Alejandro Palomas: ¡°No doy comida prefabricada para que lata el coraz¨®n¡±
El escritor barcelon¨¦s ha ganado el 74? Premio Nadal con ¡®Un amor¡¯, que Destino publicar¨¢ en febrero
¡°Me gusta pillar a los personajes de ah¨ª¡±, dice Alejandro Palomas (Barcelona, 1967), se?al¨¢ndose no el coraz¨®n sino el estern¨®n porque, dice, busca llegar antes al sentimiento que a la raz¨®n. As¨ª ha construido, desde 2002, una intensa carrera literaria de una quincena de t¨ªtulos, entre ellos, Una madre (2014), que le catapult¨®. En esa l¨ªnea, y con id¨¦ntica protagonista, ha construido, Un amor, donde una llamada rompe, la noche previa a una boda, una cosida armon¨ªa familiar. Con ella, el s¨¢bado logr¨® el 74? premio Nadal (18.000 euros), en librer¨ªas en febrero editada por Destino.
Pregunta. Definen su obra como ¡°melodramas contempor¨¢neos con dosis de comedia¡±...
Respuesta. Cogido con pinzas, igual s¨ª: paso del t¨®pico de que el sentido del humor abarata y el drama, encarece. Pero cuando pienso en el melodrama me viene a la cabeza Mary Tyler Moore... y eso s¨ª abarata.
P. ?Vivimos en un exhibicionismo sentimental infinito?
R. Somos una sociedad emoticono, de emoci¨®n instant¨¢nea, muy infantil, como de adiestramiento canino: sonrisa-premio; si no hay premio, hay enfado... Muy b¨¢sico, lo estamos basificando todo. Y cuesta salir de ah¨ª, si lo haces, corres el peligro de ser dif¨ªcil, pero me encantan los desaf¨ªos, remover cosas. Necesito complicarlas.
Somos una ¡®sociedad emoticono¡¯, muy b¨¢sica, lo ¡®basificamos¡¯ todo¡±
P. Tampoco parece muy sincero ese exhibicionismo emotivo.
R. Porque es una sociedad que ha dado la espalda al psicoan¨¢lisis, que solo busca la felicidad r¨¢pida, de consumo. Y la felicidad no s¨¦ lo que es; yo vivo para descubrirla. Vivir apartando la visi¨®n psicoanal¨ªtica te convierte en una sociedad infantil: no hay preguntas, no quieres saber de d¨®nde vienes ni qu¨¦ hay detr¨¢s, te miras al espejo y crees que eres feliz porque puedes controlar la vida... Pero la vida no se puede controlar; la vida no es, se hace. Quiero ver c¨®mo, con qu¨¦ recuerdos, la fabricas, ver c¨®mo la juegas. Si no la juegas, ya has perdido.
P. Dice: ¡°Me gusta pillar a los personajes por ah¨ª¡± y se apunta al coraz¨®n...
R. No, al plexo. Escribo para el plexo, no para el coraz¨®n. Si escribes para el coraz¨®n juegas al melodrama; si escribes para el plexo, escribes para el impacto: tiras una piedra y vemos c¨®mo se gestiona eso; no doy comida prefabricada para que lata el coraz¨®n; el coraz¨®n me importa poco, me importa c¨®mo respiras, el impacto de lo que duele, lo que remueve. No quiero que el cerebro active sus defensas, si no, mi mensaje llega muy desva¨ªdo, yo quiero provocar un dolor y que tu sistema act¨²e entonces y lo gestione, ver qu¨¦ hay ah¨ª dentro de ti. Yo estoy continuamente bombardeando ese plexo, intentando abrir eso. Siempre leemos muy a la defensiva por miedo a ver ¡®ese soy yo o he sido yo en un momento de mi vida¡¯...
P. ?Y el lector quiere verse?
R. Lo que no me gusta es escribir para esconderse; muchos autores escriben para ocultarse debajo del lenguaje; no tiene sentido. Hay mucha creaci¨®n literaria que tiene poca alma; quiero que el lector, y los personajes, suden la camiseta emocional. Y para ello hay que tener desverg¨¹enza. No puedes jugar a dos bandas.
P. ?Eso no es exhibicionismo?
R. Me han acusado ya de eso. Esto va conmigo, no con mi literatura; cuando escribo soy yo 100%; con mis amigos y mi familia soy tambi¨¦n el Alejandro que escribe.
No quiero que el cerebro active sus defensas, si no, mi mensaje llega muy desva¨ªdo, yo quiero provocar un dolor y que tu sistema act¨²e entonces y lo gestione, ver qu¨¦ hay ah¨ª dentro de ti?
P. ?La familia, tan frecuente en su obra, como b¨²nker emotivo?
R. La familia real me lo ha dado todo, es mi burbuja. Es un planetario desde donde poder mirar el mundo exterior sin temor a ser atacado; y eso es v¨¢lido tanto para lo personal como para lo literario.
P. ?Y Amalia, de Una madre, que en Un amor reaparece, qu¨¦ representa?
R. Es la personalidad que me gustar¨ªa ser: candor, ver poco pero muy bien las relaciones humanas, una confianza en los dem¨¢s que yo no tengo¡ Es mi ¨¢lter ego, bondad infinita. No lo tengo y me da envidia: esa bondad tan ciega debe darte mucha paz. Si tienes un objetivo es m¨¢s f¨¢cil vivir, sabes cu¨¢l es tu fin. Me da envidia la gente que tiene una misi¨®n en la vida; as¨ª no la gastas busc¨¢ndola...
P. Eso es casi de psicoan¨¢lisis.
R. Me tiendo en un div¨¢n desde hace a?os y me encanta. Nunca lo dejar¨ªa; eso y el tiro con arco.
P. ?Tira?
R. S¨ª, casi cada d¨ªa: es contacto con uno mismo, concentraci¨®n, precisi¨®n, agresividad, contenci¨®n...
P. ?Referentes literarios?
R. Tres mujeres: Jeanette Winterson, a la que he traducido; Agota Kristof, su Claus y Lucas es ¨²nica, te mueres; y Magda Szab¨®. Leo m¨¢s a mujeres que a hombres, pero David Foenkinos me encanta.
P. ?Qu¨¦ les une, un realismo emocional?
R. No, la literatura de plexo. No hay m¨¢s: directo a la yugular, en vena. Comerse la vida, comerse el libro... Y no tener tiempo para seg¨²n qu¨¦: los preciosismos, dos horas de descripci¨®n de un tapiz o un paisaje... Eso hoy se puede ver en Google. Yo quiero m¨¢s carne.
P. Dice que ha sido, hasta hace poco, cobarde en la vida y en la literatura, pero que ahora va a por todas. ?Qu¨¦ le cambi¨® el chip vital y literario?
R. Eso es mucho trabajo de a?os de div¨¢n y no vivir la vida en plan est¨ªmulo-premio. Yo deb¨ªa apostar a largo plazo para poder analizar y sacar cosas de m¨ª, ver qu¨¦ poquito o no hab¨ªa de cisne en el patito. Prob¨¦ y vi que la recepci¨®n no era mala. Fui consciente de que solo hay una vida y de que esto se acaba pronto.
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