Billy Elliot y familia
Billy Elliot triunfa en el madrile?o Nuevo Teatro Alcal¨¢. David Serrano dirige el superlativo montaje, con un gran reparto en el que destacan Pau Gimeno, Natalia Mill¨¢n, Carlos Hip¨®lito, Adri¨¢n Lastra y Mamen Garc¨ªa
Billy Elliot (libro y letras de Lee Hall, m¨²sica de Elton John), a partir de la pel¨ªcula de Stephen Daldry, se estren¨® en 2005 y se mantuvo en cartel durante once a?os. La historia: un muchacho, hijo de una familia de mineros escoceses, aprende a bailar en los d¨ªas de las huelgas contra el gobierno de la Thatcher, en 1984. David Serrano dirige con mano firme su propia versi¨®n, que se eternizar¨¢ en el Nuevo Teatro Alcal¨¢, con soberbia, ambicios¨ªsima producci¨®n de Som Produce. Casi cien int¨¦rpretes: gran reparto adulto, ni?os y ni?as con una fenomenal preparaci¨®n de m¨¢s de un a?o, bailarines y m¨²sicos. Unos decorados como nunca hab¨ªa visto en nuestro pa¨ªs: Ricardo S¨¢nchez incluso ha mejorado la escenograf¨ªa de Londres ideando el corte en secci¨®n de la casa de los Elliot. Voy a intentar seguir casi telegr¨¢ficamente el musical, paso a paso, aunque no cabr¨¢ todo.
Empiezo por lo que no me convence: el arranque ¨¦pico con el coro de los mineros, Las estrellas nos observan, un tanto hijo de Los Miserables, muy bien servido pero demasiado pomposo para mi gusto. Conocemos luego a los combativos Eliot: el padre (Carlos Hip¨®lito, a contratipo, pero rebosante de humanidad), Tony (intenso Adri¨¢n Lastra), la abuela (Mamen Garc¨ªa) y por supuesto Billy (la noche que vi la funci¨®n era el superdotado Pau Gimeno). Me sobra un poco, por larga y falta de conflicto, la clase de boxeo, donde destaca el gracejo, a lo Manuel Alexandre, de Juan Carlos Mart¨ªn como George, el profesor. La funci¨®n despega plenamente con Brillar, la primera lecci¨®n de baile, donde la impecable Natalia Mill¨¢n (la se?orita Wilkinson) canta, baila y act¨²a de maravilla, y destacan tambi¨¦n, junto a Billy, el pianista se?or Braithwaite (Alberto Velasco) y la ni?a Debbie (aquella noche, Ainara Cardoso) hija de la profesora. Otro subid¨®n es la Canci¨®n de la abuela, un vals delicado y vigoroso en el que Mamen Garc¨ªa hace pensar en un cruce castizo entre Ethel Merman y Mari Carmen Prendes. Sigue la reiterativa Solidaridad, con una ocurrente idea de puesta en escena (ni?as con tut¨² cruzadas con la pelea entre polis y huelguistas) que combina ecos de Funeral for a friend y un estribillo machac¨®n. Volvemos a subir con S¨¦ tu mismo, mano a mano entre Billy y Michael (aquella noche, el arrasador Beltr¨¢n Remiro: revelaci¨®n), un viaje on¨ªrico al Londres gay que en mi coctelera mezcla ecos de Bugsy Malone y musicales brit¨¢nicos de los 60 (Half a Sixpence, mayormente). La carta es ¡°la¡± balada de la primera parte, que se reparten la se?orita Wilkinson, Billy y su madre fantasmal (Noem¨ª Gallego): un poco relamida, pero tan bien cantada que te lleva sin esfuerzo a la l¨¢grima. Llegan, en crescendo, dos numerazos: Nacido para bailar, donde Natalia Mill¨¢n, Pau Gimeno y Alberto Velasco arrollan con un tour de force de claqu¨¦ a la comba, y Billy furioso, el baile m¨¢s rockero de la noche, que me devolvi¨®, con un gran sonido (gentileza de Gast¨®n Briski) a las guitarras de All the Young Girls Loves Alice de Elton John. Ya es hora de aplaudir a la orquesta, dirigida por Gaby Goldman y Joan Miquel P¨¦rez: los vientos de David Carrasco, Miguel Malla, Fernando Hurtado y Jos¨¦ Robles, las cuerdas de Quique Berro y Oscar Fern¨¢ndez, la bater¨ªa de Alex Zarzalejo y los teclados de Alex Larraga. Y otro chapeau para las variad¨ªsimas coreograf¨ªas de Peter Darling y Toni Espinosa.
Un poco larga, como la escena del boxeo, abre la segunda parte la panto colectiva de Merry Christmas Maggie Thatcher (a mis o¨ªdos, con cadencias del Well Respected Man de los Kinks). Y si en la primera mandaba, adem¨¢s de Billy, Natalia Mill¨¢n, la segunda es el territorio de Carlos Hip¨®lito, el personaje con m¨¢s arco, que rechaza pero acaba defendiendo la opci¨®n de Billy. Hip¨®lito arranca cantando a capella Unido a la tierra, eleg¨ªaca canci¨®n norte?a (cercana a la tradicional Loch Lomond), a la que se unen Billy y el coro. Sigue luego el espectacular momento en el que Billy ¡°aspirante¡± y Billy ¡°futuro¡± (Axel Amores, gran bailar¨ªn) se montan un pas ¨¤ deux con sorpresa incorporada.
El padre vuelve con otro chute de emoci¨®n, Podr¨ªa ser una estrella, que Hip¨®lito comparte con Lastra y Gimeno, y acaba con la compa?¨ªa al completo: l¨¢stima del ¨C a mis o¨ªdos- algo tedioso estribillo coral. El viaje de Billy y su padre a Londres, fin¨ªsimamente interpretado y dirigido, parece retomar en partitura los pasajes l¨ªricos de Unido a la tierra y expandirse en Electricidad, balada restallante sobre la pasi¨®n del baile, que sirve de p¨®rtico al lucimiento absoluto de Pau Gimeno. Billy Elliot acaba con otro de esos temas ¨¦picos que no me atrapan, aunque reconozco que Cuando fuimos h¨¦roes tiene su escalofr¨ªo (y la clave de marcha me recuerda Cavalcade de Noel Coward). Pero para escalofr¨ªo (de dicha), el encore donde toda la compa?¨ªa canta y baila, los ni?os y ni?as echan el resto, y el tut¨² se convierte en uniforme colectivo, y aplaudimos en pie ese pedazo de trabajo, talento y entrega.
Billy Elliot, de Lee Hall y Elton John. Nuevo Teatro Alcal¨¢ (Madrid). Versi¨®n y direcci¨®n: David Serrano. Int¨¦rpretes: Pau Gimeno, Natalia Mill¨¢n, Carlos Hip¨®lito, Adri¨¢n Lastra, Mamen Garc¨ªa y muchos otros. Sin fecha de salida.
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