La traici¨®n de ¡®Traici¨®n¡¯
El primer cap¨ªtulo de la nueva serie de La 1 dur¨® 100 minutos. 100 eternos minutos. Que, para m¨¢s inri, comenzaron despu¨¦s de 'Hora punta'. Eso s¨ª que es una traici¨®n
Dos nuevas series espa?olas han llegado a la parrilla televisiva esta semana, y ll¨¢menlo el destino o ll¨¢menlo los programadores de las cadenas, el caso es que compitieron entre s¨ª el martes. Gan¨® el choque Telecinco con El accidente de Inma Cuesta y Quim Guti¨¦rrez (3.243.000 espectadores). En La 1 arranc¨® bien, pero por detr¨¢s de su competidora, Traici¨®n (2.281.000).
Esta segunda se centra en una saga familiar donde nadie resulta de fiar. El triple anuncio del cabeza de familia ¡ªno va a vender su bufete, lo que quer¨ªan la mayor¨ªa de sus hijos; le quedan pocas semanas de vida; tiene un hijo secreto¡ª desestabiliza el fr¨¢gil equilibrio que reina en esas casas en las que hay mucho dinero en juego.?Empiezan a volar cuchillos, a verse miradas sospechosas, a intuirse comentarios detr¨¢s de la espalda... Y mientras tanto, Ana Bel¨¦n reina lanzando frases del tipo "cuando el barco se hunde las ratas son las primeras en abandonarlo" dedicada a su hija mayor (interpretada por Nathalie Poza), diana de sus mayores desprecios. Una villana de manual para lucimiento de la actriz y de la que se puede esperar mucho en los cap¨ªtulos venideros.
Sin embargo, el gran problema del estreno de Traici¨®n fue su enorme duraci¨®n. Si los 70-75 minutos de los cap¨ªtulos de las series espa?olas ya se hacen largos, en esta ocasi¨®n alguien tuvo la genial idea de alargar la cosa hasta los 100 minutos. Repito, 100 minutos. Un solo cap¨ªtulo. Que, para m¨¢s inri, comenz¨® pasadas las 22.30 porque La 1 no quiere quitar el programa de Javier C¨¢rdenas. 100 minutos que alargaron el episodio hasta pasada la medianoche y estiraron la trama m¨¢s all¨¢ de su final natural. Eso s¨ª que es una traici¨®n.
Algunos hab¨ªamos podido ver una versi¨®n previa en el FesTVal. Entonces duraba 70 minutos, y ya se hac¨ªa algo largo en algunos tramos. Pero la obsesi¨®n de las cadenas por alargar el prime time hasta el infinito para as¨ª subir unas d¨¦cimas de cuota de pantalla juega en contra del espectador de series, del p¨²blico de la televisi¨®n lineal y del sentido com¨²n en general. Pero, ?qui¨¦nes son los espectadores cuando se pueden rascar unas d¨¦cimas de cuota de pantalla?
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