La ciudad sin atributos
En la FIL un mexicano puede dar una lecci¨®n magistral sobre Espa?a y viceversa
El viernes pasado, un Airbus llamado Vicente Aleixandre sali¨® de Barajas camino de la FIL. Al llegar a M¨¦xico se baj¨® del avi¨®n una cuerda de artistas y escritores entre los que hab¨ªa gente de Buenos Aires, Asturias, Tenerife, C¨¢ceres, Almer¨ªa y Guanajuato. Pura identidad madrile?a. Los peri¨®dicos ven¨ªan llenos de art¨ªculos sobre Madrid, todos tan elogiosos que daban ganas de volverse a Espa?a. Pese a todo, si te olvidas de la contaminaci¨®n, tal vez sea eso un lugar civilizado: aquel sin atributos divinos, pero con buena agua del grifo.
En una feria dedicada a Madrid lo previsible ser¨ªa que los madrile?os ¡ªsignifique eso lo que signifique¡ª hablasen de su pueblo y los mexicanos, del suyo. Por suerte, no siempre pasa, sobre todo cuando no est¨¢ muy claro qui¨¦n es de cada sitio. As¨ª, Miguel S¨¢enz, madrile?o de T¨¢nger y m¨ªtico traductor de G¨¹nter Grass, record¨® en un coloquio sobre traducci¨®n la historia de Carlos Gerhard. Catal¨¢n de origen suizo, Gerhard fue diputado durante la Rep¨²blica y comisario pol¨ªtico en la abad¨ªa de Montserrat durante la guerra, periodo al que dedic¨® un libro ¡°jaleado cuando critica a los fascistas y despreciado cuando critica a los anarquistas¡±. Muri¨® en el exilio, en M¨¦xico, en 1974. Once a?os antes, hab¨ªa publicado una ¡°admirable¡± traducci¨®n de El tambor de hojalata en la editorial Joaqu¨ªn Mortiz, fundada por otro exiliado, Joaqu¨ªn D¨ªez-Canedo, que bautiz¨® su sello con el pseud¨®nimo que ¨¦l mismo usaba para despistar a la polic¨ªa franquista en las cartas que enviaba a su madre. El propio Grass viaj¨® a Ciudad de M¨¦xico en 1964 para presentar la novela junto a Max Aub.
Pocas horas despu¨¦s de que Miguel S¨¢enz dictara su lecci¨®n sobre traductores mexicanos (Alfonso Reyes, Octavio Paz, Liliana Valenzuela), el mexicano Juli¨¢n Herbert dict¨® la suya sobre poes¨ªa espa?ola en la presentaci¨®n de Sombras di-versas (Vaso Roto), una antolog¨ªa de 17 poetas nacidas entre 1970 y 1991 seleccionadas por Amalia Iglesias.
Sentada junto a Herbert, Luna Miguel ley¨® versos suyos y de otras antologadas como Miriam Reyes, Ana Gorr¨ªa o Elena Medel. Acostumbrado a las masas que mueve la novela en la FIL, el autor de Canci¨®n de tumba, que empez¨® su carrera publicando poes¨ªa, agradeci¨® con una rara mezcla de iron¨ªa y emoci¨®n, la escasa presencia p¨²blico. ¡°Me alegra comprobar¡±, dijo, ¡°que seguimos siendo pocos pero sectarios¡±.
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