Audiolibros: una revoluci¨®n a la Netflix para recuperar lectores

Existe un objeto anal¨®gico que ha soportado mejor que bien el embate de la era digital: el libro. El ara?azo de Internet y las ediciones electr¨®nicas no han conseguido com¨¦rselo, como ha ocurrido, por ejemplo, con los discos. Pero llega otra manera de leer que las editoriales, los autores y los agentes han recibido con menos reservas: escuchando. ?C¨®mo? Con audiolibros. Ya han ganado su cuota desde hace a?os en los mercados anglosaj¨®n, escandinavo y alem¨¢n, principalmente. Dos plataformas preparan ahora su lanzamiento a gran escala en espa?ol: la sueca Storytel y Audible, esta ¨²ltima perteneciente a Amazon, a las que se unen tambi¨¦n Rakuten Kobo y Audioteka, entre otras.

Es el momento adecuado. El contexto y la tecnolog¨ªa, acompa?an. Editores, agentes y autores no reciben la propuesta de u?as ni muestran desconfianza. Pasaron los tiempos del primer intento de popularizar el formato en casetes, como aquel experimento de la Alfaguara de los a?os noventa que puso voz a textos de escritores como Antonio Mu?oz Molina o Rafael Alberti con la ayuda de int¨¦rpretes de la talla de Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Adolfo Marsillach o Charo L¨®pez.

Hoy, dos avances lo hacen mucho m¨¢s accesible y f¨¢cil de usar. ¡°El primero son las plataformas online. Se trata de hacer el Netflix o el Spotify de los libros. Y el segundo, los tel¨¦fonos. Todo el mundo tiene un dispositivo y unos cascos con los que f¨¢cilmente puede ir escuchando las historias en EL transporte p¨²blico, mientras hace tareas en casa o cuando baja al perro¡±, comenta Javier Celaya, responsable de Storytel en espa?ol.

La empresa sueca es un referente en el sector. Cuenta con una biblioteca de 60.000 t¨ªtulos y opera en 15 pa¨ªses. El mercado hispano supone su pr¨®ximo frente dentro de un panorama global con Estados Unidos como l¨ªder. En ese entorno, la cifra de negocio alcanza los 2.000 millones de d¨®lares (unos 1.700 millones de euros). Para no quedar atr¨¢s en otro ¨¢mbito, Storytell ha ido forjando alianzas con grandes grupos como Planeta y Penguin Random House, aparte de varias editoriales independientes para abrir brecha en el mundo global en espa?ol y tambi¨¦n en portugu¨¦s.

La idea es lanzar ya 400 t¨ªtulos con intenci¨®n de que lleguen a 1.000 en un a?o y a 10.000 hacia 2022. ¡°Los expertos prev¨¦n que de tres a cinco a?os, tal como est¨¢n funcionando, los audiolibros copen el 30% del mercado editorial¡±, opina Celaya.

Al otro lado aguarda Audible, pendiente del lanzamiento de Storytel para aumentar su presencia. Adem¨¢s, est¨¢n las ofertas de la canadiense Kobo y de Audioteka, con sede en Polonia.

La ofensiva en espa?ol de todas estas compa?¨ªas se centra en t¨ªtulos de distintos g¨¦neros, no solo narrativa. Convertir en audiolibro cualquier obra cuesta alrededor de 3.000 euros para unas 300 p¨¢ginas condensadas en 10 horas de grabaci¨®n. ¡°La ventaja en Espa?a es que tenemos una gran industria de doblaje¡±, destaca Celaya.

Los editores conf¨ªan en el audiolibro por diversas razones. Un informe del gremio precisa que un 36% de los espa?oles, lectores m¨¢s o menos habituales, han dejado esa costumbre porque su vida se ha complicado. ¡°Nosotros creemos que podemos recuperar a ese lector, seguros de poder convencerle, cuando lo pruebe, de que escuchar un libro tambi¨¦n es leer¡±, defiende Celaya. La ofensiva, pues, est¨¢ a las puertas, adelantan las editoriales implicadas. ¡°2018 marcar¨¢ el pistoletazo definitivo para el audiolibro en espa?ol¡±, afirma tajante Ir¨ªa ?lvarez, responsable de desarrollo digital de Penguin Random House. ¡°La proliferaci¨®n de smartphones, los altavoces sin cables, la existencia de plataformas de venta como Audible, Audioteka, Kobo y el pr¨®ximo desembarco de Storytell en los pa¨ªses de habla hispana han sentado las bases de su expansi¨®n¡±, a?ade.

Su grupo apuesta por el nuevo formato desde hace ya tres a?os y cuenta con el mayor cat¨¢logo de audiolibros en espa?ol, que suma m¨¢s de 200 t¨ªtulos, detalla ?lvarez. Es la prueba de un crecimiento general. La oferta de audiolibros en Espa?a ha aumentado un 33% en un a?o. ¡°Nuestra previsi¨®n para 2018 es que represente ya un 10% de nuestra venta digital global, muy por encima de la cuota que le corresponde a nivel de mercado. Nuestra preocupaci¨®n principal es producir con la m¨¢s cuidada calidad. Queremos asegurarnos de que quien lo escuche por vez primera, ya nunca pueda desengancharse¡±, prosigue.

Un 20% mundial m¨¢s

Los grandes grupos llegan en cierta forma escarmentados tras la poco satisfactoria experiencia de los libros electr¨®nicos, aunque haya sido b¨¢sica para tantear. Santos Palazzi, del grupo Planeta, se?ala que, en su caso, ¡°ha servido de aprendizaje para abordar el mundo digital. Hoy sabemos que nuestra obligaci¨®n es llegar a los lectores con el formato y el soporte que ellos decidan. El audiolibro es una nueva modalidad que se acerca a quienes hoy no leen en papel ni en digital¡±. Los autores sacan tambi¨¦n m¨¢s partido de sus derechos: ¡°Reciben m¨¢s ingresos por el mismo contenido, pese a que la producci¨®n es m¨¢s cara¡±.

Benjam¨ªn Figueres, responsable de Narratores, es, dentro de esta nueva v¨ªa, productor de audiolibros. Ve claras las ventajas y la oportunidad de expansi¨®n: ¡°En el sector se han dado cuenta de que no supone una competencia para el papel. Al contrario, puede enganchar a la literatura a un gran sector de la sociedad que no lee o que lee muy poco, pero que hace un gran uso de tel¨¦fonos y tabletas. Adem¨¢s, las cifras de crecimiento y de negocio en otros pa¨ªses son muy importantes¡±. Figueres recuerda, por ejemplo, el 20% de aumento registrado en los ¨²ltimos tres a?os a escala mundial.

El responsable de Narratores considera tambi¨¦n que ha llegado el momento adecuado para explorar la alternativa, aunque aterrice tarde en el mercado espa?ol: ¡°Los h¨¢bitos de consumo han cambiado en el formato audiovisual. Tenemos que aprender de ello y adaptarnos r¨¢pidamente¡±.

Y con la llegada de los asistentes de hogar como Alexa o Google Home, ¡°el consumo de audiolibros no puede sino ir a m¨¢s¡±, concluye Ir¨ªa ?lvarez.