¡®Sumario 3/94¡¯: historia de una pesadilla judicial
Esta novela, este artefacto imposible, deja al lector con una extra?a sensaci¨®n de zozobra
A una hora sin precisar entre el 18 y el 19 de junio de 1994 Mar¨ªa Jos¨¦ Pic¨®, 84 a?os, fue asesinada en su casa en Ibi, Alicante. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, Vicente Arlandis, su vecino, el hombre que denunci¨® su desaparici¨®n, el ciudadano que ayudaba a diario a la anciana fue detenido acusado de su asesinato. En Sumario 3/94 (La U?a Rota) Vicente Arlandis y Miguel ?ngel Mart¨ªnez reconstruyen todo el infierno judicial que vivi¨® el acusado a trav¨¦s de la reproducci¨®n de los cinco tomos del sumario de este caso que deja al lector estupefacto. Varios avisos para navegantes: el libro no trata de ser imparcial (el hijo del acusado es uno de los autores); tampoco es un ensayo (a pesar de tomar todo el material de la realidad, el resultado es un extra?o experimento que coquetea con la ficci¨®n); es muy complicado que el lector haya tenido algo similar entre las manos. ¡°Fue el hijo quien vino a nosotros con el libro¡± nos comenta Carlos Rod, responsable ¨²ltimo de la edici¨®n en La U?a Rota. ¡°Es un artefacto inclasificable¡± a?ade.
Leer Sumario 3/94 es meterse de lleno en la pesadilla del lenguaje judicial, en sus trampas, repeticiones y frases hechas, pero tambi¨¦n es empaparse de una historia s¨®rdida y compleja desde un ¨¢ngulo ins¨®lito. Aunque trato de evitarlo, me identifico con ese acusado que va siendo poco a poco devorado por el sistema. Aunque conozco el final, deseo que sea distinto. A pesar de todo, me surgen dudas que me sacan a patadas de la zona de confort. Lo fascinante del libro no es que sea un alegato de inocencia de alguien interesado, que no lo es, sino que sea la mejor muestra de c¨®mo se construye un determinado discurso en un proceso judicial.
Vayamos por partes: la mujer muri¨® desangrada, despu¨¦s de recibir m¨¢s de 60 golpes con objetos punzantes y ser acuchillada con torpeza en el cuello. Arlandis y Jos¨¦ Antonio Peir¨® fueron acusados de robo con homicidio doloso. Al protagonista de la historia le cayeron 29 a?os de prisi¨®n. Sali¨® en 2007 en libertad condicional y definitivamente en 2012. En 2004 se le deneg¨® el indulto. Arlandis acced¨ªa al piso de la v¨ªctima y le ayudaba con las cuentas del banco y con la econom¨ªa diaria, lo que termin¨® siendo su perdici¨®n.
Durante el proceso el principal acusado fue defendido por un abogado de oficio y cometi¨® varias torpezas en sus declaraciones. Tambi¨¦n es verdad que se tom¨® como cierto el testimonio incoherente que le sit¨²a en un pub tras el crimen coment¨¢ndolo con otros dos sujetos a pesar de que no hay pruebas ni m¨¢s testigos. Y tambi¨¦n lo es que un testigo esencial dijo conocer el caso por el peri¨®dico para luego reconocer que era analfabeto. Y el juez tuvo en cuenta al menos seis indicios no suficientemente consolidados.
Como demuestra Raquel Taranilla en el texto que abre la edici¨®n cr¨ªtica, un anexo esencial para contextualizar y asimilar este embrollo judicial, la necesidad del sistema de construir un relato orientado en una determinada direcci¨®n fue decisivo a la hora de condenarlo. En el texto De la construcci¨®n de la verdad judicial, Taranilla audita y destroza el sumario que acabamos de leer y subraya sus contradicciones en un sano ejercicio de fiscalizaci¨®n ciudadana. Por ejemplo, la se?ora Agustina dijo, sin pruebas, que Arlandis robaba a la se?ora y ese fue el punto de partida de toda la instrucci¨®n. Nunca se comprob¨® si esto era cierto, si era algo m¨¢s que un rumor malintencionado. Despu¨¦s, el juez de instrucci¨®n orilla lo que no conviene para crear un relato veros¨ªmil, s¨ª, pero con el problema de que lo que se necesita aqu¨ª es algo m¨¢s que verosimilitud. Pero el rodillo ya est¨¢ en marcha. El ministerio fiscal recoge el testigo y remata el relato.
El libro, este artefacto peligroso en el mejor sentido de la palabra, completa este anexo cr¨ªtico con otros textos m¨¢s densos e intelectuales, pero el resultado apenas se resiente y el lector termina con la sensaci¨®n de que ha visto de cerca un crimen y de que ha vivido la zozobra de observar un proceso judicial que sab¨ªa desde el minuto uno hacia donde se dirig¨ªa. Un libro que por la valent¨ªa de su planteamiento y por su extraordinaria originalidad merece la pena.
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