Paul Auster saca brillo a los huesos de Poe en Guadalajara
El escritor estadounidense habla en su primera visita a la FIL de c¨®mo Francia rescat¨® la memoria del c¨¦lebre autor
Elena Ram¨ªrez, editora de Seix Barral, cont¨® esta tarde que Paul Auster tard¨® dos segundos en aceptar la invitaci¨®n a la Feria del Libro de Guadalajara. ¡°Ser¨ªa un honor para m¨ª¡±, dijo el escritor nacido en Nueva Jersey. Ese breve instante resarci¨® un silencio que dur¨® m¨¢s de tres d¨¦cadas. Auster aterriz¨® esta semana por primera vez en la fiesta literaria del espa?ol m¨¢s grande del mundo. Y, desde el auditorio Juan Rulfo, hizo aquello por lo que se le admira tanto a ambos lados del Atl¨¢ntico: cont¨® un cuento.
En la feria que celebra a los escritores vivos, Auster comenz¨® narrando la historia de un fantasma. Cont¨® la historia de los restos de Edgar Allan Poe, fallecido en 1849. ¡°La tumba en la que lo enterraron permaneci¨® sin nombre durante varios a?os¡±, dijo el escritor ante un auditorio atestado de lectores. Uno de los primos del escritor de Narraciones extraordinarias consigui¨® el dinero para fabricarle una l¨¢pida a su pariente. Cuando esta estuvo lista un tren descarril¨® y entr¨® en el taller del marmolista haciendo a?icos la pieza. ¡°Es un giro que el propio Poe podr¨ªa haber imaginado¡±, agreg¨® Auster.
Ese accidente mantuvo a Poe en una tumba an¨®nima por 20 a?os. Varios maestros de Baltimore hicieron aportaciones para pagar una l¨¢pida decente para el escritor. Cuando estuvo lista se prepar¨® un homenaje al que se invit¨® a los poetas m¨¢s reconocidos de finales del siglo XIX. El ¨²nico que acudi¨® a aquella ceremonia de 1875 fue un achacoso Walt Whitman. Auster cree que St¨¦phane Mallarm¨¦ tambi¨¦n estuvo ¡°en esp¨ªritu¡± en aquella deslucida despedida.
El escritor parisino era un fiel lector de Poe. Lo hab¨ªa comenzado a traducir al franc¨¦s en 1862, cuando ten¨ªa 20 a?os. Mallarm¨¦ escribi¨® La tumba de Poe tras el extra?o fallecimiento del autor. El poema se incluy¨® en un tomo editado para homenajear al creador de La ca¨ªda de la casa Usher. Pero el entusiasmo causado en Par¨ªs por la obra del escritor de Baltimore no se limit¨® a Mallarm¨¦. Antes fue Baudelaire quien sufri¨® esa fiebre, pues fue quien se encarg¨® de traducir al franc¨¦s los oscuros relatos del estadounidense. ¡°Poe era para ¨¦l una figura heroica, el ejemplo de un escritor contempor¨¢neo, el escritor como paria, el escritor enfrentado a las restricciones de su propia sociedad¡±, asegura Auster.
Poe escrib¨ªa mirando a Europa y dando la espalda a la herencia literaria de la naciente Am¨¦rica.?Muchos de sus relatos estaban protagonizados por Auguste Dupin y transcurr¨ªan en la ciudad de la luz. Todo ese fervor desatado por Poe en el mundo literario parisino llev¨® a los cr¨ªticos de Estados Unidos a desestimarlo como una voz propia y a considerarlo, seg¨²n Auster, "un autor franc¨¦s que escrib¨ªa en ingl¨¦s... Simplemente no era lo bastante optimista para satisfacer los gustos norteamericanos¡±, agrega Auster.
Este viaje a Francia trazado desde Guadalajara por el autor de Leviat¨¢n y La invenci¨®n de la soledad es tambi¨¦n el recuerdo de un trayecto que el propio Auster comenz¨® en su adolescencia. A los 13 a?os ley¨® a Albert Camus y Andr¨¦ Gide. Tambi¨¦n a Voltaire. A?os despu¨¦s comenz¨® a escribir poes¨ªa y a traducir obra de algunos de los poetas franceses citados en este texto. Cuando ten¨ªa 30 a?os se fue a vivir a Par¨ªs.
Auster ha hablado hoy en la FIL del di¨¢logo que mantienen los poetas sin necesidad de compartir muchas cosas. ¡°Todos son de un sitio, de una lengua, de una cultura. Pero el cometido de la poes¨ªa es mirar al mundo con ojos nuevos y descubrir las cosas frente a las que todo el mundo pasa de largo sin darse cuenta¡ Parece l¨®gico que el sitio del poeta resulte muchas veces desconocido para el resto de nosotros¡±.
De esta forma, Auster ha sacado brillo a los huesos de Poe, un escritor que estuvo en una sepultura an¨®nima por m¨¢s de 20 a?os y que hoy forma parte de la densa pl¨¦yade de la literaria norteamericana. ¡°Tuvieron que ser los franceses quienes rescataron a Poe de la oscuridad. Pero desde entonces hemos sido capaces de reclamarlo como nuestro¡±.
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