Alemania refuerza el cord¨®n sanitario a la extrema derecha al sumar a la izquierda populista
Para frenar a Alternativa para Alemania, los partidos tradicionales pactan coaliciones con apoyo m¨¢s o menos directo de formaciones radicales en Sajonia, Turingia y Brandeburgo
Los grandes partidos alemanes han sumado a la izquierda populista o radical a sus alianzas para reforzar el cord¨®n sanitario contra la extrema derecha. En la investidura, estos ¨²ltimos d¨ªas, de los nuevos gobiernos de Turingia, Brandeburgo y Sajonia, participan de manera m¨¢s o menos directa el nuevo partido de la autodenominada ¡°izquierda-conservadora¡± Sahra Wagenkencht y la izquierda poscomunista de Die Linke. Los votos de esta formaci¨®n han permitido este mi¨¦rcoles aupar a un Ejecutivo en minor¨ªa en Sajonia, el ¨²ltimo de los l?nder que votaron en oto?o en formar Gobierno.
El objetivo de estas alianzas, algunas de las cuales hace unos meses habr¨ªan parecido contra natura, es mantener alejada del poder a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD). Si se celebrasen hoy las elecciones legislativas, previstas para febrero, este partido ser¨ªa el segundo m¨¢s votado en todo el pa¨ªs, seg¨²n los sondeos.
El actual presidente de Sajonia, el democristiano Michael Kretschmer, fue investido de nuevo este mi¨¦rcoles en el cargo con los votos de su propio partido, la Uni¨®n Democristiana (CDU) y del Partido Socialdem¨®crata (SPD) del canciller Olaf Scholz. Ambos gobernar¨¢n juntos, pero en minor¨ªa. En la segunda vuelta del voto de investidura contaron con el apoyo de Die Linke. Para construir mayor¨ªas legislativas podr¨ªan ayudarle tambi¨¦n los diputados de Wagenknecht.
Los presidentes de Turingia, el democristiano Mario Voigt, y de Brandeburgo, el socialdem¨®crata Dietmar Woidke, fueron investidos la semana pasada. Ambos, con coaliciones novedosas, pues incluyen a la Alianza Sahra Wagenkencht (BSW, por sus siglas alemanas), una formaci¨®n de izquierdas en lo social, conservadora en materia de inmigraci¨®n y acusada, como AfD, de hacerle el juego a Rusia.
Las tres elecciones celebradas en septiembre en estados federados de la antigua Alemania Oriental resultaron un ¨¦xito para AfD, un partido nacionalista y euroesc¨¦ptico bajo la lupa de la Oficina de protecci¨®n de la Constituci¨®n, los servicios de inteligencia interior. AfD fue el partido m¨¢s votado en Turingia, con un 32,8% de votos y diez puntos de ventaja sobre segundo, la CDU. Y qued¨® segundo en Sajonia, por detr¨¢s de la CDU, y en Brandeburgo, por detr¨¢s del SPD.
Los alemanes est¨¢n acostumbrados a construir gobiernos de coalici¨®n y a tejer cordones sanitarios. Pero la fortaleza de la extrema derecha, que dispone de un tercio o m¨¢s de asientos en los tres parlamentos regionales, exige m¨¢s esca?os y partidos para formar gobiernos. Y la irrupci¨®n hace un a?o de la BSW lo ha complicado todo a¨²n m¨¢s.
Antes, a los partidos tradicionales ¨Dlos que ocupan el amplio espectro que va del centroizquierda a la derecha moderada¨D les bastaba con ponerse de acuerdo entre ellos para componer mayor¨ªas. Ahora ya no es tan f¨¢cil. En Turingia, Sajonia y Brandeburgo se ha evidenciado la consecuencia de la reconfiguraci¨®n del paisaje pol¨ªtico, y SPD y CDU no han tenido m¨¢s remedio que ampliar el frente anti-AfD sumando a ¨¦l a Die Linke o al partido de Wagenknecht.
Los grandes partidos se han visto obligados a aparcar algunos tab¨²es. Los democristianos establecieron en un congreso en 2018: ¡°La CDU de Alemania rechaza las coaliciones o formas parecidas de colaboraci¨®n tanto con el partido Die Linke como con Alternativa para Alemania.¡±
El llamado cortafuegos (as¨ª se conoce en Alemania el cord¨®n sanitario) sigue aplic¨¢ndose a AfD, y Friedrich Merz, candidato democristiano a la canciller¨ªa en las elecciones de febrero, ha prometido seguir aplic¨¢ndolo. En cambio, las alianzas en el este de Alemania indican que ya no se aplica a Die Linke. Este partido, fundado por los herederos del partido del r¨¦gimen comunista de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y por disidentes de la izquierda del SPD, ser¨¢ decisivo para la estabilidad de los gobiernos encabezados por la CDU en Turingia y Sajonia. Y en Turingia, gobernar¨¢ una coalici¨®n tripartita formada por la CDU, el SPD y la BSW, el partido de Wagenkencht, antigua dirigente de Die Linke.
La formaci¨®n de estos gobiernos ha requerido semanas de negociaciones. Uno de los puntos de fricci¨®n, parad¨®jicamente, no es competencia de los estados federados: la guerra. Wagenknecht hab¨ªa condicionado la participaci¨®n de su partido en las coaliciones gubernamentales ¨Dy, por tanto, la posibilidad de frenar a la extrema derecha¨D al reconocimiento de sus posiciones en contra de la entrega de armas a Ucrania y la instalaci¨®n de misiles estadounidenses en suelo alem¨¢n, y a favor las negociaciones con Rusia.
En Brandeburgo la coalici¨®n la forman los socialdem¨®cratas de Scholz y los de Wagenknecht. Y en el SPD hay una corriente, especialmente implantada en el Este, cercana a las posiciones de Wagenknecht. No es extra?o que ah¨ª el acuerdo fuese m¨¢s sencillo y que en el contrato de coalici¨®n se lean frases que espantar¨ªan a algunos socios europeos si fuesen posiciones oficiales de Alemania, como: ¡°La guerra no terminar¨¢ mediante m¨¢s entregas de armas.¡± O: ¡°Los esfuerzos diplom¨¢ticos para la paz tambi¨¦n deben tener como objetivo la normalizaci¨®n de las relaciones econ¨®micas [con Rusia]¡±.
M¨¢s complicado era el acuerdo en Turingia, pues incluye a tres partidos y el primero de ellos es la CDU, hist¨®ricamente m¨¢s atlantista que el SPD y partidaria de reforzar la ayuda a Ucrania m¨¢s all¨¢ de lo decidido por el canciller Scholz. En el contrato de coalici¨®n, los tres firmantes admiten que ¡°respecto a la necesidad de entregar armas a Ucrania para defender su integridad territorial y su soberan¨ªa, los puntos de vista son diferentes¡±. O dicen: ¡°Reconocemos que muchas personas en Turingia son cr¨ªticas o rechazan el estacionamiento previsto de misiles de medio alcance e hipers¨®nicos.¡± Una f¨®rmula alambicada para que todos queden contentos. Consenso alem¨¢n en su m¨¢xima expresi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.