Muere Fats Domino, la voz amable del ¡®rock & roll¡¯
El cantante y pianista de Nueva Orleans factur¨® una formidable cadena de ¨¦xitos entre 1949 y 1963
Antoine Fats Domino falleci¨® ayer martes en los alrededores de su ciudad natal de Nueva Orleans. El cantante y pianista, de 89 a?os, super¨® el desastre del hurac¨¢n Katrina en 2005, cuando se inund¨® su casa y fue dado por desaparecido. Domino se hab¨ªa negado a ser evacuado por la salud de su esposa; debi¨® ser rescatado en helic¨®ptero.
Humana y musicalmente, debemos considerar a Domino como un genuino producto de Nueva Orleans. Nacido en 1928, la suya era una familia humilde donde se hablaba el franc¨¦s de los criollos de Luisiana y se practicaba la m¨²sica con instrumentos que pasaban de padres a hijos. Todav¨ªa menor de edad, Antoine decidi¨® tocar su piano profesionalmente sin renunciar a su trabajo de d¨ªa. En honor a su corpulencia y en recuerdo del reci¨¦n fallecido Fats Waller, le bautizaron Fats Domino. No ten¨ªa complejos respecto a su obesidad; de hecho, su primer ¨¦xito, de 1949, se titulaba The Fat Man (es decir, El gordo). Hab¨ªa sido fichado por el sello californiano Imperial Records y form¨® t¨¢ndem con Dave Bartholomew, trompetista y productor que le ayudar¨ªa a componer muchos de sus primeros ¨¦xitos, aunque luego rompieron.
La f¨®rmula era sencilla: boogie woogie ralentizado, blues acelerado, todo cantado con calidez y picard¨ªa en p¨ªldoras de dos minutos. Domino supo rodearse de s¨®lidos instrumentistas ¨CAlvin Red Tyler, Earl Palmer, Lee Allen- que definir¨ªan el sonido del rhythm and blues de Nueva Orleans durante los a?os cincuenta. Se grababa en el estudio de Cosimo Matassa, un local que ¨Clo mostraba la serie televisiva Treme- es ahora una lavander¨ªa.
Fats hab¨ªa alcanzado una respetable popularidad regional cuando ocurri¨® el terremoto del rock and roll y la industria descubri¨® que aquella m¨²sica, pensada exclusivamente para el mercado negro, pod¨ªa ser vendida al gran p¨²blico. No fue un proceso f¨¢cil para Domino: algunas de sus grabaciones fueron aceleradas para acercarlas al frenes¨ª de moda. Aparte, todav¨ªa exist¨ªa la segregaci¨®n racial: su?Ain¡¯t That a Shame (1955) fue eclipsada en ventas por la versi¨®n descafeinada del vocalista blanco Pat Boone. Al menos, Elvis Presley s¨ª reconoci¨® p¨²blicamente que Fats era el pionero del ¡°nuevo ritmo¡±.
El asunto de las apropiaciones culturales no le preocupaba a Domino: recordaba que su mayor ¨¦xito,?Blueberry Hill (1956), era obra de un compositor de origen siciliano y, de hecho, ya hab¨ªa sido grabado por un paisano ilustre, Louis Armstrong. Llegar¨ªan luego impactos como?Blue Monday (1956), I¡¯m Walkin¡¯ (1957), Whole lotta Loving (1958), My Girl Josephine (1960) y, en ese mismo a?o, lo que se convertir¨ªa en uno de los himnos de su ciudad: Walking to New Orleans.
Su buena racha dur¨® hasta 1963, cuando abandon¨® Imperial por ABC-Paramount, una compa?¨ªa m¨¢s potente pero menos imaginativa. Cierto que Domino no era precisamente un artista flexible, que se pudiera adaptar a cualquier nueva tendencia: su repertorio ten¨ªa b¨¢sicamente dos modelos, el Fats r¨¢pido y el Fats lento; ambos resultaban embriagadores pero los hab¨ªa explotado hasta la saciedad, como revela Out of New Orleans, la voluminosa edici¨®n integral de la etapa Imperial publicada por la compa?¨ªa alemana Bear Family.
Fats funcionaba perfectamente como artista de directo y se refugi¨® en Las Vegas. Result¨® ser una mala idea: le gustaba el juego, perdi¨® mucho dinero y pas¨® por apuros. El baj¨®n de popularidad dur¨® hasta finales de los a?os sesenta, cuando el rock adquiri¨® sentido de su historia y comenz¨® el fen¨®meno revival. Los Beatles le reconoc¨ªan como una de sus influencias; de hecho, le homenajearon directamente en?Lady Madonna.
Ese fue uno de los temas modernos que registr¨® para su gran disco de reaparici¨®n, Fats Is Back (1968), confeccionado por el productor Richard Perry con m¨²sicos de primera y un presupuesto generoso. Comercialmente, no pas¨® nada. Aunque Domino hizo alg¨²n otro ¨¢lbum de estudio, volvi¨® a vivir de los conciertos, sabiamente espaciados. Sin descuidar el glamour: viajaba con toneladas de trajes, zapatos y sus famosos anillos.
Hombre muy casero, pegado a sus ra¨ªces de barrio, procuraba no alejarse mucho de sus abundantes hijos, nietos y bisnietos. A partir de 1995, Domino abandon¨® las giras y solo se le pod¨ªa ver puntualmente en escenarios de Nueva Orleans o circulando con su famoso Cadillac rosa.
Fue uno de los primeros veteranos en ingresar en el Rock and Roll Hall of Fame. Recibi¨® un Grammy honor¨ªfico pero ya no quer¨ªa m¨¢s ceremonias. Tambi¨¦n evit¨® ir a la Casa Blanca a recoger la Medalla de las Artes. Fuera de los honores oficiales, en los vaporosos ¨¢mbitos de lo cool, su m¨²sica risue?a qued¨® opacada por las turbulencias vitales de coet¨¢neos como Little Richard, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis o el mismo Elvis: no fue protagonista de esc¨¢ndalos
Esa sensaci¨®n de que no ha hab¨ªa sido tratado justamente se mitig¨® con la aparici¨®n de Goin¡¯ Home: a Tribute to Fats Domino, un homenaje de 2007 donde treinta de sus canciones fueron recreadas por una multitud que inclu¨ªa a la crema de los artistas de Nueva Orleans y superestrellas como Paul McCartney, Neil Young, Tom Petty, Elton John, Willie Nelson o John Lennon, presente con su versi¨®n de?Ain¡¯t That a Shame. De los dem¨¢s participantes, bendito sea, Fats Domino reconoc¨ªa no saber mucho.
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