Hablando de comedia

Hablamos de comedia. Les digo que para m¨ª es el lenguaje de los dioses, lo m¨¢s sagrado. El director me contesta: ¡°Y lo m¨¢s dif¨ªcil. Donde una funci¨®n corre m¨¢s peligro de desajustarse es en gira y por su parte c¨®mica¡±. La actriz se?ala: ¡°Es arriesgado creer que la respuesta del p¨²blico ha de marcarte los efectos y si est¨¢s conectando, porque no hay dos p¨²blicos iguales¡±. El actor a?ade: ¡°Prolifera hoy un p¨²blico, respetabil¨ªsimo, que va al teatro con un hambre sorprendente de comedia, pero peligrosamente dispuesto a partirse el pecho desde el minuto uno aunque sea un dramazo, como si al teatro se fuera a re¨ªr y nada m¨¢s que a re¨ªr. Y eso que adoro la comedia¡±. Le digo: ¡°Es curiosa esa parte del p¨²blico que r¨ªe de modo estruendoso, sobre todo en los estrenos, quiz¨¢s para demostrar que han pillado el chiste o enviar un mensaje de apoyo a los actores, de los que son amigos o admiradores¡±. La actriz tercia: ¡°Claro: es casi imposible jalear un silencio conmovido o un colof¨®n dram¨¢tico sin romper el clima. Antes se aplaud¨ªan las salidas de escena, pero ya no se estila¡±.

El actor: ¡°Hay que tener la br¨²jula actoral muy templada para no dejarse desequilibrar por esas risas tan tentadoras¡±. La actriz: ¡°La tentaci¨®n es pensar: ¡®Estoy gustando, escucha c¨®mo se tronchan. Voy a aumentar la dosis porque eso es lo que quieren y porque yo quiero m¨¢s risa c¨®mplice, aprobatoria¡±. El director: ¡°Muy comprensible: ?qui¨¦n no quiere gustar? El problema es: ya puedes haber dado todas las indicaciones de mesura durante los ensayos, que si no puedes seguir la gira, y seguirla es complicado, siempre habr¨¢ alg¨²n int¨¦rprete que piense: ¡®T¨² dir¨¢s misa, pero yo estoy aqu¨ª arriba cada noche y conozco al p¨²blico¡±.

Naturalmente, ese director, esa actriz y ese actor son una s¨ªntesis de los muchos con quienes he hablado ¨²ltimamente.

Woody Allen tem¨ªa como al pedrizo al p¨²blico ¡°de club¡± en los ¨²ltimos pases de la noche, sobre todo cuando probaba material nuevo: iban tan espumosos que era muy complicado, dec¨ªa, saber si los chistes eran realmente buenos. Creo que a Seinfeld y a Louis C.?K., entre otros gigantes del stand up, les he le¨ªdo opiniones muy parecidas. El caso es quejarse, dir¨¢ el lector, pero el c¨®mico camina sobre un alambre muy fino. Y la gran pirueta: ?puede la risa del p¨²blico motivar el escoramiento hacia la comedia de una pieza dram¨¢tica? Pienso ahora que yo solo lo he visto en ¡°teatro dentro del cine¡±: la escena en que John Cassavetes y Gena Rowlands consegu¨ªan eso en Opening Night, como si fuesen Mike Nichols y Elaine May, aunque en la pel¨ªcula no se llegaba a saber si el giro se asentaba o era cosa de una noche. Por cierto: recomiendo un libro de entrevistas con grandes c¨®micos americanos, Sick in the Head: Conversations About Life and Comedy, de Judd Apatow (Duckworth Overlook, 2015). Faltan maestros (y maestras), pero deber¨ªa traducirse.