Cuando Nueva York volvi¨® a ser la meca del rock moderno
Un libro analiza la ¨²ltima gran escena de la ciudad, surgida en garitos entre 2001 y 2011 y que volvi¨® a captar la atenci¨®n mundial con The Strokes, Interpol y Yeah Yeah Yeahs
Hubo una ¨¦poca en la que el rock neoyorquino dej¨® de resultarle fascinante al resto del mundo. En los noventa contaba con bandas sobresalientes como Sonic Youth, Luna o Jon Spencer Blues Explosion, pero nada era ya como cuando New York Dolls o Suicide escribieron en sus calles m¨¢s olvidadas uno de los m¨¢s fabulosos cap¨ªtulos de la historia del rock. A partir de 2000, Nueva York consigui¨® sobreponerse al grunge y al britpop, y la m¨²sica que se hac¨ªa en sus antros volvi¨® a captar la atenci¨®n global. Gracias a The Strokes, el rock alternativo volv¨ªa a ser algo excitante, y no solamente en Nueva York. El mundo prest¨® atenci¨®n y descubri¨® entusiasmado a The White Stripes, The Kills, The Libertines¡ Un nuevo escenario que a?os despu¨¦s ser¨ªa conquistado por nombres como Kings of Leon y The Killers.
Ahora, cuando parece improbable que hechos as¨ª de determinantes vuelvan a darse en la m¨²sica pop, se publica Meet me in the Bathroom, la historia oral de ese renacer. Sucedi¨® entre 2001 y 2011, la ¨²ltima d¨¦cada que puede considerarse prodigiosa seg¨²n los par¨¢metros previos a ella, cuando la industria de la m¨²sica ten¨ªa otra din¨¢mica y los artistas no ten¨ªan que crecer bajo el escrutinio p¨²blico en tiempo real. Miembros de The Strokes, Interpol, Yeah Yeah Yeahs, Moldy Peaches o Liars, periodistas y empresarios dan su versi¨®n de los hechos en un libro que sigue los pasos del cl¨¢sico Por favor, m¨¢tame, que en 1996 cont¨® los entresijos de artistas neoyorquinos como Patti Smith y Ramones, que durante la d¨¦cada de 1970 cambiaron la historia de la m¨²sica.
¡°En t¨¦rminos musicales, en los noventa Nueva York ya no era la ciudad en la que quer¨ªas estar¡±, cuenta Lizzy Goodman, su autora. ¡°El periodista Rob Sheffield explica los motivos en el libro. En la escena americana posterior al grunge, lo que molaba era la idea de que el rock & roll pod¨ªa surgir de cualquier parte, Cleveland, Louisville, Omaha, no hab¨ªa ninguna ciudad lo suficientemente peque?a para la m¨²sica. Nueva York se convirti¨® en algo pasado de moda. Pero a su vez, ese concepto de lo cool tambi¨¦n se extingui¨® y al aparecer ese vac¨ªo, ah¨ª segu¨ªa la Gran Manzana, capacitada para cubrirlo¡±.
El relato de Goodman va m¨¢s all¨¢ de las guitarras, ya que tambi¨¦n incluye a nombres como el de James Murphy, fundador del sello DFA y fact¨®tum de LCD Soundsystem, grupo que fusion¨® rock y baile, creando la obra m¨¢s perdurable e influyente a largo plazo de esa generaci¨®n. Sin embargo, el eje de aquel fen¨®meno fueron The Strokes, glorificados desde el primer momento por la todopoderosa prensa musical brit¨¢nica. Tal como afirma en el libro Jimi Goodwin, de los brit¨¢nicos Doves: "Eran una de esas bandas que hac¨ªa que la gente que los ve¨ªa quisiera formar su propio grupo". "Ellos recogieron los beneficios y sufrieron las desventajas de ser los primeros en la l¨ªnea de salida", apunta Goodman. "Fueron considerados los mejores y los m¨¢s brillantes, la reencarnaci¨®n del cool neoyorquino por excelencia. Fueron el list¨®n por el que los dem¨¢s se med¨ªan y guiaban. Pero tambi¨¦n pasaron a ser los primeros a los que hab¨ªa que destruir".
La historia de Meet me in the Bathroom se fragu¨® en fiestas y clubes; a lo largo de ella, corrientes como el electroclash y el anti-folk se solapan, y el hedonismo ¨C fastuosamente evocado por el t¨ªtulo del libro, tomado de una canci¨®n de Strokes- discurre paralelo a la gentrificaci¨®n de Brooklyn. Sus voces nos hablan del fin de una era para la industria pop, cuyo modelo de negocio es torpedeado por programas como Napster y las descargas gratuitas. Una realidad marcada por el inesperado y brutal punto de inflexi¨®n que trajo el 11-S, hecho que en uno de sus testimonios Nic Offer, componente de Chk Chk Chk, compara con Pearl Harbour. ¡°Fue un acontecimiento que marc¨® tanto la manera de sentir de los neoyorquinos como el modo en que el mundo nos percib¨ªa. Como resultado, los m¨²sicos de la ciudad se convirtieron en embajadores del desaf¨ªo ante la adversidad¡±.
El horror increment¨® la necesidad generalizada de seguir adelante, viviendo y creando. ¡°Tanto DFA como el electroclash compart¨ªan un objetivo ¨Cafirma Murphy en el libro- , crear la ciudad deseada en lugar de quejarnos de lo aburrida que era. Nueva York tiene muchos espectadores esperando que algo ocurra. Si haces algo interesante, la gente prestar¨¢ atenci¨®n¡±. As¨ª ocurri¨®. Y no fue hace tanto, pero ya es historia.
La gran banda olvidada de Nueva York
En su libro, Lizzy Goodman recupera a uno de los grupos olvidados de Nueva York, Jonathan Fire*Eater, que operaron en la segunda mitad de los noventa y terminaron sucumbiendo a la hero¨ªna. "Son importantes para esta historia ¨Cexplica la periodista- porque, aunque apenas tuvieron repercusi¨®n, fueron clave para gente como Interpol y Yeah Yeah Yeahs, y tambi¨¦n para la industria, ante la cual representaron en un caso ejemplar que propici¨® la resistencia inicial por parte de las discogr¨¢ficas hacia las nuevas banda de guitarras de la ciudad". Jonathan Fire*Eater practicaban un rock & roll ¨¢spero en una l¨ªnea no muy lejana a la de Jon Spencer Blues Explosion. Registraron varios ep¨¦s y dos ¨¢lbumes, el ¨²ltimo de ellos, Wolf Songs for Lambs, fue publicado en 1997 por DreamWorks, sello dependiente de Universal. De sus cenizas nacieron varios grupos, pero el ¨²nico que logr¨® forjar una carrera s¨®lida fue The Walkmen.
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Autor:?Lizzy Goodman.?
Editorial:?Faber & Faber (2017).
Formato:?versi¨®n Kindle y tapa dura (645 p¨¢ginas).
Babelia
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