La belleza del mundo

En la tercera carta filmada que Isaki Lacuesta envi¨® a Naomi Kawase dentro del proyecto expositivo Correspondencias, impulsado por el CCCB, el azar conspir¨® para bloquear las v¨ªas de comunicaci¨®n. El revelado de la pel¨ªcula que Lacuesta y Kawase hab¨ªan rodado en el lago de Banyoles hizo emerger una serie de im¨¢genes mal expuestas, que reflejaban una abstracci¨®n de la realidad, unas formas casi indescifrables. Lacuesta decidi¨® hacer de la necesidad virtud: acompa?¨® los fotogramas de esa pel¨ªcula fracasada con una serie de r¨®tulos que contextualizaban el percance y que le permit¨ªan llegar a una singular reflexi¨®n. Ante esas im¨¢genes ilegibles, el director no pod¨ªa distinguir las tomas que hab¨ªa rodado ¨¦l mismo de las que hab¨ªa registrado Kawase e intentaba fijar su sentido a partir del recuerdo o de la fabulaci¨®n. Hab¨ªa rastros de l¨¢pidas familiares, pero tambi¨¦n formas que evocaban im¨¢genes improbables de fieras y jirafas en llamas. Esa miniatura visual pod¨ªa funcionar como un ensayo l¨²dico sobre las posibles relaciones entre la palabra y la imagen, pero tambi¨¦n invitaba a interrogarse sobre las fronteras entre lo objetivo y lo subjetivo.

Quiz¨¢ esa carta que supo rescatar a unas abstracciones difusas del colapso de su sentido dej¨® una semilla en el inconsciente de Naomi Kawase que, a?os m¨¢s tarde, ha brotado en forma de Hacia la luz, un largometraje que tambi¨¦n reflexiona sobre el pulso entre palabras e im¨¢genes a trav¨¦s de la relaci¨®n entre una redactora de audiocomentarios para invidentes y un pintor que va perdiendo progresivamente su visi¨®n. La pel¨ªcula reclama su singularidad desde la misma elecci¨®n de la especialidad profesional de su protagonista: es dif¨ªcil que un espectador sin discapacidad visual se haya preguntado alguna vez por el oficio de quien escribe los audiocomentarios en las ediciones dom¨¦sticas de las pel¨ªculas. Y no digamos por las sutilezas y exigencias que conlleva esa labor y que, en Hacia la luz, se traducen en fin¨ªsimos di¨¢logos, aut¨¦nticas lecciones magistrales de an¨¢lisis f¨ªlmico, sobre la necesidad de que las palabras habiliten un margen a la imaginaci¨®n del receptor.

Kawase toma aqu¨ª la arriesgada decisi¨®n formal de renunciar a las arm¨®nicas relaciones entre cuerpo y paisaje que defin¨ªan anteriores trabajos como El bosque del luto (2007) o Aguas tranquilas (2014). Su c¨¢mara se acerca a los rostros y privilegia la luz del crep¨²sculo traduciendo en pertinente estilo la lucha de sus personajes por no perder la belleza del mundo.