Por qu¨¦ ¡®Alias Grace¡¯ nos perturba
La serie juega con el narrador no fiable para tener al espectador constantemente alerta y reconfigurando el puzle de la historia
La escritora Margaret Atwood parece estar de moda. Aunque el premio Nobel se le resista, la televisi¨®n se ha rendido a sus encantos. La adaptaci¨®n de El cuento de la criada, The Handmaid's Tale, ya es una de las series del a?o, con Emmy al mejor drama incluido. Y este oto?o, otra de sus novelas, Alias Grace, ha sido trasladada a la peque?a pantalla en forma de miniserie de seis cap¨ªtulos. Coproducida por la cadena canadiense CBC Television y Netflix (donde se puede ver en Espa?a), Alias Grace es la historia de Grace Marks, una joven irlandesa del siglo XIX que, con sus padres y sus hermanos, atraviesa el Atl¨¢ntico en busca de mejor fortuna. Su madre muere en el viaje y su padre, alcoh¨®lico y abusador, la pone a trabajar como criada.
Grace nos cuenta su propia historia mientras est¨¢ cumpliendo condena a cadena perpetua acusada de haber matado, supuestamente, y compinchada con el mozo de cuadra, al se?or al que serv¨ªa y al ama de llaves. De todo nos iremos enterando los espectadores progresivamente, al ritmo que Grace quiere, que es quien narra su propio relato al doctor Jordan, una especie de psic¨®logo de la ¨¦poca al que se le ha encargado determinar si la joven es una fr¨ªa asesina o es inocente. Tanto el doctor Jordan como nosotros solo tenemos la palabra de Grace, y con ello tenemos que decidir qu¨¦ creer.
Este es uno de los motivos de que Alias Grace resulte tan perturbadora. La serie, cuya duraci¨®n invita a ser devorada de una sentada, juega con el narrador no fiable para tener al espectador constantemente alerta y reconfigurando el puzle de la historia tal como lo presenta la protagonista. Pero, m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n de su culpabilidad o inocencia, Alias Grace presenta un mundo en el que los abusos por parte de la autoridad son vistos con naturalidad y sus consecuencias como algo que hay que asumir y ocultar cuando corresponde. De nuevo, como ocurr¨ªa con la tenebrosa y feminista The Handmaid's Tale, se vuelven a poner sobre la palestra lacras que las mujeres llevan arrastrando sobre ellas desde tiempos inmemoriales y contra los que las protagonistas de estas historias se rebelan a su modo.
Las diferencias en cuanto a producci¨®n entre las dos series basadas en novelas de Atwood son muy grandes y evidentes, pero tambi¨¦n los lazos en cuanto a contenido y reivindicaciones. Y en un tono literario marcado que no oculta la serie que hoy nos ata?e, con la voz en off de la protagonista casi omnipresente y manejando el tempo de la narraci¨®n constantemente.
Grace es pura inocencia. ?O no lo es? Juzguen ustedes mismos.
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