Siga la pista: el tesoro es el mapa
La Biblioteca Nacional expone 200 piezas de cartograf¨ªa de varios siglos y regiones del planeta que muestran las formas en que el hombre ha querido domesticar el mundo
Segu¨ªan las pistas con el mapa del tesoro y result¨® que el tesoro era el mapa. La cartograf¨ªa es arte y ciencia y est¨¢ llena de joyas por las que algunos piratas perder¨ªan a gusto una pierna. Aunque la fascinaci¨®n por los mapas no es solo cosa de los corsarios, como han popularizado la literatura y el cine, cualquiera puede so?ar mirando un dibujo de confines difusos, rutas imposibles, parajes perdidos, tierras ignotas. Hasta el 28 de enero, los visitantes de la Biblioteca Nacional (BNE) pueden navegar el mundo entero y viajar en el tiempo a trav¨¦s de 200 piezas que son mapas, manuscritos, grabados, atlas, cartas n¨¢uticas, obras de arte, en definitiva, que parecen salidas de un cofre enterrado bajo la arena, a la derecha de la gruta del diablo y 100 pasos m¨¢s all¨¢ siguiendo la sombra de la palmera solitaria en una isla remota.
Para seguir la pista de la exposici¨®n Cartograf¨ªas de lo desconocido, los comisarios Sandra S¨¢enz-L¨®pez P¨¦rez y Juan Pimentel, historiadora del arte y de la ciencia, respectivamente, han organizado el espacio en varias secciones para distinguir aquellas ¨¦pocas imperialistas donde en los mapas se representaba solo lo que interesaba, de aquellas otras en las que el inter¨¦s se desplazaba hacia los paisajes humanos de las tierras reci¨¦n descubiertas o en los monstruos imposibles salidos de las aguas. Fascinantes por misteriosos son tambi¨¦n aquellos dibujos llenos de detalles de sitios inexistentes, como la Atl¨¢ntida, Utop¨ªa, Jauja... Interesante detenerse tambi¨¦n en el rinc¨®n literario, donde la topograf¨ªa son los cimientos sobre los que los escritores levantaron sus grandes historias. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el que dise?¨® Juan Benet para su Regi¨®n, con pueblos, monta?as, caminos, minas, centrales nucleares, todo un mundo de ficci¨®n para no perderse por el libro. O el que muestra las andanzas de Don Quijote, dise?ado por uno de los grandes ge¨®grafos espa?oles, Tom¨¢s L¨®pez de Vargas en el siglo XVIII, con dibujos de Gustave Dor¨¦.
Estos son muy recientes. El mapa m¨¢s antiguo del que los comisarios tienen constancia es una representaci¨®n del pleistoceno tallada en piedra del norte de Italia donde se pueden ubicar viviendas, poblaciones, r¨ªos... Y los m¨¢s modernos nos hablan en el coche con la voz que elijamos. ¡°El mundo de los mapas es m¨¢s antiguo que la escritura¡±, record¨® la comisaria, porque todo hijo ha tenido la necesidad de orientarse o de mostrar un camino, de ah¨ª los garabatos en una servilleta de bar o en el papel de un caramelo.
Pero el arte de la cartograf¨ªa y la fascinaci¨®n que suscita responde al inter¨¦s de los humanos por ¡°domesticar el mundo, interpretarlo, conocerlo¡±, explica el comisario. O tomarlo como propio se?alando unas fronteras que, una vez en el papel, adquir¨ªan la consistencia de muros pol¨ªticos. Ah¨ª est¨¢ si no ese enorme mapa de ?frica vaciado de contenido, casi mudo, como aquellos en los que los ni?os aprend¨ªan en la escuela. Estaban lanzando un mensaje colonizador: ¡°No hay nada ah¨ª dentro, pueden entrar y poner sus nombres, conquistar aquellas tierras, clavar banderas de todos los colores¡±. Era el siglo XIX. Tiempo atr¨¢s, el inter¨¦s fue bien distinto. El siglo anterior los mapas orlados mostraban a ex¨®ticas gentes que alargaban sus labios con anillos, se adornaban con vistosas pinturas o remataban con plumas las testas oscuras. Porque aquellas joyas serv¨ªan para repartir el conocimiento urbi et orbi. En las escuelas, en el club, en los museos de ciencias naturales.
Mapas orlados, croquis de sitios tan desconocidos como sus autores, rollos de metros y metros con la historia del mundo a todo color, pr¨¢cticas tablillas chinas que se despliegan en acorde¨®n, la Ciudad Prohibida de Pek¨ªn o aquella peculiar respuesta a Felipe II desde las Indias... Se ve que el monarca pidi¨® detalle de algunas tierras allende el mar y recibi¨® una preciosa pintura, esta s¨ª m¨¢s obra de arte que plano certero, que le enviaron los mexicanos. Por all¨ª flotan los bueyes, las casitas, un r¨ªo baja vertical y azul, aqu¨ª un puente, all¨¢ un barranco. ¡°Es como un Chagall¡±, dijo ayer admirado el comisario. S¨ª, pero este de 1580.
A las muchas y valiosas piezas que guarda la Biblioteca, algunas nunca expuestas, se han sumado otras del archivo del Centro Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, Archivo General de Indias, Palacio Real, Monasterio de El Escorial, Fundaci¨®n Casa Alba, entre otros. El ejemplar expuesto m¨¢s antiguo es un plano moz¨¢rabe entre siglo VIII y XI. Y hay tambi¨¦n alg¨²n globo terr¨¢queo. Que la tierra era redonda se sab¨ªa ya en la Grecia cl¨¢sica, otra cosa es que muchos siglos despu¨¦s tuvieran problemas con la perspectiva y donde iban a trazar una esfera les saliera un c¨ªrculo. Con esa forma redonda se representaban incluso las ciudades, no solo la Tierra. Y otros met¨ªan en mundo en la silueta de un le¨®n. La imaginaci¨®n es infinita, ¡°y la portabilidad ya era importante siglos atr¨¢s¡±, explican los comisarios, de ah¨ª las tablillas chinas, por ejemplo. Y ahora los m¨®viles. ¡°Siempre se ha tratado de tener el mundo en la palma de la mano¡±, dijeron.
Una de las secciones de la sala muestra mapas fenomenol¨®gicos, es decir, lo que hab¨ªa ocurrido pero que nadie conocer¨ªa si no se plasmaba en un papel, si no ten¨ªa un lugar. De ah¨ª la expresi¨®n ¡°esto tuvo lugar¡± como equivalente a ocurrir. En la Biblioteca Nacional el mundo entero encuentra estos d¨ªas su lugar. Y si el sitio no cabe en el mapa uno puede seguir so?ando m¨¢rgenes afuera. Porque tan interesante es lo que recoge la cartograf¨ªa como lo que silencia.
La Espa?a de las fronteras inacabadas
Preguntado uno de los dos comisarios, Juan Pimentel, sobre su pieza favorita de la exposici¨®n se?ala un enorme mapa donde se atisba Espa?a. Es una copia de un original perdido e inacabado de 1739 a 1743, de Claudio de la Vega y Carlos Mart¨ªnez. Limita con el Mediterr¨¢neo al este, al sur con C¨¢diz, y al norte con el Pa¨ªs Vasco, m¨¢s o menos. El oeste llega a Portugal por Extremadura, pero Castilla y Galicia no salen. ¡°Es el mapa improbable, el de la Espa?a hipot¨¦tica, la ilustraci¨®n insuficiente... Me sugiere la dificultad de este pa¨ªs para proyectarnos en un lugar com¨²n¡±, dijo. Y la cosa sigui¨® por Catalu?a.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.