Eduardo Mendoza: ¡°Hay una industria del franquismo y del victimismo poco ¨¦tica¡±

Eduardo Mendoza ha abandonado su refugio en Londres para escribir unos ¨¢cidos apuntes sobre el conflicto en Catalu?a. ¡°No lo he escrito para posicionarme en un bando o en otro. Personalmente, no me gusta ninguno de los dos¡±, escribe Mendoza. El novelista barcelon¨¦s ha evitado caer en las trincheras cavadas en torno a la independencia y su intervenci¨®n en el debate hab¨ªa sido ocasional. Qu¨¦ est¨¢ pasando en Catalu?a (Seix Barral) es un breve compendio de reflexiones que pretende rebatir con provocaci¨®n, los prejuicios que ondean los nacionalismos de los bandos que ¨¦l rechaza.

El libro sobre todo carga contra los estereotipos esgrimidos por el nacionalismo catal¨¢n pero tambi¨¦n por la nueva izquierda. ¡°Franco carec¨ªa de toda ideolog¨ªa. Desde luego, no era fascista. Le repugnaba la mayor¨ªa de presupuestos program¨¢ticos del fascismo y si no le hubiera sido ¨²til, lo habr¨ªa combatido¡±, asegura Mendoza en su libro. Sobre las limitaciones para el uso del catal¨¢n durante el franquismo, el escritor afirma que ¡°no estuvo prohibido, como ¨²ltimamente se ha dicho tanto dentro como fuera de Catalu?a. Durante el franquismo el uso del catal¨¢n no estaba prohibido, pero s¨ª tutelado, lo que es casi peor¡±.

Mendoza aprovecha para recordar que el triunfo borb¨®nico en la Guerra de Sucesi¨®n (1701-1714) no solo tuvo consecuencias terribles para Catalu?a, como repite hasta la saciedad el agitprop independentista, que ve en la derrota de los austracistas en el sitio de Barcelona el inicio de 300 a?os de represi¨®n: ¡°La industrializaci¨®n fue posible gracias al capital acumulado en las colonias americanas por los famosos indianos, una aventura que fue posible gracias al Decreto de Nueva Planta, por el cual se transformaba Espa?a en un Estado centralizado a la manera de Francia y, en consecuencia, se abr¨ªa a los catalanes la posibilidad de acceder a las colonias¡±.

Utilizaci¨®n del franquismo

El autor de La ciudad de los prodigios, Premio Cervantes de 2016, considera que el franquismo es tambi¨¦n utilizado como un espantajo para legitimar los males propios y estigmatizar al rival: ¡°Hay una industria del franquismo y del victimismo poco ¨¦tica¡±. Mendoza a?ade que la instrumentalizaci¨®n del franquismo se da ¡°especialmente en Catalu?a: la figura de Franco y su dictadura se sacan en procesi¨®n para justificar actuaciones o invalidar las del contrario. [...] El franquismo, tal como ahora se le invoca, es una simple manipulaci¨®n de un concepto que vale para muchas cosas y que, afortunadamente, no tiene nada que ver con el art¨ªculo genuino¡±.

Qu¨¦ est¨¢ pasando en Catalu?a sirve a Mendoza para hilar una teor¨ªa sobre lo que ser¨ªa el triunfo p¨®stumo del franquismo: los estereotipos que parecen determinar a los pueblos de Espa?a, no solo los estereotipos con una ra¨ªz claramente catalanof¨®bica (Tambi¨¦n negativos, por simplones) para el conjunto de pueblos de la Pen¨ªnsula. Mendoza a?ade que ¡°lo malo de este remedo pat¨¦tico es que buena parte fue asumida por los propios catalanes¡±, y afirma que de ello ¡°se derivan dos consecuencias que inciden en los sucesos de los ¨²ltimos tiempos: la primera es el desapego de la burgues¨ªa catalana por todo lo que tenga que ver con una Espa?a cuyo estereotipo ha sido tambi¨¦n asumido por parte de los catalanes. Que los representantes de esta burgues¨ªa se al¨ªen con sectores revolucionarios [los antisistema de la CUP] en cuyo programa est¨¢ incluido el exterminio de la propia burgues¨ªa no se entiende si no se tiene en consideraci¨®n el factor del resentimiento¡±.

Mendoza escribe tambi¨¦n lineas pol¨¦micas que no coinciden con la actitud de alguien que ha intentado evitar provocar al soberanismo, como cuando describe a los catalanes como una sociedad cerrada y poco dispuesta a aceptar a la migraci¨®n espa?ola, afirmaci¨®n que podr¨¢n rebatirle con las figuras del expresidente de la Generalitat Jos¨¦ Montilla, la jefa de la oposici¨®n en el Parlament In¨¦s Arrimadas, con el editor Jos¨¦ Manuel Lara o, por qu¨¦ no, con Gabriel Rufi¨¢n, el diputado de ERC que ve a Franco en cada rinc¨®n de Espa?a.