Arag¨®n y Catalu?a, mucho m¨¢s que hermanos
La Diputaci¨®n de Zaragoza organiza una exposici¨®n y la publicaci¨®n de un libro que repasa los v¨ªnculos entre ambas tierras desde el siglo XVIII
¡°Dicen que hay tierras al Este / donde se trabaja y pagan. / Hacia el Oeste el Moncayo / como un Dios que ya no ampara¡±. Arag¨®n es una canci¨®n protesta de Jos¨¦ Antonio Labordeta sobre el vac¨ªo humano que dejaba la emigraci¨®n masiva en su tierra. Apareci¨® en 1973 en el primer disco de Labordeta, Cantar i callar, que public¨® la discogr¨¢fica de Barcelona Edigsa. Dicen que hay tierras al Este es tambi¨¦n el t¨ªtulo de una exposici¨®n que la Diputaci¨®n de Zaragoza ha organizado en el Palacio de Sastago. La Diputaci¨®n ha publicado tambi¨¦n Tejidos de vecindad, un exhaustivo documento de 600 p¨¢ginas elaborado por 23 acad¨¦micos que retrata la relaci¨®n entre Arag¨®n y Catalu?a desde el siglo XVIII. El compendio demuestra que la independencia de Catalu?a supondr¨ªa una fractura traum¨¢tica para ambas partes.
Tejidos de vecindad parte de una voluntad acad¨¦mica. El mejor ejemplo son los cap¨ªtulos dedicados a la influencia del nacionalismo catal¨¢n en la evoluci¨®n del aragonesismo y tambi¨¦n el excelente an¨¢lisis de Javier Giralt, profesor de la Universidad de Zaragoza sobre el uso ayer y hoy del catal¨¢n en Arag¨®n: ¡°Durante pr¨¢cticamente toda la ¨¦poca medieval, en la Corona de Arag¨®n fueron el aragon¨¦s y el catal¨¢n las lenguas que, junto al lat¨ªn, se emplearon en los escritos cancillerescos y en los actos administrativos [¡] La scripta catalana, que llegar¨¢ a su punto m¨¢s ¨¢lgido en los siglos XIV y XV, se ir¨¢ forjando a partir de su papel prestigioso en la Corte aragonesa, ya que esta se convierte en un instrumento de unificaci¨®n ling¨¹¨ªstica¡±. Alberto Sabio, coordinador de la obra, propone que el libro sirva para combatir los estereotipos que buscan ¡°nacionalizar el pasado de un territorio¡± con voluntad ¡°independentista o recentralizadora¡±.
Medio mill¨®n en un siglo
Es abrumadora la cantidad de nexos econ¨®micos, sociales y culturales que retrata Tejidos de vecindad. Barcelona es la segunda ciudad con m¨¢s aragoneses, tras Zaragoza: entre 1880 y 1980, m¨¢s de medio mill¨®n emigraron a Catalu?a.¡°Catalu?a vende bienes y servicios en Arag¨®n por valor de 11.560 millones de euros (datos de 2013). Es el doble que a Alemania y m¨¢s que toda Francia¡±. Los porcentajes de la balanza comercial por sectores evidencian todav¨ªa m¨¢s la dependencia bilateral: a finales del siglo XX, entre el 61% y el 69% de la exportaci¨®n agroalimentaria aragonesa se vend¨ªa en Catalu?a, adem¨¢s del 49% de la producci¨®n metal¨²rgica, el 51% de la maquinaria y el 56% del material de transporte. De las importaciones aragonesas, el 63% de los alimentos y el 56% del material de transporte proced¨ªan de Catalu?a.
En Tejidos de vecindad se radiograf¨ªa esta interdependencia econ¨®mica desde las ra¨ªces de la industria textil en la Edad Media al comercio fluvial a trav¨¦s del Ebro. Sin victimismo ni acritud se detallan los agravios comparativos que en Arag¨®n, en diferentes momentos, han unido a los diferentes partidos y fuerzas sociales: los reiterados intentos de trasvase del Ebro, la liberalizaci¨®n puntual de importaciones extranjeras en los siglos XVIII y XIX que hundieron su producci¨®n agropecuaria y textil, la negativa del Principado de Catalu?a y del Reino de Valencia a ceder un puerto mar¨ªtimo a Arag¨®n o el trauma en el territorio que supuso la construcci¨®n de embalses y presas para una generaci¨®n hidroel¨¦ctrica sobre todo destinada a Catalu?a.
Arag¨®n, como Catalu?a, fue austracista en la Guerra de Sucesi¨®n. Ambas salieron derrotadas en su defensa del foralismo frente al modelo centralista y absolutista. El exministro socialista Ernest Lluch es citado por Eliseo Serrano, decano de la facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Zaragoza,como admirador del foralismo austracista de Juan Amor de Soria, aragon¨¦s exiliado en Viena y que dej¨® escritas reflexiones para la descentralizaci¨®n del Estado. Catalu?a y Arag¨®n tuvieron suerte distinta en la unificaci¨®n de Espa?a llevada a cabo por los Borbones. Catalu?a fue especialmente beneficiada con la abolici¨®n de aranceles internos y la creaci¨®n de un mercado unificado espa?ol, adem¨¢s de la liberalizaci¨®n del comercio mar¨ªtimo con Am¨¦rica.
Los fastos del tricentenario del final de la Guerra de Sucesi¨®n organizados en 2014 por la Generalitat plantearon el conflicto como una suerte de batalla por la independencia de Catalu?a, de una sociedad m¨¢s democr¨¢tica frente a la brutal Espa?a de Felipe V. La propaganda de 2014 dej¨® sin destacar otros efectos colaterales del triunfo de los Borbones: ¡°Las cifras de exportaci¨®n a Am¨¦rica registradas desde Tortosa durante los a?os del comercio libre dejaron al descubierto la escasa reacci¨®n de la econom¨ªa aragonesa hacia los est¨ªmulos del mercado colonial. Sin embargo, este mercado extrapeninsular result¨® fundamental para la industria algodonera catalana y para otros productos como aguardiente, frutos secos, pasas o jab¨®n, lo que hubiese sido ciertamente dif¨ªcil si los Gobiernos de Felipe V no se hubiesen empe?ado "en reforzar el nexo Catalu?a-C¨¢diz-Am¨¦rica", escribe Alberto Sabio. ¡°La situaci¨®n econ¨®mica de Arag¨®n en la centuria de 1700 no fue comparable con la etapa de expansi¨®n econ¨®mica y conquista del mercado interior de Espa?a que vivi¨® Catalu?a durante dicho periodo¡±, apunta Jos¨¦ Ignacio G¨®mez Zorraquino en el cap¨ªtulo dedicado a las frustradas negociaciones aragonesas para conseguir una salida al mar.
¡°El proteccionismo [del siglo XIX] fue consecuencia sobre todo del incremento de derechos aduaneros¡±, explica Sabio: ¡°A partir de esta fecha, el mayor protagonismo lo adquiri¨® la protecci¨®n monetaria. Fue el consumidor de a pie, que pagaba un precio muy caro por alimentos y vestimenta, quien carg¨® con el coste econ¨®mico de la protecci¨®n. Pero la oligarqu¨ªa catalana se sinti¨® c¨®moda en la ?v¨ªa nacionalista? del capitalismo espa?ol durante el primer tercio del siglo XX, propiciada por trigueros castellanos, textiles catalanes y sider¨²rgicos vascos, promotores principales del proteccionismo arancelario, del intervencionismo estatal y del corporativismo¡±. Una de las tesis m¨¢s significativas del historiador franc¨¦s Pierre Vilar fue precisamente que la consolidaci¨®n de Catalu?a como ¡°la f¨¢brica de Espa?a¡± ¨Calimentada con mano de obra y materia prima aragonesa, entre otros¨C permiti¨® ¡°una acumulaci¨®n de un capital industrial que es el ?¨²nico factor decisivo en el nacimiento de una sociedad nueva en Catalu?a y de un desarrollo desigual en el seno de la Pen¨ªnsula?¡±, como recuerda Josep Fontana en el libro La formaci¨® d'una identitat.
Barcelona, capital del aragonesismo
Probablemente los apartados m¨¢s llamativos de Tejidos de vecindad son los dedicados a la influencia que el catalanismo ha tenido en la formaci¨®n del aragonesismo, desde la Lliga Regionalista de Prat de la Riba hasta la negociaci¨®n del estatuto de Autonom¨ªa de 1982. Barcelona fue la capital del aragonesismo m¨¢s contundente y donde nacieron movimientos tan importantes como la Uni¨®n Regional Aragonesista y la Juventud Aragonesista. Destaca una figura como Gaspar Torrente, que lleg¨® incluso a participar junto a las juventudes aragonesistas Los Almog¨¢vares en la sublevaci¨®n contra la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito tras la fallida proclamaci¨®n de la rep¨²blica catalana de 1934. Torrente y Julio Calvo Alfaro tambi¨¦n fueron los nombres destacados de la iniciativa, a principios del siglo XX, para constituir una Mancomunidad entre las diputaciones aragonesas a imagen y semejanza de la Mancomunidad de Catalu?a. El historiador Antonio Peir¨® aporta otros detalles curiosos de este efecto espejo, como la iniciativa en 1935 de la revista Renacimento Aragon¨¦s de copiar los homenajes a Rafael de Casanovas para el 11 de septiembre pero con el propio h¨¦roe nacional aragon¨¦s, Juan V de Lanuza. Carlos Serrano, de la Asociaci¨®n Cultural Rolde, recuerda que en 1972 hubo incluso un intento de emular la Asamblea de Catalu?a que no prosper¨® hasta que en 1975 se constituy¨® la Junta Democr¨¢tica de Arag¨®n. Serrano destaca que el nacionalcatolicismo espa?ol hizo suyos ¡°elementos simb¨®licos¡± de Arag¨®n para crear ¡°un basti¨®n frente al separatismo representado por Catalu?a¡±. El escritor Eduardo Mendoza opina precisamente en su libro Qu¨¦ est¨¢ pasando en Catalu?a que uno de los triunfos p¨®stumos del franquismo es la interpretaci¨®n estereot¨ªpica de los pueblos de Espa?a: ¡°Lo que perdura es una concepci¨®n de la realidad pol¨ªtica impuesta por el franquismo y de la que la sociedad espa?ola, incluida la catalana, no se ha sabido desprender¡±.
Tejidos de vecindad ahonda en el an¨¢lisis del movimiento de personalidades entre Arag¨®n y Catalu?a. La lista es interminable, comenzando por las decenas de int¨¦rpretes de m¨²sica sacra que desde el siglo XV transitaron entre iglesias de la Corona de Arag¨®n, m¨²sicos contempor¨¢neos, artistas, escritores y tambi¨¦n pol¨ªticos. El trabajo hace hincapi¨¦ en numerosos personajes aragoneses clave en la historia contempor¨¢nea de Catalu?a, como la estirpe Blecua de acad¨¦micos de la lengua, los pol¨ªticos Alfonso Carlos Com¨ªn y Gregorio L¨®pez Raimundo, el escritor Jes¨²s Moncada o el precursor del cine Segundo de Chom¨®n.
Jos¨¦ Antonio Labordeta cant¨® en el paraninfo de la Universidad de Barcelona el d¨ªa que Salvador Puig Antich fue ejecutado, en 1974. Labordeta public¨® un a?o antes su primer disco, Cantar i Callar. Laefem¨¦ride, tal y como la relata Mat¨ªas Uribe en Tejidos de vecindad, es un buen ejemplo del encuentro y los desencuentros entre Arag¨®n y Catalu?a. Edigsa, la editora del disco, se caracteriz¨® durante su existencia como discogr¨¢fica de artistas en catal¨¢n. Labordeta detallaba en sus memorias Con la voz a cuestas que el consejo editorial de Edigsa se opon¨ªa a la propuesta de publicar sus canciones porque eran en castellano. La soluci¨®n fue darle al disco un t¨ªtulo en catal¨¢n ¨CCantar i callar, aunque solo tuvieron que cambiaron la la y griega por la i latina¨C y a?adir en el interior un texto en catal¨¢n de Ovidi Montllor. Aquellas diferencias no romp¨ªan la relaci¨®n porque los v¨ªnculos eran mucho mayores, unos v¨ªnculos que hoy se difuminan entre tanta propaganda.
Babelia
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