¡°Un extra puede matar una pel¨ªcula¡±
Alexander Payne relata en Venecia el largo proceso de creaci¨®n de ¡®Una vida a lo grande¡¯
Le dijeron que no dos veces. Por la misma raz¨®n. El guion les gustaba, funcionaba. Ten¨ªa un ¨²nico, insospechado, defecto: ¡°Es demasiado inteligente¡±. As¨ª rechazaron sendos ejecutivos de Hollywood el nuevo proyecto de Alexander Payne (Omaha, 1961), seg¨²n relata ¨¦l mismo. Tal vez m¨¢s de un espectador se sienta ofendido por la visi¨®n que los grandes estudios parecen tener del p¨²blico. Pero el caso es que Una vida a lo grande no encajaba es ese ¡°modelo¡±, en palabras del director, donde todo es s¨²per (h¨¦roes, presupuestos, sagas, promoci¨®n¡), para que los ingresos sean igual de colosales. Hasta que, al fin, Payne dio con un alma gemela. ¡°No tiene sentido en el papel, pero lo har¨¢ en la pantalla¡±, le dijo un distribuidor. ¡°Esa frase encierra la historia de mi vida¡±, sonr¨ªe el director.
Su sorna caracteriza todo el encuentro con un grupo de periodistas. Acaba de inaugurar el festival de Venecia, pero se le ve como por su casa. Salvo por la americana, que se quita enseguida. Entra en la habitaci¨®n, se presenta uno por uno a todos los redactores. Pregunta si, por lo menos, ¡°alguien se ha re¨ªdo¡± en la proyecci¨®n. Y arranca la charla.
-?Cu¨¢nto tienen que ver sus ra¨ªces griegas en la pel¨ªcula?, le plantea un redactor de ese pa¨ªs.
-Ni idea.
Risas. Ni ha pasado un minuto y el hechizo Payne ya es efectivo. Y entonces el cineasta explica por qu¨¦ Una vida a lo grande le ha costado tanto. Empez¨® a concebirlo tras Entre copas, en 2004. Se pas¨® siete a?os sin estrenar nada. Y al final, en vez de este filme, sac¨® de la chistera Los descendientes. ¡°El guion era dificil¨ªsimo. Estaba claro el concepto, pero ?c¨®mo resumirlo en dos horas? Y luego fue imposible de financiar. Aprend¨ª que hay que ser persistente¡±. Se plante¨®, por la duraci¨®n, convertirlo en una serie. Pero prefer¨ªa ¡°el cine y la imagen m¨¢s grande¡±. Aun asi la f¨¢bula de c¨®mo los humanos optan por reducir su tama?o para consumir menos precis¨® su filme m¨¢s caro hasta la fecha.
Payne no aclara el presupuesto ¡ª¡°entre 10 y 100 millones¡±¡ª pero lo cierto es que un cineasta acostumbrado a rodar andanzas cotidianas ancladas al territorio se lanza a la ciencia-ficci¨®n. De forma m¨¢s ¨ªntima y sugerente, de acuerdo. Pero con efectos especiales (¡°?quitan much¨ªsimo tiempo!¡±) y un esfuerzo agotador. ¡°Estoy a cero ahora mismo, no tengo ning¨²n guion ni nada. ?Nunca m¨¢s perseguir¨¦ el filme de mis sue?os!¡±, afirma. Tanto que no quiere otro proyecto de esta magnitud: ¡°Por dios, ?no!¡±.
Incluso a lo grande, eso s¨ª, el director mantuvo sus reflexiones y su estilo tragic¨®mico: ¡°Tratamos de ir m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero, a las ra¨ªces de la historia y los personajes¡±. Por eso, Una vida a lo grande habla tambi¨¦n de la injusticia, la desigualdad, los muros y las certezas ciegas. Tampoco Payne cambi¨® su manera de ser en el set. ¡°Se tomaba un momento para hablar con cualquiera¡±, recuerda la actriz Hong Chau. ¡°Me interesa, y soy curioso. Pero es tambi¨¦n ego¨ªsmo. Una vez que est¨¢s rodando ellos, el equipo, son la pel¨ªcula. Un extra puede matar un filme¡±, explica ¨¦l.
Un gran actor, en cambio, lo ayuda. ¡°Matt Damon es la ¨²nica estrella estadounidense de su edad que puede retratar a cualquier hombre¡±, alaba a su protagonista Payne. Y admite que trat¨® de sumar a su reparto otro divo m¨¢s: ¡°Contact¨¦ a Javier Bardem, quiero trabajar con ¨¦l¡±. Tiene todo el sentido. Esta vez, incluso en el papel.
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