Aharon Appelfeld, memoria literaria del Holocausto
El autor y superviviente de la Sho¨¢ muere en Israel con 85 a?os
En sus 85 a?os de vida, apagada este jueves en un hospital de Petaj Tikva (Israel), el escritor Aharon Appelfeld consigui¨® escapar de un campo de concentraci¨®n en su Ruman¨ªa natal, sobrevivir escondido en el bosque durante dos a?os, reencontrarse quince m¨¢s tarde con su padre y firmar casi medio centenar de libros en una lengua, el hebreo, que no aprendi¨® hasta la adolescencia.
Hay dos cosas, en cambio, que nunca logr¨®. La primera fue librarse de una etiqueta que rechazaba, la de ¡°escritor del Holocausto¡±. El exterminio nazi o la vida jud¨ªa en Europa en torno a la Segunda Guerra Mundial est¨¢n presentes en su obra, pero Appelfeld insist¨ªa en que era imposible abordar la Sho¨¢ desde la literatura. ¡°Sobre el Holocausto puedes callarte o gritar, no escribir. Y yo, en esto, prefiero el silencio. Hay temperaturas demasiado altas como para tocarlas¡±, aseguraba en una entrevista televisiva. Applefeld no describ¨ªa los horrores de su experiencia, al estilo de Primo Levi o Elie Wiesel, sino que los evocaba a trav¨¦s de silencios, emociones o personajes que rechazaban la identidad jud¨ªa tradicional. ¡°Toda mi escritura consiste en restaurar el recuerdo¡±, resum¨ªa en Todo lo que queda, un documental de 1999.
Lo segundo que no consigui¨® fue dedicar una sola l¨ªnea al reencuentro con su padre en Israel. A finales de los cincuenta, ley¨® el nombre de su progenitor, al que hab¨ªa visto por ¨²ltima vez entre el gueto y el campo de concentraci¨®n, en un listado de nuevos emigrantes al pa¨ªs y fue a buscarle. ¡°Le encontr¨¦ subido a una escalera. Me dirig¨ª a ¨¦l en alem¨¢n: ¡®?Herr Applefeld?¡¯ Se baj¨®, me mir¨® y no pudo decir palabra. Solo se le ca¨ªan las l¨¢grimas. Durante todo un d¨ªa no me dijo que era mi padre ni yo que era su hijo. Hasta ahora no he podido producir algo sobre eso¡±, cont¨® en una entrevista.
Ervin (hebraizar¨¢ su nombre al emigrar a Palestina, como era habitual) hab¨ªa nacido en 1932 en la localidad de Czernovitz, entonces parte de Ruman¨ªa (en la actualidad, Ucrania), en una familia de jud¨ªos asimilados como las que retratar¨ªa en sus novelas. Cuando ten¨ªa ocho a?os su madre fue asesinada por los nazis: ¡°Durante semanas me negu¨¦ a asimilarlo. No dejaba a mi padre quitarme los zapatos. Le dec¨ªa: ya lo har¨¢ mam¨¢¡±.
Campo de concentraci¨®n
Su progenitor y ¨¦l fueron apresados poco despu¨¦s y trasladados en una marcha de dos meses hasta los campos de concentraci¨®n que el r¨¦gimen de Ion Antonescu, aliado de los nazis, acababa de establecer en Transdni¨¦ster, en la frontera con Ucrania.
En 1942 se escap¨® (¡°fue m¨¢s instinto que inteligencia¡±) y se escondi¨® en un bosque, ayudado por su pelo rubio y ojos azules, que no casaban con el estereotipo del jud¨ªo. Sobrevivi¨® entre criminales y una prostituta que le maltrataba. Cuando el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico liber¨® la zona dos a?os m¨¢s tarde, se uni¨® como ayudante de cocina. ¡°Se portaron bien conmigo. Ten¨ªa comida y la gente no quer¨ªa matarme¡±, asegur¨® en una entrevista a este peri¨®dico en 2005.
Tras pasar por Yugoslavia e Italia, desembarc¨® ¡°peque?o, delgado y sin lengua¡± en el Protectorado brit¨¢nico de Palestina en 1946, poco antes de la creaci¨®n del Estado de Israel. Con trece a?os y solo uno de escolarizaci¨®n, estudi¨® con tal celo que acabar¨ªa convertido en profesor universitario de literatura.
Le gustaba escribir a mano y en cafeter¨ªas. ¡°He vivido en el bosque y necesito estar rodeado de gente¡±, justificaba. Luego lo pasaba a m¨¢quina. Cuando se le estrope¨®, contrat¨® a una mecan¨®grafa. ¡°La escritura, como todo arte, es sensual. Tienes que tocarlo, sentirlo¡±, explicaba. Trabajaba todos los d¨ªas de la semana, salvo en sabbat, y prefer¨ªa las frases breves por considerarlas una tradici¨®n hebrea que se remonta al Antiguo Testamento: ¡°Tengo suerte de escribir en hebreo. Es una lengua muy precisa. En la Biblia, las frases son muy cortas, concisas y aut¨®nomas¡±.
As¨ª surgieron poemarios y novelas, como Badenheim 1939 o Historia de una vida, traducidos a 35 lenguas. En 1983 obtuvo el m¨¢ximo galard¨®n cultural israel¨ª y en 2004, el M¨¦dicis franc¨¦s. Un a?o antes fue finalista del Man Booker. Su amigo Philip Roth, quien alababa su ¡°profundo entendimiento de la p¨¦rdida, el dolor, la crueldad y la pena¡±, le incluy¨® como personaje en el libro Operaci¨®n Shylock.
Le incomodaba hablar p¨²blicamente sobre el conflicto de Oriente Pr¨®ximo (¡°hay muchos escritores que son pol¨ªticos, pero yo no¡±, reconoc¨ªa). Cuando lo hac¨ªa, mostraba ideas cada vez m¨¢s pr¨®ximas a la derecha nacionalista israel¨ª. En una de las ¨²ltimas ofensivas israel¨ªes en Gaza, dijo: ¡°Si queremos resolver el problema, tenemos que ser muy crueles y eso no es moralmente f¨¢cil¡±.
Con su gorra negra de marinero, su habla pausada y su hebreo florido con marcado acento rumano, Appelfeld parec¨ªa un personaje de otro tiempo y lugar. Su compatriota y tambi¨¦n destacado literato A. B. Yehoshua lleg¨® a declarar el pasado jueves que Appelfeld no deber¨ªa ser considerado un escritor israel¨ª porque ¡°no escrib¨ªa sobre Israel¡±. Ser¨¢ enterrado este domingo en Jerusal¨¦n.
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