Sergio Ram¨ªrez: pueblo peque?o, infierno grande
El ganador de Premio Cervantes tiene buena memoria para los di¨¢logos con retranca. Su ¨²ltima novela lo demuestra
Las ma?anas de Sergio Ram¨ªrez siempre han sido para escribir. Su primera novela de intriga, Castigo divino, la termin¨® a fuerza de robarle horas a la madrugada, cuando a¨²n era vicepresidente de la ¨²ltima gran revoluci¨®n del siglo XX, la de Nicaragua en los a?os ochenta, en medio de una guerra hostigada por Estados Unidos. Se levantaba a las cuatro y escrib¨ªa dos o tres horas. Luego, desayunaba y se dirig¨ªa al despacho de gobierno. Al mediod¨ªa, sal¨ªa a hacer footing bajo el calor sofocante de Managua. Se duchaba y segu¨ªa despachando asuntos de Estado hasta casi la media noche. Una vez, Tulita, su mujer, tuvo que pedir cita a la secretaria del vicepresidente para tratar con ¨¦l asuntos dom¨¦sticos, ya que en casa apenas pod¨ªan verse.
Aquella novela estaba ambientada en la ciudad universitaria de Le¨®n, donde a Sergio, seg¨²n confiesa en sus c¨¦lebres memorias Adi¨®s muchachos, le naci¨® la conciencia al presenciar en vivo la brutalidad de la guardia del dictador Somoza que acabar¨ªa con la vida de varios de sus amigos.
Realismo, pol¨ªtica y los vestigios de una revoluci¨®n que a todos dej¨® cicatrices visibles e invisibles son constantes en la narrativa de este autor del post-boom latinoamericano cuya t¨¦cnica rezuma las influencias de sus predecesores Vargas Llosa o Carlos Fuentes, entre otros. Sin duda el premio Cervantes ha decidido reconocer la literatura de Centroam¨¦rica a trav¨¦s de la obra de Sergio Ram¨ªrez por su af¨¢n constante de universalizar la mirada y la voz de los pueblos peque?os de la cintura de Am¨¦rica.
La tentaci¨®n del poder no le abandon¨® hasta que las urnas, muchos a?os despu¨¦s, le devolvieron definitivamente a ser escritor a tiempo completo. Acat¨® con diligencia el mensaje y, desde entonces, le han avalado premios como el Alfaguara, por Margarita est¨¢ linda la mar, o el Carlos Fuentes a toda su obra.
Este a?o, cuando escrib¨ªa El cielo llora por m¨ª, las condiciones eran muy diferentes a la de su primera gran novela. Ya no se levanta tan temprano, pero sigue blind¨¢ndose las ma?anas. Si uno llama durante esas horas, una voz dir¨¢: ¡°El doctor est¨¢ en su estudio, escribiendo¡±. No se separa nunca de Tulita, y los dos se acompa?an incluso en los actos que conlleva su labor a?adida de promotor de la cultura centroamericana, en proyectos como la revista cultural caratula.net o el festival, ya consolidado, ¡°Centroam¨¦rica Cuenta¡±.
En esta nueva entrega polic¨ªaca, la segunda protagonizada por el inspector Dolores Morales (los nombres nunca son inocentes), vuelve a recorrer una Managua que conoce bien: un caos surcado por centros comerciales mastod¨®nticos y otros ya depauperados; mansiones de millonarios y callejones miserables como los del laber¨ªntico Mercado Oriental. Personajes, lugares, modismos y giros t¨ªpicos del habla y del humor nicarag¨¹ense, algunos ya en desuso, anticuados, como se sienten algunos de sus protagonistas, otrora comprometidos con una revoluci¨®n que s¨®lo les dej¨® ideales y un complejo constante de vencidos.
Sergio tiene un buen o¨ªdo para la m¨²sica y una buena memoria para los di¨¢logos con retranca, las contestaciones con sorna, los apodos y las iron¨ªas del habla de los pueblos donde no se deja t¨ªtere con cabeza. No en vano se cri¨® en Masatepe, uno de esos pueblos peque?os, en un caser¨®n con tienda para todo abierta hacia la plaza de la iglesia. All¨ª escuchaba las historias de sus familiares, m¨²sicos de orquesta. Desde entonces, es un enamorado del habla nica, as¨ª como de la inserci¨®n de referencias publicitarias y art¨ªsticas de diferentes ¨¦pocas como signos del devenir en su pa¨ªs.
En esta nueva entrega polic¨ªaca vuelve a recorrer una Managua que conoce bien: un caos surcado por centros comerciales mastod¨®nticos y otros ya depauperados; mansiones de millonarios y callejones miserables
¡°Pueblo peque?o, infierno grande¡± es un viejo refr¨¢n espa?ol muy recurrente en Nicaragua. Sergio Ram¨ªrez se ha convertido en el cronista de los complejos de un pueblo casi siempre olvidado, junto con el tratamiento entre fascinado y ¡°confianzudo¡± hacia el glamour del poder y del dinero, o a los apellidos criollos de rancio abolengo. ¡°Si la patria es peque?a uno grande la sue?a¡±, dec¨ªa el poeta nacional Rub¨¦n Dar¨ªo. Sobre esa m¨¢xima se ha construido la narrativa de este cronista ineludible que deslumbra especialmente en el g¨¦nero del relato.
M¨¢s all¨¢ de los giros locales, o el ¡°vulgareo¡±, como se le llama en el pa¨ªs a las imprecaciones o di¨¢logos soeces, muchas veces homof¨®bicos o machistas, lo que se reconocer¨¢ con m¨¢s claridad ser¨¢ la cr¨ªtica directa a las alianzas entre los empresarios enriquecidos de Nicaragua con el r¨¦gimen sandinista actual de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Si en la anterior novela, el inspector Morales, un viejo h¨¦roe sandinista, se ve¨ªa envuelto en una trama de narcotr¨¢fico, en esta se enfrentar¨¢ al dilema de aceptar o no un dinero por encontrar a una v¨ªctima de esa alianza: una muchacha abusada por su padrastro poderoso. Ante esa misma disyuntiva, la madre de la muchacha hace una elecci¨®n terrible, y de ah¨ª las referencias shakesperianas (Macbeth) en algunos cap¨ªtulos de la novela.
Elegir el poder o sus v¨ªctimas. De eso se trata. Y tambi¨¦n de la importancia crucial que tiene no s¨®lo la abundancia del abuso intrafamiliar a menores de edad en Centroam¨¦rica, sino la relaci¨®n del poder con ese crimen horrible que lastra la vida de generaciones enteras. Uno de los casos ic¨®nicos fue la acusaci¨®n que hiciera Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez contra su padrastro, Daniel Ortega, y la postura de Rosario Murillo, esposa y madre, que hoy ostenta el poder en el pa¨ªs como vicepresidenta. Su hija vive actualmente en el exilio.
No se trata de una novela inocente. Ninguna de las suyas lo ha sido. No creo que busque satisfacer superficialmente a los amantes del suspense. Su riqueza estriba en la visi¨®n de una actualidad que est¨¢ llena de c¨®mplices. A un escritor como Sergio, en un pa¨ªs como Nicaragua, le es imposible escribir desde la inocencia, la abstracci¨®n o la irrealidad. Y ese tipo de literatura, en ese contexto, entra?a riesgos. Leerlo pues es acercarse al filo de la navaja.
Ya nadie llora por m¨ª. Sergio Ram¨ªrez. Alfagura, 2017. 360 p¨¢gians. 17,65 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.