Al Pa¨ªs Vasco se llega bailando

Las artes son un viaje, el que hace que el espectador se traslade al momento y al lugar donde ocurre lo que se cuenta. Oskara es un viaje, uno en el que se encuentran la danza tradicional vasca de la compa?¨ªa Kukai Dantza y el lenguaje coreogr¨¢fico de Marcos Morau, de La Veronal. El viaje que Morau realiz¨® para empaparse de la cultura de Euskadi. Dos a?os de preparaci¨®n para llegar al destino final: un box de hospital donde se presenta la escena: ¡°Ocho de la ma?ana. Cad¨¢ver masculino. Causa de la muerte: hemorragia cerebral¡­¡±

Oskara lleva ya un recorrido: m¨¢s de a?o y medio de gira (y lo que le queda: Tudela, Ir¨²n, Castell¨®n, Murcia¡­) y tres premios al mejor espect¨¢culo de danza, al mejor elenco y al mejor vestuario, en la pasada edici¨®n de los Max en la que era favorito con siete nominaciones. Pero este montaje llega este jueves a Madrid para inaugurar la tercera edici¨®n del festival danza_MOS en el Centro Cultural Conde Duque, solo un d¨ªa y con las entradas agotadas desde hace m¨¢s de una semana. Una parada demasiado fugaz.

El director, Jon Maya, sabe que no es f¨¢cil la circulaci¨®n de espect¨¢culos y aunque reconoce que este no es muy comercial, ¡°es m¨¢s que aceptable para el circuito actual de las artes esc¨¦nicas¡±, dice quien fund¨® Kukai hace 15 a?os, en los que la compa?¨ªa ya tiene una solera probada, con una base muy s¨®lida en el Pa¨ªs Vasco.

Regresando a la escena inicial: ¡°Partes del cerebro fuertemente da?adas¡­¡± En ese cubo blanco se enmarca lo que all¨ª ocurre. No se usa el escenario entero, la energ¨ªa se concentra en un cuadrado de cinco por siete metros, lo que fomenta la uni¨®n entre bailarines, cantante y camilla, objeto fetiche de Morau, que reconoce tener una fijaci¨®n por usar elementos hospitalarios en sus trabajos. El premio nacional de danza en 2013 lo tuvo claro con Oskara: ¡°La fragilidad de la cultura, de ah¨ª ese hospital¡±.

En ese viaje entre elementos reconocibles como la pelota o personajes caracter¨ªsticos de distintos carnavales vascos como un joaldun o dos zaku zaharrak, se suceden los pasos tradicionales, muy f¨ªsicos, con mucho salto y el movimiento roto t¨ªpico de Morau. Dos lenguajes que convergen para construir un dialecto nuevo, esto ocurre tambi¨¦n en los viajes cuando se inventan distintas maneras de entenderse entre quienes no hablan el mismo idioma. La compa?¨ªa de Renter¨ªa se puso en contacto con Morau porque trabajaba geograf¨ªa y danza, ya hab¨ªa hecho piezas sobre Islandia o Siena. Quer¨ªan un punto de vista distante que leyera su cultura y ah¨ª se embarc¨® el core¨®grafo que ten¨ªa claro que no iba a hacer una pieza pronacionalista, ni un canto al Pa¨ªs Vasco. ¡°A nivel formal y pl¨¢stico Euskadi tiene un peso muy fuerte, lo que me interesa es la cultura, preservar lo que hemos heredado y dejar algo para despu¨¦s¡±, explica Morau. Esto coincide con uno de los textos proyectados: ¡°Durante muchos siglos, las decisiones de unos han marcado el camino de otros. Nuestras decisiones determinar¨¢n el camino de otros¡±.

Esta parada de Oskara en Madrid se repetir¨¢ a mediados de octubre, en la 26? edici¨®n del Festival de Cine de Madrid, donde se ha programado el documental que se rod¨® sobre el proceso de creaci¨®n de esta pieza y al que acompa?an tres bailarines que danzan durante la proyecci¨®n. El caso es viajar y bailar¡­