Contra las pulgas amaestradas
La compa?¨ªa gallega Matarile, pionera del teatro de vanguardia en Espa?a, presenta su nuevo espect¨¢culo en Madrid
Treinta a?os lleva la compa?¨ªa gallega Matarile resistiendo en la vanguardia. En todo este tiempo les han llamado de todo: nuevas tendencias esc¨¦nicas, teatro performativo, teatro visual, teatro-danza, teatro posdram¨¢tico, artes vivas¡ Todas las etiquetas, en fin, que se han ido sucediendo para definir ese tipo de espect¨¢culos imposibles de clasificar seg¨²n los g¨¦neros o formatos tradicionales. ¡°Hacemos teatro. A secas. El hecho de que nuestro punto de partida no sea un texto escrito no significa que no hagamos teatro. No es otra cosa, es simplemente teatro contempor¨¢neo; el resultado de una evoluci¨®n natural de las artes esc¨¦nicas, de la misma forma que han evolucionado otras disciplinas como las artes pl¨¢sticas¡±, objeta Ana Vall¨¦s, fundadora y directora del colectivo junto a Baltasar Pati?o, en una entrevista con EL PA?S la semana pasada en Madrid.
Esto no debe llevar a pensar que los espect¨¢culos de Matarile son solo aptos para entendidos del arte contempor¨¢neo. El fin de semana pasado consiguieron que todo el p¨²blico acabara bailando en el escenario cuando representaban Antes de la metralla, el primero de los dos t¨ªtulos que este mes la compa?¨ªa muestra en el ciclo que les dedica las Naves Matadero de Madrid. El segundo, que podr¨¢ verse desde este jueves hasta el domingo, es su ¨²ltimo trabajo, Circo de pulgas, reci¨¦n estrenado en Ourense y Santiago de Compostela.
La insistencia como estrategia de resistencia
En sus 30 a?os de trayectoria Matarile no se ha limitado a la creaci¨®n de espect¨¢culos, sino que tambi¨¦n ha sido una grand impulsora del teatro contempor¨¢neo en Galicia. Durante 12 a?os (1993-2005) gestion¨® una sala en Santiago de Compostela, el teatro Gal¨¢n, y el festival de danza contempor¨¢nea En P¨¦ de Pedra (1995-2007). Todo eso tuvieron que dejarlo atr¨¢s. "Los proyectos no se pueden mantener mucho tiempo en precario. Llega un momento en que hay que crecer o morir", apunta Ana Vall¨¦s. Pero no es costumbre de Matarile quejarse del pasado. Este verano la compa?¨ªa ha convertido una vieja fontaner¨ªa de Santiago en un teatro provisional, La Montiel, para estrenar su ¨²ltimo trabajo y dar acogida a otros artistas durante un tiempo. Estar¨¢ abierto solo hasta noviembre. Como dice Vall¨¦s, citando a Slavoj Zizek: "Lo opuesto a la existencia no es la no existencia, sino la insistencia".
En Circo de pulgas, como en todos los montajes de Matarile, no hay una narraci¨®n lineal sino que se conjugan o superponen distintos elementos: bailarines y actores; momentos de danza con parlamentos e instalaciones realizadas en el momento. No se cuenta una historia, m¨¢s bien se sugieren emociones. En este caso, absobiendo la vieja est¨¦tica circense: la fascinaci¨®n por el riesgo, el pasmo que produc¨ªan los n¨²meros de pulgas amaestradas, la atracci¨®n por lo monstruoso como una forma segura de salir de la rutina. ¡°Todos somos pulgas amaestradas, nos gusta tenerlo todo controlado, pero eso no nos llena: buscamos el riesgo, lo inefable, eso que no se puede buscar con palabras sino por medio del arte¡±, explica Vall¨¦s.
La danza casi siempre predomina en los trabajos de Matarile. ¡°El cuerpo nunca es falso, mientras que lograr veracidad con la palabra en un escenario es muy dif¨ªcil. Por eso me gusta trabajar con bailarines¡±, comenta Vall¨¦s. Curiosamente, ni ella (que act¨²a y dirige todos sus espect¨¢culos) ni Baltasar Pati?o (que suele ocuparse del dise?o de luces y la escenograf¨ªa) son ni han sido nunca bailarines. Tampoco actores. Su primera aproximaci¨®n al teatro fue como constructores de decorados, siempre fuera de las tablas. Quiz¨¢ por eso han sido capaces de saltarse muchas convenciones.
De su constante cuestionamiento del teatro surgi¨® precisamente Antes de la metralla, un espect¨¢culo en el que participan personas relacionadas con las artes esc¨¦nicas desde diferentes ¨¢mbitos (investigadores, profesores, programadores actores, directores, performers, artistas visuales), a las que juntaron previamente para reflexionar sobre el teatro contempor¨¢neo.
El resultado no es la representaci¨®n de un debate plomizo, ni mucho menos, sino una puesta en escena vibrante. Hay di¨¢logos, m¨®nologos, m¨²sica y mucho baile. ¡°?Como hemos llegado a la situaci¨®n de pagar un sueldo de 3.000 euros por funci¨®n a un toro [el que sac¨® el director Romeo Castellucci en su puesta en escena de la ¨®pera Mois¨¦s y Aaron]?¡±, se interroga un actor durante la funci¨®n. ¡°?Y a qui¨¦n se le ocurri¨® exponer a varios mendigos en un museo como si fueran una obra de arte [en Malmo, Suecia]¡±, le sigue Vall¨¦s. Ah¨ª quedan las preguntas.
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