Fran?oise H¨¦ritier, te¨®rica de la opresi¨®n femenina
La antrop¨®loga, sucesora de L¨¦vi-Strauss, determin¨® que la discriminaci¨®n a la mujer era un fen¨®meno de alcance universal
Fran?oise H¨¦ritier tuvo el mismo destino que la gran mayor¨ªa de mujeres nacidas durante la primera mitad del siglo pasado. La diferencia es que esta insigne antrop¨®loga, fallecida en la madrugada del pasado d¨ªa 15 en Par¨ªs a los 84 a?os, no se pleg¨® a la norma social. Desde peque?a entendi¨® que todo estaba pensado para que tuviera menos libertades y posibilidades que su hermano. A ¨¦l no le hac¨ªan recoger la mesa ni dedicar sus tardes a bordar. Ser¨ªa el germen de una trayectoria dedicada a analizar los mecanismos de la discriminaci¨®n a las mujeres. H¨¦ritier la calific¨® como un fen¨®meno de alcance universal. El segundo factor presente en todas las civilizaciones del planeta, despu¨¦s de la prohibici¨®n del incesto, diagnosticada por su maestro, Claude L¨¦vi-Strauss. Convertida en gran figura de la antropolog¨ªa social, H¨¦ritier terminar¨ªa relev¨¢ndolo, a petici¨®n de su mentor, al frente de su c¨¢tedra en el Coll¨¨ge de France.
Nacida en 1933 en Veauche, peque?a ciudad del Macizo Central franc¨¦s, creci¨® en un ambiente peque?oburgu¨¦s que nunca entendi¨® su vocaci¨®n. Sol¨ªa recordar, por ejemplo, que su madre nunca ley¨® uno de sus libros. H¨¦ritier lleg¨® a Par¨ªs a finales de los a?os cuarenta, con el sue?o de convertirse en egipt¨®loga. Se inscribi¨® en la Sorbona para estudiar Geograf¨ªa e Historia, hasta que descubri¨® la etnolog¨ªa por casualidad, al asistir a un seminario impartido por L¨¦vi-Strauss en la reci¨¦n fundada Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS). Sol¨ªa decir que ese d¨ªa su vida dio un vuelco.
En 1957, H¨¦ritier decidi¨® marcharse a ?frica como parte de una expedici¨®n universitaria. Le negaron el puesto por ser mujer, pero la falta de candidatos masculinos decant¨® la balanza a su favor. Descubri¨® entonces el Alto Volta franc¨¦s, que se convirti¨® en Burkina Faso tras la independencia, para estudiar a los pueblos samo. M¨¢s tarde, H¨¦ritier se traslad¨® a Mal¨ª para analizar a la etnia dog¨®n. Fue en esa ¨¦poca cuando se cas¨® con el etn¨®logo Michel Izard, tambi¨¦n desplazado a ?frica. Su segundo marido ser¨ªa otro importante antrop¨®logo, Marc Aug¨¦.
Su primer objeto de estudio fueron las estructuras del parentesco, gran especialidad de L¨¦vi-Strauss. Con el tiempo, H¨¦ritier se especializ¨® en una de esas categor¨ªas binarias que caracterizaban el pensamiento estructuralista: la distinci¨®n social entre hombres y mujeres. Lo calific¨® como la ¡°valencia diferencial de los sexos¡±, jerarqu¨ªa impl¨ªcita en la organizaci¨®n social y sexual de todos los pueblos, que H¨¦ritier determin¨® que respond¨ªa ¡°a una construcci¨®n mental y no a una realidad biol¨®gica¡±. Seg¨²n la antrop¨®loga, ni siquiera las diferencias de complexi¨®n f¨ªsica eran innatas. Desde la prehistoria, los hombres se reservaron las prote¨ªnas y dejaron la f¨¦cula a las mujeres; mientras ellos fortalec¨ªan sus huesos, ellas redondeaban su figura.
Tambi¨¦n design¨® la capacidad de fecundar como el primer motivo de la alienaci¨®n femenina, sobre el que se constru¨ªa todo un sistema de opresi¨®n y cosificaci¨®n de la mujer. ¡°?Por qu¨¦ el hecho de traer ni?os al mundo implica hacer la limpieza y la compra, cocinar y cuidar de un marido?¡±, se pregunt¨® H¨¦ritier. ¡°No le veo la l¨®gica ni la relaci¨®n¡±.
Al suceder a L¨¦vi-Strauss en el Coll¨¨ge de France en 1982, H¨¦ritier se convirti¨® en la segunda mujer que imparte clases en esa instituci¨®n, una de las m¨¢s prestigiosas de Europa, desde su fundaci¨®n en el siglo XVI. Sus dos ensayos m¨¢s conocidos e influyentes son Masculino/femenino (1996), donde recapitulaba sus tesis sobre el g¨¦nero, y La sal de la vida (2012), relato m¨¢s personal sobre los peque?os placeres cotidianos.
Izquierdista y feminista, pero ¡°no militante¡± ¡ªsol¨ªa atribuir su ausencia de toda manifestaci¨®n a su fragilidad f¨ªsica, marcada por una enfermedad autoinmune que afectaba a los cart¨ªlagos¡ª, H¨¦ritier defendi¨® la contracepci¨®n como la mayor revoluci¨®n para la liberaci¨®n de la mujer y tambi¨¦n la reproducci¨®n asistida. En cambio, no era favorable a la gestaci¨®n subrogada.
Durante a?os dud¨® sobre el hecho de que ¡°una igualdad id¨ªlica¡± terminara por llegar alg¨²n d¨ªa. En los ¨²ltimos tiempos, sin embargo, su optimismo hab¨ªa aumentado. En las semanas que precedieron a su muerte, H¨¦ritier se prodig¨® en los medios franceses, coincidiendo con la publicaci¨®n de su ¨²ltimo libro, Au gr¨¦ des jours. Y aprovech¨® para apoyar a las mujeres en su lucha contra los abusos sexuales tras el estallido del caso Weinstein. ¡°Que la verg¨¹enza cambie de bando es esencial. Que las mujeres, en lugar de esconderse como v¨ªctimas solitarias y desamparadas, utilicen el #metoo para significarse y tomar la palabra me parece prometedor. Es lo que nos ha faltado durante milenios: comprender que no est¨¢bamos solas. Las consecuencias de este movimiento pueden ser enormes¡±, dijo a Le Monde. Ese habr¨¢ sido su esperanzador epitafio.
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