Knut Hamsun, en el lado salvaje
La traducci¨®n de la ¨²ltima novela del escritor noruego devuelve el esplendor a una obra oscurecida por sus simpat¨ªas con el nazismo
Habr¨ªa que haber estado all¨ª, en 1888 cuando empez¨® a publicarse de manera an¨®nima ¡®Hambre¡¯, para conocer de cerca el brutal impacto de una obra que lleg¨® como un hurac¨¢n para abrir caminos radicalmente nuevos a la literatura. Lo que hizo Knut Hamsun en aquella novela era darle la palabra a un hombre que s¨®lo consegu¨ªa alimentarse en contad¨ªsimas ocasiones, cuando lograba colocar alguna pieza en un peri¨®dico, cuando empe?aba alguna de sus escas¨ªsimas pertenencias, cuando le ca¨ªa un golpe de suerte. Y que, mientras tanto, iba de un lado a otro dando tumbos por Christiania, la capital de Noruega que s¨®lo m¨¢s tarde recuperar¨ªa el nombre de Oslo. No hab¨ªa mucho m¨¢s. El tipo que se levanta en su buhardilla y que luego sale a la calle para saber si va a conseguir llevarse algo a la boca un d¨ªa m¨¢s para poder sobrevivir, y que en alg¨²n momento confiesa: ¡°Me olvido de d¨®nde estoy, parezco una escoba solitaria en medio del mar con el agua bramando y alborotando alrededor de ella¡±. Lo que todav¨ªa hoy sigue impactando de aquella vibrante narraci¨®n es su c¨¢ndida ligereza, como si las terribles circunstancias por las que pasa el narrador no fueran nada m¨¢s que un min¨²sculo contratiempo.
Casi cincuenta a?os despu¨¦s, en 1936, apareci¨® El c¨ªrculo se ha cerrado, la ¨²ltima novela de Hamsun, que estos d¨ªas se publica en Espa?a en N¨®rdica traducida por Kirsti Baggethun y Asunci¨®n Lorenzo. En este caso no hay un ¨²nico personaje que vaga a la deriva sino las circunstancias de un remoto pueblo noruego, y la historia de Abel, el hijo del farero y de su mujer alcoh¨®lica. Pero a este le ocurre, de alguna manera, lo que al narrador de Hambre (Ediciones de la Torre), que no tiene la menor consideraci¨®n por las adversidades, que no pretende hacer carrera alguna, ni agitarse, ni tomarse nunca demasiado en serio. Y lo dice en alg¨²n momento de la novela: ¡°Debemos mostrarnos indiferentes ante todo, no dejar que nada nos perturbe, as¨ª transcurrir¨¢ el tiempo¡±.
Knut Hamsun (Lomnel Gudbrandsdal, 1859-Grimstad, 1952), nacido Pedersen, proced¨ªa de una familia campesina y estuvo siempre marcado por la llamada del terru?o y por una manifiesta aversi¨®n a las grandes ciudades. Desempe?¨® los oficios m¨¢s diversos para ganarse la vida, de zapatero a vendedor ambulante pasando por picapedrero, entre otros muchos, y fue reculando en distintos lugares de Noruega. Emigr¨® a Estados Unidos en 1882, y cuando regres¨® a casa en 1888 la publicaci¨®n de Hambre lo catapult¨® de inmediato a la fama.
Desde entonces no dej¨® de escribir; en 1920 recibi¨® el Premio Nobel por La bendici¨®n de la tierra. Thomas Mann, en el homenaje que le dedic¨® cuando cumpl¨ªa setenta a?os en 1929 (Textos cr¨ªticos, Navona), habl¨® de ¡°lo avanzado, la exquisitez, la piller¨ªa de sus recursos y el conservadurismo campesino de sus convicciones¡±. Su escritura lleg¨® como una tromba para cambiar la literatura, pero ¨¦l no dio nunca se?ales de ser un hombre progresista.
Al contrario. Era un individualista feroz, con un punto aristocr¨¢tico, que abominaba de la industrializaci¨®n y desde?aba la democracia. Estuvo del lado de Alemania en la I Guerra Mundial, el imperio brit¨¢nico le produc¨ªa una alergia instant¨¢nea desde su participaci¨®n en la guerra de los b¨®ers, era visceralmente anticomunista. As¨ª que, en los a?os treinta, Hamsun se decant¨® abiertamente por Vidkun Quisling, el hombre que encarn¨® en Noruega el proyecto totalitario del nazismo. ¡°Los alemanes est¨¢n luchando por nosotros¡±, afirm¨® cuando se desat¨® la furia del Tercer Reich.
Hamsun le regal¨® a Joseph Goebbels su medalla del Premio Nobel en 1943. Durante ese mismo a?o tuvo la oportunidad de entrevistar a Hitler. Era ya un hombre mayor y cuentan que puso furioso al F¨¹hrer porque se salt¨® el gui¨®n y le pidi¨® que destituyera al comisario que el Reich hab¨ªa nombrado en Noruega. Sea como sea, el 7 de mayo de 1945 le dedic¨® en un peri¨®dico un fervoroso elogio tras su reciente suicidio, recogido en Textos de la infamia (Berenice): ¡°Era una figura reformadora de primer orden¡±, escribi¨®, ¡°y su destino fue el de actuar en una ¨¦poca de brutalidad sin parang¨®n que al final lo derrot¨®¡±. Unas l¨ªneas antes hab¨ªa afirmado que Hitler hab¨ªa sido ¡°un guerrero por la humanidad¡±.
Los noruegos lo rechazaron abiertamente cuando termin¨® la guerra, y en muchas ciudades se quemaron sus obras. Las autoridades tuvieron que recluirlo en un hospital psiqui¨¢trico. Fue juzgado y condenado a pagar una cuantiosa multa por estar afiliado al partido de Quisling y por su apoyo a los alemanes; fue absuelto, sin embargo, de una conexi¨®n directa con el partido nazi. Sus abominables simpat¨ªas pol¨ªticas han terminado por oscurecer en parte su obra, como ha ocurrido con algunos grandes de la literatura del siglo XX: Ezra Pound, Gottfried Benn, Louis Ferdinand C¨¦line. Y, a pesar de todo, la profunda verdad que destila su obra, y que tanto influy¨® en escritores tan distintos como Kafka o Hemingway, Isaac Bashevis Singer o Henry Miller y Charles Bukowski, sigue permaneciendo intacta. ?se es, seguramente, el gran misterio de la literatura.
Un gran cactus al aire libre
Frente a Hambre, la novela que lo hizo c¨¦lebre y que tiene algo de mon¨®logo obsesivo de un tipo que se est¨¢ quedando en los huesos ("Me toque las mejillas: flaco, desde luego, claro que estaba flaco; las mejillas asomaban como dos peque?os platos con el fondo hacia dentro; ?Dios m¨ªo!"), lo que Hamsun propone en El c¨ªrculo se ha cerrado es una radiograf¨ªa certera de los avatares de un peque?o lugar costero perdido en el norte de Noruega. Existe una pistola, que alg¨²n d¨ªa se dispara, y hay un mont¨®n de personajes, y sus historias dom¨¦sticas y vulgares. A veces est¨¢n arriba, a veces est¨¢n abajo. Se aman, se odian, se desprecian, tienen celos, se traicionan, son a ratos felices y a ratos desgraciados, tienen sus ambiciones que a veces se tuercen, sue?os rotos, a ratos momentos violentos. El hilo conductor es Abel, un hombre que guarda un secreto: "Los dem¨¢s nos convertimos en lo que peque?os que somos porque somos corrientes. ?l viene de una tierra fronteriza que nos es desconocida".
"La oscuridad me encubr¨ªa; todo estaba silencioso, todo. Pero arriba en las colinas soplaba la eterna canci¨®n, el tiempo, ese distante zumbido sin tono que nunca se calla". contaba el narrador de Hambre. Y ese tiempo es tambi¨¦n el protagonista de El c¨ªrculo se ha cerrado. Todo termina por cambiar, para qu¨¦ afanarse, la vida est¨¢ llena de menudencias, qu¨¦ importa. Un d¨ªa Abel habla de un gran cactus al aire libre. Dice que "son m¨¢s extra?os que todas las dem¨¢s criaturas deformes, porque su naturaleza es ser deforme". Ese cactus bien podr¨ªa ser el hombre moderno. Ese ser deforme al que Knut Hamsun consagr¨® toda su literatura.
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Autor:?Kunt Hamsun.
Editorial:?N¨®rdica?(2017).
Formato:?tapa blanda (350 p¨¢ginas).
Babelia
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