Los petardos espa?oles son para exportar

Esta es una historia de tiempos mejores, o de unos tiempos similares en los que el dinero iba a otros bolsillos. Como ayer, anteayer y el mes pasado, Jos¨¦ Rausell lleva todo el d¨ªa en su empresa. Igual que hace 40 a?os, cuando de ni?o pasaba los d¨ªas en la finca donde su abuelo mont¨® la pirot¨¦cnica Rausell, ni siquiera alcanzaba a colocar las mechas y se acercaba en bici con su primo y ahora socio. Igual que en 1998, cuando vio c¨®mo qued¨® todo tras la explosi¨®n de un molino mezclador. Igual que en todos esos veranos de vacaciones negadas, porque cuanta m¨¢s fiesta m¨¢s trabajo. Jos¨¦ Rausell tambi¨¦n estaba all¨ª, cuando hace unas semanas, a primera hora de la ma?ana, lleg¨® una inspecci¨®n de la Guardia Civil. Sentado en su despacho, donde reconoce no verle sentido a tanta preocupaci¨®n para ganar un sueldo normal, comenta en voz alta: ¡°No me dar¨ªa ninguna pena dejarlo¡±.

Desde el a?o 2002 ha descendido casi un 20% el n¨²mero de personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas que tributan en el Impuesto de Actividades Econ¨®micas bajo el ep¨ªgrafe de ¡°fabricaci¨®n de art¨ªculos pirot¨¦cnicos, cerillas y f¨®sforos¡±, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria a los que ha accedido EL PA?S por la Ley de Transparencia. Quedan 130 registrados. Algunos son aut¨®nomos, y otros grandes sociedades con decenas de trabajadores.

Rausell la forman, con su apellido, dos aut¨®nomos, y siete trabajadores contratados. ¡°Los pirot¨¦cnicos siempre decimos que tenemos un pie en la c¨¢rcel y otro en la tumba¡±, explican mientras ense?an las naves en las que los operarios tratan la p¨®lvora, inmersos en los productos para los correbous, cerca de B¨¦tera, en Valencia. La mayor¨ªa de los productos que salen de aqu¨ª son para el profesional.

Lo que aprieta, coinciden los pirot¨¦cnicos valencianos entrevistados, es la ca¨ªda de los presupuestos en los pueblos y ?de nuevo? el producto chino, que llega a precios mucho m¨¢s baratos. ¡°A tres euros y medio no pagamos, de verdad, ni la materia prima¡±, comentan los Rausell. Espa?a ha estado entre los cuatro mayores exportadores de material pirot¨¦cnico del mundo, al menos en los ¨²ltimos cinco a?os. Las cifras anuales rondan los 10 millones de euros, seg¨²n la base de datos Comtrade de la ONU. China, intocable, ha llegado a superar los 700 millones de euros en un solo a?o.

Cuando los recortes en fiestas de la crisis trajeron una reducci¨®n de los presupuestos en cohetes, quien viv¨ªa de ello se resinti¨® o cerr¨®. Quien exportaba, por otro lado, sigui¨® exportando. Quien sal¨ªa de gira por los pueblos segu¨ªa saliendo, pero cobrando menos. En ¨¦pocas de mirar con lupa el dinero p¨²blico, quien pone m¨¢s p¨®lvora sobre la mesa, m¨¢s contratos se lleva. El criterio m¨¢s f¨¢cil de medir en los espect¨¢culos pirot¨¦cnicos son los kilos. Los colores, materiales biodegradables o el tempo no se miden.

"Los pirot¨¦cnicos siempre decimos que tenemos un pie en la c¨¢rcel y otro en la tumba¡±

La normativa de seguridad actual sobre art¨ªculos pirot¨¦cnicos y cartucher¨ªa ?que obliga, por ejemplo, a tener los almacenes de productos terminados o a identificar a cualquier persona que entra en los talleres? ha supuesto y supondr¨¢ grandes inversiones para los pirot¨¦cnicos. ¡°Cuando mi padre se retir¨®, esto se llevaba con una libreta. No hab¨ªa ni que entregar papeles a nadie. Nosotros para 2020 tenemos que gastarnos al menos 30.000 euros en alarmas¡±, cuenta Jos¨¦ Rausell. ¡°Si a mi padre se le daba por hacer una carcasa nueva esa ma?ana, la hac¨ªa¡±, rememora, al tiempo que recuerda que todos los procedimientos est¨¢n tan catalogados que el conocimiento, al menos, no se perder¨¢ con las generaciones que cierren.

En estas condiciones se han mantenido los pirot¨¦cnicos. De las 38.577 empresas consideradas artesanas en Espa?a, siete de cada diez son en realidad aut¨®nomos. Del resto, casi el 98% son compa?¨ªas con menos de 10 trabajadores, seg¨²n datos de?Fundesarte, que en su informe Situaci¨®n de la artesan¨ªa en Espa?a explica estas cifras. Y es que la artesan¨ªa en Espa?a es algo personal o familiar. Es una realidad que constata esta serie de reportajes que ha visitado a los armeros de escopetas de Eibar, a los creadores de imaginer¨ªa cristiana de Olot, a los botijeros de La Rambla cordobesa o a los peleteros madrile?os.

Una de esas familias que comenzaron un negocio artesano en el siglo XIX son los Caballer de Valencia. Cuenta Richard Sennett en el ensayo El artesano que el maestro ¡°basaba su autoridad en la transferencia de habilidades, [¡­] en el conocimiento que pod¨ªa transmitirse por imitaci¨®n, el ritual y la subrogaci¨®n¡±. Con la teor¨ªa ya aprendida, la familia se separ¨® para fundar sus propias empresas al pasar el tiempo.

Ricardo Caballer aporta la parte positiva al sector. Cuenta que con respecto a hace 15 a?os su empresa, Ricasa, ha doblado tanto las cifras de facturaci¨®n como las de empleados, que hoy son 82. En verano, como ahora, se contratan adem¨¢s algunos freelance. Su empresa, que identifica como la mayor pirot¨¦cnica del pa¨ªs por facturaci¨®n, ha llevado a cabo espect¨¢culos en unos 80 municipios espa?oles este verano. San Sebasti¨¢n, El Escorial, Altea¡­ Su cifra de negocio nacional supone, seg¨²n sus c¨¢lculos, el 15% de la facturaci¨®n de su empresa. Estados Unidos, Jap¨®n y Alemania son algunos de sus principales destinos fuera. La mayor¨ªa de los fuegos artificiales los env¨ªan para que los instalen otros profesionales.?

¡°Nuestro producto es de mejor calidad. Continuamos siendo una parte ¨ªnfima con respecto a China. Pero con que el 1% de los compradores de productos pirot¨¦cnicos quiera algo distinto, sabemos que ese porcentaje va para nosotros¡±, explica Caballer. A esas exportaciones se agarra, porque cuenta que su empresa ejecuta espect¨¢culos en el doble de pueblos espa?oles que hace 15 a?os pero factura la mitad. Los sigue haciendo porque a la cartera de clientes no se les cuelga el tel¨¦fono y cree en la recuperaci¨®n. La estimaci¨®n econ¨®mica se corresponde con los c¨¢lculos de cabeza y memoria que hacen los Rausell: ¡°Por lo que antes se pagaba casi 25.000 euros ahora igual se presupuestan 10.000¡±.

Otra empresa surgi¨® de la separaci¨®n de los herederos de la empresa originaria, la pirot¨¦cnica de Vicente Caballer. Dice su web que tiene las mayores instalaciones de Europa, y es donde recibe al periodista el d¨ªa que se ha hecho p¨²blico que su empresa, con cerca de 40 trabajadores, ha sido declarada en concurso de acreedores. Algo que, seg¨²n Caballer, puede alegrar a parte de su competencia. ¡°Hoy alguno se come una buena paella¡±, comenta resignado.

A su lado est¨¢ sentada su hija Bego?a. Prefiere no hablar de cifras hasta que las d¨¦ a conocer el procedimiento legal, pero comenta: ¡°Vemos futuro en el importador; creemos que quien se dedique a ello es quien saldr¨¢ adelante¡±. Sus cifras de exportaci¨®n tambi¨¦n rozan el 85%, afirman, y eso conlleva que no tendr¨ªa sentido que importase a Espa?a producto chino alguien que vive de exportar. Vicente, ya jubilado, est¨¢ delante de decenas de premios y condecoraciones, con un libro de hace una d¨¦cada que muestra sus reconocimientos y varias fotos con pol¨ªticos en los balcones del Ayuntamiento de Valencia, contesta a su hija: ¡°Es la peor ¨¦poca de todas las que he trabajado¡±.