La dama del pantano
Beckett y Maeterlinck se entrecruzan en un poema dram¨¢tico simbolista de Ernesto Caballero, protagonizado por Manuel Galiana y Marta Belaustegui
NOSTALGIA DEL AGUA
Autor: Ernesto Caballero.
Int¨¦rpretes: Manuel Galiana, Marta Belaustegui, Natalia Fern¨¢ndez.
Iluminaci¨®n: Ciru Cerdeiri?a. Vestuario: Margorzata Zak, Eva Iszoro. Escenograf¨ªa: Jos¨¦ Luis Raymond. Direcci¨®n: Jes¨²s Garc¨ªa Salgado.
Madrid. Sala Arapiles 16, hasta el 3 de diciembre.
Un poema dram¨¢tico ambiguo, donde se entrecruzan Beckett y Maeterlinck. Largos a?os in¨¦dito, Nostalgia del agua, de Ernesto Caballero, se ha estrenado por partida doble: en un montaje de Jos¨¦ Mar¨ªa Esbec y en este de Jes¨²s Garc¨ªa Salgado, que saca a la superficie el enorme venero simbolista del texto.
Manuel Galiana y Marta Belaustegui representan dos maneras equidistantes de abordar la interpretaci¨®n. La raigambre stanislawskiana del trabajo de la actriz salta a la vista; el oficio de Galiana, acu?ado sobre las tablas, tambi¨¦n. La direcci¨®n de Jes¨²s Salgado parece centrada en Belaustegui, cuyos movimientos, coreografiados minuciosamente, contrastan con el quietismo de su partenaire. La intensidad introspectiva de la actriz y su despliegue cin¨¦tico, caracter¨ªsticos ambos de la escuela rusa de Vajtangov, frente al oficio aprendido por mimesis, con elaboraci¨®n te¨®rica escasa, de la escuela espa?ola.
Ambos actores son dos archipi¨¦lagos: no se tocan, tampoco con los corazones, pero como sus personajes andan tambi¨¦n aislados, ese transcurrir suyo en paralelo va a favor de la lectura que Salgado hace de la obra. La m¨²sica en vivo, al principio obsesiva (y figurativa, para contrapesar la profusi¨®n simbolista), se vuelve luego discreta y entreverada: la enigm¨¢tica figura de Natalia Fern¨¢ndez, la instrumentista, parece un s¨ªmbolo m¨¢s, como el pueblo anegado del que se habla, el collar de plomo, las carpas pescadas por capricho y la luz de Ciru Cerdeiri?a, que cubre de reflejos acu¨¢ticos la piel de la actriz.
Aunque Belaustegui tiene duende y centra el foco, el momento ¨¢lgido de la funci¨®n lo crea Galiana con su mon¨®logo labrado con tracci¨®n animal, sin apoyatura t¨¦cnica palpable. Entre tanto anhelo y sentimiento tr¨¢gico de la vida que emana el texto, escrito en buen castellano, no vendr¨ªan mal unas gotas de humor. Eficaz, el sencillo dispositivo esc¨¦nico de Jos¨¦ Luis Raymond.
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