La vida del fot¨®grafo que sufri¨® el horror nazi se convierte en pel¨ªcula
Mario Casas protagoniza el filme sobre el catal¨¢n Francesc Boix en Mauthausen
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
Los enjutos deportados en sucios trajes de rayas avanzan escudilla en mano hacia la mesa donde les sirven una sopa aguada y un mendrugo. Luego se refugian en los camastros del barrac¨®n para dar cuenta con avidez de las inhumanas raciones. Se escucha una voz: ¡°?Gracias, chicos! Cortamos para ir a comer¡±. Y los presos cambian de expresi¨®n y salen animados camino del abundante catering que les espera fuera. Dentro quedan abandonados los platos oxidados, las cucharas de madera y por supuesto la sopa y el pan duro. En el borde de una litera alguien se ha dejado la ajada chaqueta a rayas con el n¨²mero 9112 que lleva cosida una estrella de David compuesta por dos tri¨¢ngulos amarillos; es improbable que se la roben.
Estamos en uno de los sets de rodaje de El fot¨®grafo de Mauthausen, una pel¨ªcula sobre las peripecias que vivi¨® en el famoso campo de concentraci¨®n nazi, en el que se intern¨® a siete mil republicanos espa?oles, el fot¨®grafo catal¨¢n Francesc Boix (1920-1951) para conseguir ocultar fotos que testimoniaban el horror y los crimenes del III Reich y que sirvieron luego de prueba en los juicios de Nuremberg.
Mauthausen, por el que pasaron cerca de 190.000 presos, de los que murieron casi la mitad, se convirti¨® a lo largo de la guerra en un inmenso complejo concentracionario, con medio centenar de subcampos. Aunque no estaba considerado propiamente un campo de exterminio como Treblinka, Sobibor o Belzec, fue un campo de extraordinaria dureza, incluso para ser un campo nazi, y en el que de hecho se exterminaba a los internados (una gran mayor¨ªa presos pol¨ªticos considerados enemigos incorregibles del Reich) sobre todo a trav¨¦s del trabajo extenuante aunque tambi¨¦n funcion¨® (en Gusen) una c¨¢mara de gas. Los SS desplegaron en Mauthausen un sadismo particularmente sobrecogedor.
El rodaje de la pel¨ªcula permite presenciar escenas tan ins¨®litas como las de los deportados comiendo bocadillos, croquetas y empanadillas y hablando por los m¨®viles
Entre los presos famosos del campo, adem¨¢s de Boix, figuran Simon Wiesenthal, Mariano Constante, Joaquim Amat-Piniella, o Peter van Pels, el adolescente que se escondi¨® con Anna Frank. El personaje m¨¢s celebre que nunca estuvo es, por supuesto, el impostor Enric Marco.
El filme, dirigido por Mar Targarona y protagonizado por Mario Casas, que ha perdido 12 kilos para encarnar al Boix preso (en general todos, actores y figurantes han rebajado peso, excepto, claro, los que hacen de nazis), se est¨¢ rodando estos d¨ªas en Terrassa y luego lo har¨¢ en Budapest, donde aprovechar¨¢ los mismos decorados de un campo que se usaron en El ni?o del pijama de rayas. El estreno est¨¢ previsto para septiembre u octubre pr¨®ximos.
¡°Hay escenas muy duras¡±, admite Targarona, ¡°no puedes contar esta historia sin ellas¡±. No obstante, contin¨²a, la personalidad de Boix, ¡°un superviviente, un hombre que amaba la vida, que no se dej¨® arrastrar a la desesperaci¨®n y que incluso era algo p¨ªcaro¡±, ofrece una perspectiva soportable, no tan oscura.
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La directora destaca la asombrosa aventura vital de Boix, que utiliz¨® su trabajo en el laboratorio fotogr¨¢fico de los SS para robar negativos y, jug¨¢ndose la vida, esconderlos de cara a probar luego los cr¨ªmenes. Boix, que intervino como testigo en Nuremberg, tambi¨¦n realiz¨® ¨¦l mismo una gran cantidad de fotograf¨ªas de Mauthausen tras la liberaci¨®n que son testimonio asimismo de las atrocidades del campo.
Mario Casas no conoc¨ªa a Boix antes de encarnarlo. Su historia le parece ¡°fascinante¡± y el personaje un regalo. ¡°Es un verdadero superh¨¦roe, sin m¨¢scara, sin capa y sin superpoderes. En su caso la realidad supera a la ficci¨®n¡±. La recreaci¨®n que se ha hecho del campo le parece ¡°espectacular¡± y afirma que el adelgazamiento radical le ha servido para compartir en una peque?a parte el sufrimiento de los presos.
Did¨¢ctico y emocional
Mar Targarona afirma que lo m¨¢s dif¨ªcil de un filme sobre los campos nazis es ¡°hacerlo cre¨ªble¡±, que el vestuario, los decorados y los rostros sean veros¨ªmiles. A tal fin se ha realizado un exhaustivo trabajo de documentaci¨®n que ha incluido visitas al campo real y las consultas a Amical de Mauthausen. La directora subraya que pretenden que el filme sea did¨¢ctico adem¨¢s de muy emocional. Para ella ha sido especialmente interesante descubrir la existencia de las mujeres obligadas a ejercer la prostituci¨®n en el campo, a las que se hace menci¨®n en la pel¨ªcula.
El rodaje de la pel¨ªcula permite presenciar escenas tan ins¨®litas como las de los deportados comiendo bocadillos, croquetas y empanadillas y hablando por los m¨®viles o la de los operarios desmontando la famosa portalada del campo (de porexpan pintado), por la que se acced¨ªa al patio de garajes, tras rodarse la secuencia de la liberaci¨®n del recinto (el 5 de mayo de 1945). Durante dicha escena se hizo caer la gran ¨¢guila nazi que coronaba la entrada, con la mala suerte de que se parti¨® antes de llegar al suelo (la directora quer¨ªa que se rompiera en pedazos y mordiera el polvo al caer, como un s¨ªmbolo del fin del poder hitleriano; en realidad, ese ¨¢guila era de bronce y no se parti¨®).
Los exteriores monumentales de Mauthausen se han reconstruido en un descampado junto al antiguo sanatorio de tuberculosos de Can Viver en Torrebonica. Ayer era posible entrar y salir por la puerta del campo con una libertad poco acorde con la realidad hist¨®rica. En el suelo se apreciaban roderas de orugas, quien sabe si de los Sherman de la 11 ? divisi¨®n acorazada de los EE UU que lo liberaron.
En la granja agr¨ªcola vecina se han adecuado unas naves para devenir el barrac¨®n de desinfecci¨®n y la carpinter¨ªa, donde Boix y sus camaradas escondieron parte de las fotos sustraidas a los SS. En el segundo escenario se pueden ver cajas apiladas con el ¨¢guila nazi (uno podr¨ªa creer que all¨ª se esconde el Arca Perdida) y un letrero en la pared con el famoso lema ir¨®nico habitual en los campos de Arbeit macht frei, ¡°el trabajo os har¨¢ libres¡±.A¨²n m¨¢s siniestra es la reconstrucci¨®n que se ha hecho en el Parc Audiovisual de Catalu?a, en el antiguo Hospital del T¨®rax, del hospital del campo, antesala de la muerte. Un retrato de Hitler preside el lugar y, para mayor espanto, una puerta al fondo da paso al plat¨® donde se han reconstruido, con aterradora exactitud, cenizas incluidas, los hornos crematorios. Parece mentira que a muy poca distancia, unas puertas m¨¢s all¨¢, est¨¦ la academia de Operaci¨®n Triunfo...
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