Deseo de ser ciervo
La caligraf¨ªa visual es exquisita, pero resulta dif¨ªcil librarse de la sensaci¨®n de estar ante una historia que a uno ya le han contado mil veces
EN CUERPO Y ALMA
Direcci¨®n: Ildik¨® Enyedi.
Int¨¦rpretes: G¨¦za Morcs¨¢nyi, Alexandra Borb¨¦ly, Zoltan Schneider, Ervin Nagy.
G¨¦nero: comedia. Hungr¨ªa, 2017
Duraci¨®n: 116 minutos.
Un hombre con el brazo paralizado deja que un rayo solar caiga sobre su mano inm¨®vil, mientras contempla, a trav¨¦s de una ventana, c¨®mo una joven da un paso atr¨¢s coloc¨¢ndose bajo el cobijo de la sombra en los primeros minutos de En cuerpo y alma, s¨¦ptimo largometraje de la h¨²ngara Ildik¨® Enyedi, merecedor de un discutido, aunque no escandaloso, Oso de Oro en la pasada edici¨®n del festival de Berl¨ªn. ?l es el director financiero de un matadero, en cuya plantilla acaba de incorporarse ella como inspectora de calidad. El contraste de actitudes frente a la luz y la sombra podr¨ªa identificarles como perfectos opuestos, pero el espectador no tardar¨¢ en saber que Endre y M¨¢ria son, en realidad y pese a su distancia generacional, figuras complementarias, unidas por una cierta exclusi¨®n (el brazo paralizado de ¨¦l, el s¨ªndrome de Asperger de ella) y por una vida on¨ªrica que descubrir¨¢n como territorio com¨²n: cada noche, sue?an con ser dos ciervos que se buscan en un paraje nevado.
Ildik¨® Enyedi cuenta esta historia sobre el progresivo enamoramiento de dos perros verdes sobre el tel¨®n de fondo de una investigaci¨®n de puertas adentro ¨Ccon inspectores y psicoanalista incluidos- en torno al robo de unos afrodis¨ªacos para el ganado que, al parecer, han causado estragos en una fiesta juvenil. Un juego narrativo en torno a la represi¨®n del instinto que tambi¨¦n tendr¨¢ una cierta correspondencia simb¨®lica en ese gusto por los encuadres que fragmentan los cuerpos de los actores con la misma implacable frialdad que usa el matadero en sus procesos. La caligraf¨ªa visual es, s¨ª, exquisita, pero resulta dif¨ªcil librarse de la sensaci¨®n de estar ante una historia que a uno ya le han contado mil veces, aunque no necesariamente mejor que aqu¨ª, donde una leg¨ªtima ternura sobrevive a la f¨®rmula.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.