdem¨®crata Ulla ?Schmidt, se declar¨® su ¡°madrina pol¨ªtica¡±.
Preso por segunda vez ¡ªen 2015 pas¨® 10 meses encerrado por planear una performance p¨²blica con dos cerdos pintados con los nombres de Fidel y Ra¨²l¡ª, El Sexto se ha convertido a sus 33 a?os en una heterodoxa figura de la disidencia. M¨¢s provocador que activista, es en esencia un punk al natural, un gamberro creativo que en otro pa¨ªs solo habr¨ªa pagado una multa por pintarrajear una pared, pero a quien la Cuba del siglo XXI dedica el trato punitivo propio de una amenaza a la seguridad del Estado.
Cuando lo dejaron libre en 2015, despu¨¦s de una huelga de hambre, El Sexto viaj¨® por distintos pa¨ªses y explic¨® en una charla que en sus comienzos defini¨® su postura pol¨ªtica como artista como respuesta a la propaganda oficial, abundante en la isla: ¡°Si ellos tienen derecho a violar mi espacio visual, yo tambi¨¦n tengo derecho a violar su espacio visual¡±, sostuvo.
A?os atr¨¢s estaban en auge las proclamas gubernamentales pidiendo la vuelta de cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos por espionaje. Los denominaban Los Cinco H¨¦roes. Fue ah¨ª cuando Maldonado se puso su apodo ¡ªEl Sexto¡ª y sali¨® a grafitearlo.
¡°Danilo dice que el arte tiene que ser valiente y tratar de impactar a la gente¡±, explica desde La Habana su novia, Alexandra Mart¨ªnez, una periodista cubanoamericana que conoci¨® en Miami. Dice que El Sexto es fan de Estopa y de Joan Manuel Serrat. Cuenta lo impresionado que qued¨® cuando fue a Nueva York y visit¨® el estudio del artista Julian Schnabel, director de Antes que anochezca, la pel¨ªcula sobre Reinaldo Arenas, el poeta cubano que muri¨® de sida en el exilio, y de Basquiat, sobre el creador que empez¨® su carrera escribiendo SAMO, acr¨®nimo ingl¨¦s de ¡°siempre la misma mierda¡±, por las calles de Manhattan.
A su pareja le gusta un dibujo que hizo en su ¨²ltima estancia carcelaria. Se titula Cementerio de hombres vivos. Es una litera de tres pisos con un hombre en el inferior, el del medio vac¨ªo y una cucaracha en el superior. ¡°Alguien¡±, dice su madre, sacaba de la c¨¢rcel las hojas en las que pintaba y las iban publicando en su p¨¢gina de Facebook. Ten¨ªan un estilo surrealista. Tambi¨¦n escribi¨®. Habl¨® de sus pesadillas ¡ªguardias zoomorfos que lo maltratan¡ª, tom¨® apuntes del lenguaje de los presos ¡ª¡°la jodienda: sin¨®nimo de comida¡±¡ª y dirig¨ªa mensajes a su p¨²blico ¡ª¡°sigo sin recibir noticia de mi caso¡±, ¡°dibujo poco por mi alergia, el exceso de humedad y la falta de luz¡±, ¡°el jefe de unidad me golpe¨®¡±, ¡°solo el c¨®smico sabe del verdadero prop¨®sito de este calvario¡±¡ª.
La se?ora Machado cuenta que en el expediente del caso se registr¨® que el coste de borrar la pintada de su hijo en el Habana Libre fue de 27 pesos cubanos, 1,01 d¨®lares. ¡°Pero no le perdonan lo que pint¨®¡±, dice. Maldonado escribi¨® un d¨ªa desde prisi¨®n: ¡°Imag¨ªnense cu¨¢ntas personas se r¨ªen de m¨ª. Ya soy famoso en c¨¢rceles y prisiones¡±. Fidel Castro se fue. Las rejas permanecen.
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