Catalu?a (no) es un sainete

A Ventura Pons hay que reconocerle un m¨¦rito: las ansias de seguir haciendo un cine de guerrilla, a pesar de sus 72 a?os y de que las condiciones de producci¨®n y la relevancia de sus pel¨ªculas se han ido reduciendo al m¨ªnimo en los ¨²ltimos a?os, asentado en la estricta actualidad. Atr¨¢s han quedado sus mejores tiempos, sus visitas casi anuales a las secciones oficiales del Festival de Berl¨ªn, y sus excelentes adaptaciones teatrales y literarias; la ¨¦poca de, entre otras, El porqu¨¦ de las cosas (1994), Caricias (1998) y Amigo/amado (1999). Pero aqu¨ª sigue, y a estreno por temporada.

Cuanto m¨¢s grande, mejor, su und¨¦cima pel¨ªcula en los ¨²ltimos 10 a?os, lo que da cuenta de su encomiable sistema de trabajo, est¨¢, sin embargo, muy por debajo de sus niveles habituales, incluso de los m¨¢s discretos de sus trabajos. Alejado esta vez del demostrado brillo de algunos de los relatos y textos teatrales adaptados en los ¨²ltimos a?os (Lu?sa Cunill¨¦, Quim Monz¨® y Josep Maria Mir¨® le otorgaban, al menos, un peso narrativo previo), Pons, tambi¨¦n guionista en solitario, acude a la m¨¢s rabiosa actualidad, pero sin trascender en ninguno de los muchos temas a los que pretende hincar el diente con su comedia sainetesca. La dicotom¨ªa entre el castellano y el catal¨¢n, la estafa de las preferentes de los bancos, la CUP, Ciudadanos, los desmanes del turismo, 13 TV, el independentismo, el movimiento LGTB, la corrupci¨®n, los ajustes de cuentas entre las mafias chinas de las tiendas, el yihadismo y hasta un antiguo agente del CNI van apareciendo en la pel¨ªcula, pero con una indolencia que no pasa del rancio costumbrismo.

Las porteras de dos edificios de vecinos ejercen de hilo conductor de una pel¨ªcula coral, sello de estilo en la obra de Pons, en la que la presencia de Pedro Ruiz como uno de los protagonistas, interpretando a un cura con frenillo, forzando dicci¨®n y tono de voz, parece surgida de su programa de los a?os ochenta Como Pedro por su casa a trav¨¦s de un rid¨ªculo t¨²nel del tiempo. De modo que si la intenci¨®n era que esa heterog¨¦nea comunidad de residentes ejerciera de microcosmos del estado de la situaci¨®n contempor¨¢nea en toda Catalu?a, el fracaso es rotundo.