¡°La bondad no precisa de recompensa final; ella misma ya es el premio¡±

Cuando lo buscaron ayer para decirle que hab¨ªa ganado el Nacional de Narrativa, Fernando Aramburu (San Sebasti¨¢n, 1959) andaba paseando con su perra Luna por Hannover, la ciudad alemana donde se fue enamorado hace 20 a?os. Luna, as¨ª la llam¨® la hija menor de Aramburu, est¨¢ ahora delicada de una pata, tanto que el autor de Patria, la novela publicada por Tusquets con la que ha alcanzado el galard¨®n, que distingue la mejor obra de 2016, en lugar de pasearla tiene que llevarla en brazos. Por eso, el novelista no estaba en casa y tuvo que esperar m¨¢s de la cuenta hasta saber que, casi por unanimidad, el Ministerio de Cultura hab¨ªa escogido este libro, que ya han premiado la cr¨ªtica, el jurado del Umbral, la prensa internacional e incluso el medio audiovisual ¡ªser¨¢ el origen de la primera serie que producir¨¢ HBO en Espa?a¡ª.

Patria es la historia metaf¨®rica de los a?os m¨¢s oscuros de Euskadi, un libro centrado en un lugar que simboliza todos los sitios que sufrieron esas d¨¦cadas de dolor. Con un estilo que prolonga Los peces de la amargura (2006), su libro de relatos sobre el mismo asunto, Aramburu aborda las ra¨ªces en las que se asientan el odio y la maldad sembrados por ETA como factor principal de las desgracias de cuya realidad se nutre esta importante ficci¨®n.

Aramburu, que narra con la precisi¨®n que habla (¡°?soy de Donosti!¡±), dedic¨® m¨¢s tiempo ayer a mediod¨ªa a dolerse de la salud de su perra que a comentar el galard¨®n. En su novela est¨¢ esa precisi¨®n camusiana que la cr¨ªtica reconoce en su estilo. Es dif¨ªcil imaginar que cambie con los premios. As¨ª que recibi¨® la noticia, la celebr¨® como algo grande y se alegr¨® tambi¨¦n por los libreros y por sus editores. Juan Cerezo, de Tusquets, se llev¨® una alegr¨ªa que, dijo Aramburu, se merece en lugar preferente. Con EL PA?S habl¨® del premio, de la bondad, de la atm¨®sfera de Patria y de los sudokus. Este es un extracto de lo que nos dijo por tel¨¦fono, una vez cumpli¨® con Luna y con el sudoku.

Pregunta. ?Puede decir ahora qu¨¦ fue lo m¨¢s dif¨ªcil de contar acerca de ese escenario del alma que es Euskadi para usted?

Respuesta. En todas las ocasiones en que abord¨¦ el asunto de la violencia en mi tierra natal lo m¨¢s dif¨ªcil fue encontrar la forma literaria de expresar el dolor, un dolor que yo s¨¦ que excede el ¨¢mbito de la imaginaci¨®n, que ha afectado y sigue afectando a numerosas personas.

P. ?C¨®mo ha sido ese hallazgo de ritmo, de m¨²sica, partiendo de la conjunci¨®n de un acento, el vasco, y de una lengua, la espa?ola?

R. Antes de ponerme a la tarea, tom¨¦ una serie de decisiones relativas a la estructura, al reparto de la historia entre muchos narradores y a la modulaci¨®n del idioma con fines literarios. Todo esto no es nada que yo no haga cada vez que abordo una novela, con la ¨²nica diferencia de que, en el caso de Patria, la presencia de un numeroso elenco de protagonistas requer¨ªa una labor bastante minuciosa de relojer¨ªa literaria. Procuro, eso s¨ª, que el lector no perciba el resuello ni el sudor del novelista, y acaso lograr una apariencia de la sencillez fue lo m¨¢s dif¨ªcil de todo. Ya anda por ah¨ª alg¨²n que otro estudioso practicando la disecci¨®n de mi novela con el fin de dar con la f¨®rmula o, como yo prefiero decir, con la receta.

P. ?Tuvo un antecedente en la propia tradici¨®n literaria vasca que le pusiera a escribir?

R. S¨ª. He andado por un sendero en el que se ve¨ªan las pisadas de otros escritores que me precedieron. Dos de ellos me marcaron especialmente: Ramiro Pinilla, por el tratamiento coral de historias de gentes vascas, y Ra¨²l Guerra Garrido, que fue el primero en abordar con calidad literaria el asunto del terrorismo de ETA desde la perspectiva de las v¨ªctimas.

P. La cr¨ªtica lo ha emparentado con Camus. ?Por qu¨¦ es tan decisiva esa influencia, que usted mismo ha reconocido?

R. Yo encontr¨¦ en Camus, a edad temprana, el ingrediente moral que me libr¨® de cierto nihilismo de juventud y me vacun¨® para siempre contra la tentaci¨®n del totalitarismo. La idea de observar la historia con los ojos de quienes la padecen acaso me ven¨ªa de antes, pero es con la lectura de Camus, sobre todo de El hombre rebelde, cuando por vez primera fui consciente de dicha idea. Yo tambi¨¦n, como Camus y como tantos otros, soy en el fondo un cristiano de la vida cotidiana, uno que sin creer en Dios, convencido de lo absurdo de la existencia, a¨²n conf¨ªa en la hermandad de los hombres y en el hecho de que la bondad es una forma de la sabidur¨ªa y no necesita, por tanto, de recompensas finales, puesto que ella misma ya es el premio.

P. Presume de no tener memoria. Este libro premiado ahora es una gran memoria, detenida, casi minuciosa. ?Qu¨¦ le produce la sensaci¨®n de que no recuerde recordando tanto?

R. A veces, tengo la sensaci¨®n de que no soy mi cerebro o de que este act¨²a por su cuenta, suplant¨¢ndome, por as¨ª decir. Es capaz de darme el recuerdo pormenorizado de bagatelas autobiogr¨¢ficas, pero luego, cuando m¨¢s necesitado estoy de memoria y de datos concretos, el muy imb¨¦cil me los niega. ?ltimamente, para resarcirme, lo obligo a hacer sudokus.