Gallimard suspende la publicaci¨®n del panfleto antisemita de C¨¦line tras la pol¨¦mica
El editor invoca la "sensibilidad con la ¨¦poca" para desistir de lanzar en 2018 una nueva tirada de los textos contra los jud¨ªos
Los lectores que deseen leer en Francia una edici¨®n rigurosa y contextualizada de los panfletos antisemitas de Louis-Ferdinand C¨¦line (1894-1961) deber¨¢n esperar. Tras semanas de cr¨ªticas desde el ¨¢mbito acad¨¦mico y organizaciones jud¨ªas e incluso avisos procedentes del Gobierno franc¨¦s, la editorial Gallimard anunci¨® este jueves que aparcaba la reedici¨®n de Bagatelles pour un massacre (Bagatelas para una masacre) y otros dos textos de C¨¦line que, aunque no son ilegales, hab¨ªan dejado de reeditarse tras la Segunda Guerra Mundial por orden del propio escritor franc¨¦s y, tras su muerte, de su viuda.
¡°En nombre de mi libertad de editor y de mi sensibilidad con mi ¨¦poca, suspendo este proyecto, al juzgar que las condiciones metodol¨®gicas y memoriales no se dan para contemplarlo de manera serena¡±, dijo el editor, Antoine Gallimard, en un comunicado a la agencia France Presse.
La decisi¨®n de Gallimard de aplazar, sin fecha, la publicaci¨®n de los panfletos de C¨¦line cierra un cap¨ªtulo en la discusi¨®n sobre el inc¨®modo legado de uno de los grandes escritores de la literatura francesa del siglo XX y a la vez autor de los textos virulentos y filonazis en cuesti¨®n. Francia no ha resuelto qu¨¦ hacer con este autor: un cl¨¢sico y un apestado, autor de novelas centrales en el canon contempor¨¢neo como Viaje al fin de la noche, y al mismo tiempo de incitaciones al odio y elogios a Hitler, y colaboracionista en la Francia ocupada.
Gallimard anunci¨® en diciembre que publicar¨ªa en 2018 un volumen con Bagatelas para una masacre, de 1937, L¡¯?cole des cadavres (La escuela de los cad¨¢veres), de 1938, y Les beaux draps (Los bellos pa?os), de 1941. En seguida se abri¨® el debate. ?Hab¨ªa que impedir el proyecto? ?Tomarse m¨¢s tiempo para preparar una edici¨®n que atenuase el riesgo de que la ret¨®rica de C¨¦line envenenase las mentes contempor¨¢neas en un pa¨ªs que en a?os recientes ha vivido repetidos atentados y ataques antisemitas? ?Publicarlo con rigor, y en un sello prestigioso, como el documento hist¨®rico que es?
Algunos, como el abogado Serge Klarsfeld ¡ªpresidente de la Asociaci¨®n de hijos e hijas de deportados en Francia y desde hace d¨¦cadas la figura m¨¢s destacada en la lucha contra el antisemitismo en este pa¨ªs¡ª amenazaron con recurrir a los tribunales para frenar la publicaci¨®n.
Otros, como el ensayista Pierre-Andr¨¦ Taguieff, aceptaban que quiz¨¢ la hora hab¨ªa llegado para publicar los panfletos, pero cuestionaban que Gallimard fuese a hacerlo de manera correcta. Exig¨ªan una comisi¨®n de historiadores y expertos que, al estilo de lo que se hizo en Alemania con Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler, se tomase unos a?os para preparar una edici¨®n suficientemente contextualizada.
La editorial Gallimard, al anunciar el proyecto, se?al¨® que ¡°la intenci¨®n [era] enmarcar y situar en su contexto unos escritos de una gran violencia, marcados notablemente por el odio antisemita del autor¡±. La edici¨®n deb¨ªa basarse en la que public¨® ?ditions Huit en Quebec (Canad¨¢) en 2012, elaborada por el profesor R¨¦gis Tettamanzi, y bajo el t¨ªtulo de ?crits pol¨¦miques (Escritos pol¨¦micos). El precio de eta edici¨®n en Francia por internet llega a los 300 euros.
En Canad¨¢ hab¨ªa podido publicarse porque los derechos de la obra ya eran p¨²blicos; no as¨ª en Francia, donde no lo ser¨¢n hasta 2031. Gallimard ¡ªeditor hist¨®rico de C¨¦line¡ª consider¨®, tras obtener el permiso de la viuda del autor, Lucette Destouches, de 105 a?os, que era el momento de publicar el libro, que ahora circula en Internet o en versiones piratas. La edici¨®n de Gallimard deb¨ªa llevar un pr¨®logo del escritor Pierre Assouline, autor de novelas y ensayos sobre el periodo de la ocupaci¨®n y reconocido lector de C¨¦line.
En las ¨²ltimas semanas las cr¨ªticas a Gallimard se multiplicaron. Se sumaron a las peticiones para que se frenase la publicaci¨®n de Bagatelas para una masacre organizaciones como el Consejo representativo de las instituciones jud¨ªas en Francia (Crif) o la Liga internacional contra el racismo y el antisemitismo (Licra).
La embajadora de Israel en Francia, Aliza Bin-Noun, escribi¨® una carta a Antoine Gallimard solicit¨¢ndole que renunciase al proyecto. ¡°En un contexto de repunte del antisemitismo¡±, escribi¨® Bin-Noun, ¡°la publicaci¨®n de los panfletos odiosos, que alimentan viejos t¨®picos antisemitas (¡) e incitan al odio, incluso al crimen contra los jud¨ªos, es tan insoportable como intolerable, tanto si los textos est¨¢n acompa?ados de un ¡®aparato cr¨ªtico¡¯ como si no lo est¨¢n. El antisemitismo no puede excusarse bajo el pretexto que se trata de la obra de un genio¡±.
Incluso el primer ministro, ?douard Philippe, reconocido c¨¦linano, aport¨® su opini¨®n. "Hay excelentes razones para detestar al hombre, pero no se puede ignorar al escritor ni su lugar central en la literatura francesa", dijo en una entrevista con el dominical Journal du dimanche. "No me da miedo la publicaci¨®n de los panfletos, pero deber¨¢ estar cuidadosamente acompa?ada".
A mediados de diciembre, Fr¨¦d¨¦ric Potier, delegado interministerial para la lucha contra el racismo, el antisemitismo y el odio anti-LGTB, convoc¨® a Gallimard y Assouline para transmitirles su inquietud. En una entrevista con EL PA?S y otros medios, antes de la ¨²ltima decisi¨®n de Gallimard, Potier explic¨®: ¡°Yo no he dicho a Gallimard que no lo hagan, ni h¨¢ganlo as¨ª. S¨®lo les he dicho: atenci¨®n. Crear¨¦is emociones, suscitar¨¦is interrogantes, algunas personas pueden tomarse el documento literalmente si no se explica, y verse ratificadas en sus prejuicios, t¨®picos, estereotipos. El gobierno no se erige en censor, ni en controlador de las editoriales. No es esto. Simplemente est¨¢ en su papel de lanzar se?ales de alerta, indicando que estos textos no son literatura y hay que tomar precauciones". Y a?adi¨®: "Despu¨¦s que cada uno asuma sus responsabilidades".
La suspensi¨®n del proyecto no significa su anulaci¨®n definitivamente, pero ya quedar descartada su publicaci¨®n como m¨ªnimo en 2018, tal como estaba previsto inicialmente.
Editores espa?oles se debaten entre la cr¨ªtica y la comprensi¨®n
La noticia de la renuncia de Gallimard a publicar el panfleto antisemita de C¨¦line por la pol¨¦mica generada en Francia despierta reacciones diversas entre los editores espa?oles. Pere Sureda, de la editorial Navona, lo tiene muy claro: "La censura es censura y no admite adjetivos. Incluso se ha publicado una edici¨®n critica de Mi lucha,de Hitler, que ha vendido m¨¢s de 50.000 ejemplares. Los editores tienen que publicar lo textos encerrados en sus cub¨ªculos y en funci¨®n de su inter¨¦s. La censura es la censura y adem¨¢s, no sirve de nada: los grandes libros censurados han tenido mucho m¨¢s eco del que merec¨ªan. Es m¨¢s, la mejor manera de censurar hoy es publicar", sostiene Pere Sureda.
No se muestra tan tajante Silvia Ses¨¦, directora editorial de Anagrama, sorprendida de que la reflexi¨®n sobre publicar o no ese texto no se hiciera previamente. ¡°Me choca que no lo pensaran antes y tambi¨¦n que si lo hab¨ªan reflexionado no mantengan su criterio. Son temas muy sensibles sobre los que hay que reflexionar mucho aunque a veces, en casas tan grandes como Gallimard, creo que las decisiones son m¨¢s autom¨¢ticas de lo que parecen¡±.
Malcolm Otero, editor de Malpaso, asegura que todo es publicable, pero distingue entre autor y obra. "Una cosa es que una obra sea execrable y otra que sea apolog¨ªa de algo execrable. Gallimard tiene todo el derecho a publicar y a no publicar lo que quiera. T. S. Elliot dec¨ªa que editar no es solo publicar cosas, sino impedir que se publiquen cosas. Claro que Mi lucha ha sido importante en la historia. ?Yo lo publicar¨ªa? No, no lo publicar¨ªa, pero tampoco lo critico si no se utiliza como apolog¨ªa".
Desde Trama Editorial, Manuel Ortu?o critica el paso atr¨¢s de Gallimard sin entrar en consideraciones ideol¨®gicas o intelectuales. Opina que los lectores tienen capacidad ¡°para matizar y distinguir una obra de creaci¨®n de lo que est¨¢ bien o mal. Tratarlos de otro modo es tratarlos como menores¡±, dice. Considera deleznable el pensamiento de C¨¦line, pero cree que tiene una obra influyente y s¨®lida. ¡°Un editor tambi¨¦n tiene la responsabilidad de difundir pol¨¦micas y debates. Habr¨¢ l¨ªneas rojas en la edici¨®n, pero no soy yo el que debe definirlas ni sabr¨ªa d¨®nde ponerlas¡±.
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Autor: Louis-Ferdinand C¨¦line.
Editor: EDHASA.
Formato: tapa blanda (576 p¨¢ginas).
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