¡°Necesito a Dante para mi salud espiritual¡±
El escritor Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional de Argentina, recibe el premio Formentor con una defensa de la lectura
Como Walter Benjamin, a Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) le precede la fama de su biblioteca, as¨ª que, inspirado por el pensador alem¨¢n, el escritor argentino-canadiense ha convertido el trance de almacenar su vasta colecci¨®n de 35.000 vol¨²menes en una reflexi¨®n sobre la lectura, la acumulaci¨®n y la memoria. Dando la vuelta al t¨ªtulo de un c¨¦lebre texto de Benjamin, Manguel ha escrito en ingl¨¦s una suerte de autobiograf¨ªa libresca llamada Mientras embalo mi biblioteca (Alianza, con traducci¨®n de Eduardo Hojman), a partir de la experiencia ¡°traum¨¢tica¡± de una mudanza.
El autor se vio obligado hace tres a?os a abandonar su casa, situada en el antiguo presbiterio de Mondion, pueblo cercano a Poitiers (Francia). Aquel fue el lugar en el que, tras mucho trotar por el mundo (Argentina, Italia, Reino Unido, Israel, Tahit¨ª, Canad¨¢), pareci¨® al fin posible echar ra¨ªces con sus libros¡ hasta que no tuvo m¨¢s remedio que empaquetarlos con gran pesar para enviarlos al ¡°dep¨®sito de su editora canadiense en Montreal¡±, donde a¨²n permanecen en sus cajas.
¡°Solo me llev¨¦ conmigo una edici¨®n en tres vol¨²menes de la Divina Comedia; necesito a Dante para mi salud espiritual¡±, record¨® Manguel ayer en los jardines del Hotel Formentor, en Mallorca, donde recibi¨® anoche el premio Formentor de las Letras, dotado con 50.000 euros. Con un erudito discurso en el que se remont¨® a los or¨ªgenes de la escritura, inaugur¨® la d¨¦cima edici¨®n de las conversaciones literarias que cada septiembre se mantienen aqu¨ª. ¡°Hay un texto de Borges, Las u?as, donde habla de c¨®mo estas le siguen creciendo a un muerto¡±, continu¨® Manguel. ¡°Es lo mismo con mi biblioteca, que debe de estar por los 40.000 vol¨²menes. A¨²n en su tumba, sigue creciendo¡±.
La sombra del autor de El Aleph, a quien trat¨® como a un maestro en la adolescencia, se hizo inevitable. A ambos les unen muchas cosas m¨¢s all¨¢ de la fama de enciclop¨¦dico lector. Como Borges hizo a partir de 1955, Manguel dirige desde hace un a?o la Biblioteca Nacional de Argentina, ofrecimiento que le lleg¨® de la Administraci¨®n Macri tras la mudanza. Perdi¨® sus decenas de miles de libros, pero gan¨® los millones que atesora la instituci¨®n en Buenos Aires.
Su nombramiento, precedido por el despido de 240 trabajadores, fue recibido airadamente por un sector. Hoy, afirma, los ¨¢nimos est¨¢n m¨¢s apaciguados. ¡°Los partidarios del Gobierno anterior quer¨ªan que la biblioteca siguiese siendo sectaria y de su signo, obviamente¡±, explica en una conversaci¨®n con EL PA?S y La Vanguardia. ¡°Pero eso se calm¨®. La mayor parte se dio cuenta de que yo estaba ah¨ª como administrador para hacer m¨¢s eficaz la biblioteca. Desgraciadamente, en Argentina hay poco di¨¢logo y mucho enfrentamiento sectario¡±.
El reflejo borgeano no se agota en lo laboral, el escritor tambi¨¦n fue distinguido con el Formentor en su primera encarnaci¨®n, cuando fue concedido en este mismo lugar entre 1961 y 1967 a autores como Beckett, Gombrowicz o Bellow. Tras la resurrecci¨®n del premio en 2011, la lista se ha nutrido de nombres como Javier Mar¨ªas, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo o Enrique Vila-Matas.
¡°No s¨¦ muy bien por qu¨¦ me han dado este premio, yo no me lo dar¨ªa, aunque estoy muy agradecido. Ser¨ªa muy mal lector si dijera que me encuentro en la misma estanter¨ªa que Borges¡±.
Y entonces, ?a qui¨¦n se lo conceder¨ªa? ¡°Norman Manea, Cees Nooteboom, Anne Carson, Margaret Atwood¡¡± ?Y qu¨¦ escritores encuentra sobrevalorados? ¡°Solo citar¨¦ muertos: Azor¨ªn, Lope de Vega, Gald¨®s, salvo Misericordia y Fortunata y Jacinta. Y Bola?o. Tiene dos novelitas que est¨¢n bien (Nocturno de Chile y Estrella distante), pero 2666 y Literatura nazi en Am¨¦rica son obras escritas sin pensar; diarreas verbales. Hay una tendencia, sobre todo en Am¨¦rica Latina, a escribir sin corregir¡±.
La banalidad de lo digital (¡°No creo en la literatura virtual como no creo en el sexo virtual¡±), el ¡°uso perezoso del idioma¡± o la distorsi¨®n de la realidad que practica Trump tambi¨¦n preocupan a Manguel. ¡°Cuando opone a los hechos verdades alternativas hace algo muy distinto de lo que pretende la literatura, que brinda una visi¨®n m¨²ltiple. Trump niega el reportaje de los sentidos, y eso es lo peligroso¡±.
"Verdad", y no cualquier otra, fue anoche la ¨²ltima palabra de su discurso de aceptaci¨®n del premio.
Babelia
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