M¨¢s Cuerda y menos cuerdo

La cosa no ha mejorado. En realidad, ha ido a peor. El mundo -aunque no se diga, la Espa?a- de 9177 "mil a?os arriba, mil a?os, que tampoco hay que pillarse los dedos", dice el guion, es un mundo clasista, hostil. Miserable. Al menos, as¨ª lo intuye Jos¨¦ Luis Cuerda (Albacete, 1947), que para su nueva comedia, Tiempo despu¨¦s, ha imaginado el Edificio Representativo, un lugar en el que viven el Rey, picajoso y cargante, un general de la Guardia Civil con tricornio incluido, un almirante de la Marina argentino, dos barberos, un fraile de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y un cura fascista, un alcalde con su mujer y su jefa de gabinete, el conserje, "y en general quien tiene trabajo", apunta uno de los actores, Roberto ?lamo. Fuera, est¨¢n los campamentos de los parados, gente enga?ada por una megafon¨ªa que les asegura que viven en el mejor de los mundos posibles. Y de uno de esos poblados, el campamento fet¨¦n, sale Jos¨¦ Mar¨ªa (?lamo), que decidir¨¢ vender su limonada casera como sea en el Edificio Representativo. Una historia que podr¨ªa haber escrito J. G. Ballard si le hubiera dado el tarantantr¨¢n caracter¨ªstico del manchego, que le ha convertido en genio del humor. O, como aseguran varios integrantes del equipo, "el guion m¨¢s Cuerda y menos cuerdo de los suyos".

A la llamada de Cuerda, y de sus productores, F¨¦lix Tusell S¨¢nchez (su productora, Estela Films, fundada por su abuelo, ya estuvo detr¨¢s de la primera de Cuerda, Pares y nones) y Arturo Valls -que tambi¨¦n act¨²a en la comedia- han acudido 42 actores con ganas de recitar los surrealistas di¨¢logos de un libreto cercano a Amanece que no es poco y As¨ª en el cielo como en la Tierra en su vertiginoso verbo, y en esp¨ªritu a Total (1983), mediometraje para televisi¨®n de Cuerda que empezaba con un paisaje castellano de campos con muros y parideras, casas de piedra e iglesias rom¨¢nicas y el cartel de "Londres, a?o 2598, tres d¨ªas despu¨¦s del fin del mundo". En el reparto, junto a los mencionados, Gabino Diego (como el rey), Miguel Rell¨¢n (inmejorable guardia civil), C¨¦sar Sarachu, Blanca Su¨¢rez, Carlos Areces, Andreu Buenafuente, Secun de la Rosa, Mar¨ªa Ballesteros, Eva Hache, Berto Romero, Antonio de la Torre, Nerea Camacho, Joaqu¨ªn Reyes, Manolo Solo... "Lo curioso es que m¨¢s que personajes son conceptos", apunta en un descanso del rodaje Blanca Su¨¢rez: "No tienen pasado, funcionan en el encadenado de peque?os sketches. Yo defiendo una jefa de gabinete que en realidad resume el eterno femenino, y con ello ironizamos".

La turba

La pel¨ªcula de Jos¨¦ Luis Cuerda ha salido adelante por un grupo de c¨®micos y cineastas que comparten un grupo de WhatsApp llamado La Turba. "Es casi un milagro levantar una producci¨®n as¨ª", cuenta emocionado Arturo Valls. "Edu Gal¨¢n [c¨®mico y periodista de Mongolia] fue el primero que me insisti¨®, porque conoc¨ªa el libreto. Y como yo hab¨ªa coproducido con F¨¦lix Tusell Los del t¨²nel se lo dijimos a ¨¦l. Lo curioso es que F¨¦lix conoce desde cr¨ªo a Cuerda, porque su padre produjo Pares y nones". En el grupo est¨¢n tambi¨¦n Berto Romero, Andreu Buenafuente... "Todos estamos enamorados de esta aventura".

El rodaje en Madrid reconstruye el Edificio Representativo, y lo hace dentro de un lugar conocido como la Corona de Espinas (por el remate de su fachada circular), la sede del Instituto de Patrimonio Cultural de Espa?a que adem¨¢s comparte vallas con el Palacio de la Moncloa. Toda una iron¨ªa. Dentro, bajo un inmenso lucernario, Areces da vida a un bedel uniformado como en la ¨¦poca franquista, al igual que el tel¨¦fono y un expositor de postales. ?lamo llega hasta all¨ª a ver si puede entrar, acompa?ado por un fraile (que encarna Pepe Ocio). Cuerda no se mueve de la silla, y con una segunda toma suele darse por satisfecho. "Nunca he estado en un rodaje tan calmado y que vaya tan r¨¢pido"; confiesa Su¨¢rez. Como director de fotograf¨ªa, y sentado en la c¨¢mara, Pau Esteve, uno de los grandes actuales. Tusell, el productor, cuenta que han rodeado a Cuerda de un equipo de t¨¦cnicos j¨®venes, que transmiten mucha energ¨ªa. ¡°Otros rodajes son como echar un polvo, este es m¨¢s como hacer el amor¡±, explica Arturo Valls. "Espero por Cuerda que sea un ¨¦xito, pero salgo de una reuni¨®n ahora y parece incre¨ªble que sea tan complicado vender el humor inteligente hoy en d¨ªa en Espa?a".

Llega la parada para comer, momento en el que Cuerda puede hablar sobre su nueva comedia. Est¨¢ recuperado del ictus y r¨ªe recordando lo que le dijo el m¨¦dico: "Me solt¨® que pod¨ªa rodar hasta una de guerra", sin contar que odia los cromas, algo que necesita en este mundo inventado de Tiempo despu¨¦s. "En el fondo yo manejo siempre los mismos mimbres, y me vale para todo, excepto probablemente para un remake de Marcelino pan y vino", asegura c¨¢ustico. El guion lo escribi¨® hace siete a?os, y no ha sido reescrito. "Si acaso, he tocado cosas en el rodaje. Pero no le he dejado a los actores meter mucha mano. Yo entiendo que ser actor es muy complejo, porque consiste en que otro, el director, te diga que has estado bien una cosa tan jodida como la expresi¨®n de un sentimiento. Y a cambio se les recompensa con la fama". Aunque s¨ª cuenta que a Ra¨²l Cimas, con el que est¨¢ encantado, le ha permitido algunas improvisaciones".

Cuerda ha encontrado un p¨²blico joven muy fan, como muy pocos cineastas actuales espa?oles han logrado, gracias a Amanece que no es poco y a su Twitter, ¨¢cido y certero. "Con mi pel¨ªcula queda clara mi cr¨ªtica total con estos dos mundos, el de los que trabajan y los parados. Mi humor surrealista... Va, vaya tonter¨ªa iba a decir. En realidad, como bien sabes, el surrealismo en el cine es imposible. En el momento en que decides d¨®nde pones una c¨¢mara, ?qu¨¦ mierda de surrealismo es ese? Yo lo practico solo en las improvisaciones". De paso, Cuerda, que cree que los artistas con mayor dominio de la palabra son los poetas, ha incluido poemas de C¨¦sar Vallejo, Antonio Machado "y uno m¨ªo, por si cuela". Y s¨ª, hay gui?os a Amanece que no es poco: como que alguien cante fandangos de Huelva sin venir a cuento, o que haya un personaje "cojito".