De Kennedy a Macron, el arte del documental pol¨ªtico
La pel¨ªcula para Netflix sobre las elecciones catalanas sigue una larga tradici¨®n de la cr¨®nica electoral
Si nadie lo cuenta, es como si no hubiera ocurrido. Y no sirve el relato fren¨¦tico, minuto a minuto, tuit a tuit, en las redes sociales. La informaci¨®n diaria, redactada sobre la marcha y en la ignorancia del desenlance, raramente capta la ¨¦pica que para los protagonistas exige la ocasi¨®n. Todo l¨ªder, como los monarcas medievales, quiere su cr¨®nica y su cronista. La documentales de campa?a, como el que preparan los directores Gerardo Olivares y ?lvaro Longoria para la plataforma Netflix sobre las elecciones catalanas, se ha convertido en un formato privilegiado para cantar la ¨¦pica, y a veces la l¨ªrica, de la batalla pol¨ªtica en su momento m¨¢s intenso y teatral.
"Sientes que est¨¢s ah¨ª", escribe el cr¨ªtico Louis Menand en un texto que acompa?a la publicaci¨®n en DVD del documental The War Room (La habitaci¨®n de la guerra) (1993). "Lo que atrae, en el fondo, es la sensaci¨®n de estar en un lugar en el que no deber¨ªamos estar, la sensaci¨®n de estar viendo y escuchando cosas que no deber¨ªan ser vistas y escuchadas".
The War Room no es el primer documental de campa?a ¡ªhay precedentes destacados, como Primary, de 1960, sobre las primarias de Wisconsin entre John F. Kennedy y Hubert Humphrey¡ª pero s¨ª el que quiz¨¢ haya definido desde entonces la manera de contarla. La c¨¢mara cerca de la acci¨®n, el ritmo endiablado, la ausencia de un narrador en off: casi todos estos elementos se encontraban en el documental de Chris Hegedus y D. A. Pennebaker sobre la campa?a victoriosa de Bill Clinton en 1992.
Un g¨¦nero tambi¨¦n literario
El presidente Nicolas Sarkozy tuvo hace una d¨¦cada en la escritora Yasmina Reza a su cronista de campa?a con el libro El alba la tarde o la noche. Desde la exigencia literaria, la autora de Arte ayud¨® a modelar la imagen del futuro presidente. Literatura y cine, documental y cr¨®nica: la relaci¨®n siempre ha sido ¨ªntima. En 1960 Robert Drew rod¨® Primary sobre la campa?a de Kennedy; un a?o despu¨¦s, Theodore White public¨® The Making of the President (C¨®mo se fabrica el presidente), el modelo de todas las cr¨®nicas electorales. En 1969 Joe McGinniss replic¨® con The Selling of the President (C¨®mo se vende el presidente) sobre las estrategia de comunicaci¨®n para vender a Nixon en la campa?a de 1968. Y en los setenta Timothy Crouse relatar¨ªa en The Boys on the Bus (Los muchachos de autob¨²s) la campa?a desde la ¨®ptica del grupo de reporteros que segu¨ªan a los candidato. De Norman Mailer a Hunter S. Thompson, de Joan Didion a David Foster Wallace, los cl¨¢sicos de las letras de EE UU se atrevieron con el g¨¦nero de campa?a. ?Qui¨¦n le escribir¨¢ a Donald Trump? En Francia, es en el formato del documental televisivo donde Emmanuel Macron?¡ªpese a ser un letraherido: lector sofisticado y novelista frustrado¡ª ha encontrado quien retrate de forma m¨¢s afinada ¡ªy tambi¨¦n m¨¢s c¨®moda para ¨¦l¡ª su ascenso al poder.
Hay diferencias entre The War Room y Macron: el camino a la victoria, distribuida este a?o por Netflix. Hegedus y Pennebaker no lograron pleno acceso al protagonista de la campa?a, Clinton, y convirtieron en protagonistas a sus asesores James Carville y George Stephanopoulos, y el resultado fue ¨®ptimo: un d¨²o que ya es un cl¨¢sico del g¨¦nero.
El documentalista Yann L¡¯H¨¦noret, en cambio, pudo acompa?ar de muy cerca de Emmanuel Macron para rodar Macron: el camino a la victoria. No solo no hay voz narradora en su documental, emitido en la cadena TF1 el 8 de mayo de 2017, un d¨ªa despu¨¦s de la elecci¨®n. El autor nunca pregunta, ni interviene, al contrario que en Journeys with George (Viajes con George), de 2002, en la que la documentalista Alexandra Pelosi explicaba la victoria de George W. Bush desde el punto de vista de los periodistas que cubrieron la campa?a.
L'H¨¦noret, que se considera realizador y no periodista, se limita a observar. Es la t¨¦cnica del show, don't tell ¡ªmuestra, no expliques¡ª llevada al extremo. Pero explica, y mucho. La admiraci¨®n y la amabilidad con el candidato son inocultables, otro rasgo com¨²n en estos documentales. Cuando Netflix se estren¨® Mitt en 2014, sobre fallida campa?a del republicano Mitt Romney, el comentario habitual era: si los estadounidenses lo hubiesen visto en privado, habr¨ªa logrado m¨¢s votos y quiz¨¢ habr¨ªa ganado.
L'H¨¦noret capta escenas en las que aflora la personalidad de Macron: la mezcla de actitud adulta, casi de anciano de la pol¨ªtica, con rasgos casi infantiles, o su conexi¨®n rom¨¢ntica, tan especial, con su esposa, Brigitte. Y otras que arrojan luz sobre la soledad del poder: "Nunca estar¨¦ seguro, porque el pa¨ªs es as¨ª hoy", les dice a sus colaboradores, que le desaconsejan ir a debatir con unos huelguistas en una f¨¢brica. "Si escuch¨¢is a los t¨ªos de seguridad, acabar¨¦is como [el entonces presidente Fran?ois] Hollande, muertos".
Otro momento clave: la llamada por tel¨¦fono con Barack Obama. Parece que se cierre un c¨ªrculo. No es s¨®lo un expresidente hablando con un futuro presidente sino un personaje de un documental (Barack Obama. Camino hacia el cambio, de Amy Rice y Alicia Sams, estrenada en 2009 por la cadena HBO) hablando con el personaje de otro documental. Porque este es un rasgo com¨²n entre todos los protagonistas: Carville y Stephanopoulos, Obama y Macron son todos actores brillantes. El p¨²blico tiene la impresi¨®n de que nunca, mientras la c¨¢mara siga rodando, dejar¨¢n de actuar.
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