B¨¦lgica, meca de la vanguardia
La falta de un repertorio cl¨¢sico y el fuerte apoyo institucional a los creadores han convertido el pa¨ªs en uno de los grandes motores del teatro contempor¨¢neo europeo
Desde octubre circula por los teatros madrile?os un folletito amarillo que lleva por t¨ªtulo Temporada Flandes en Madrid. Recoge ni m¨¢s ni menos que ocho producciones, todas de vanguardia. En oto?o se vieron obras de Alain Platel, Anne Teresa de Keersmaeker y Kris Verdonck; en enero, Jan Fabre present¨® su famosa performance de 24 horas Monte Olimpo; Jan Lauwers y Miet Warlop estrenan esta semana en los Teatros del Canal y las Naves Matadero, respectivamente; la compa?¨ªa Peeping Tom actuar¨¢ en marzo, y el core¨®grafo Sidi Larbi Cherkaoui llegar¨¢ en mayo al frente del Royal Ballet de Flandes. Si a esto a?adimos un montaje de Guy Cassiers en el festival Temporada Alta de Girona y otros estrenos de Fabre, Lauwers y el colectivo FC Bergman en Sevilla, Barcelona y Palma, surge una pregunta evidente: ?c¨®mo es posible que una regi¨®n de poco m¨¢s de seis millones de habitantes exporte tanto teatro y que todo sea de vanguardia?
Hay varias razones. ¡°La primera es que en Flandes no tenemos grandes textos de repertorio. El neerland¨¦s fue reconocido como lengua oficial en 1930 y hasta esa fecha todo se escrib¨ªa en franc¨¦s. As¨ª que nuestros artistas han abordado el teatro con mucha libertad, sin ning¨²n peso del pasado¡±, explica Andr¨¦ Hebbelinck, delegado del Gobierno de Flandes en Madrid. Ninguno de los montajes mencionados se basa en obras dram¨¢ticas y todos resultan de un cruce de diversos lenguajes esc¨¦nicos: texto, m¨²sica, artes visuales y danza (se da por descontado en las piezas coreogr¨¢ficas de Platel, De Keersmaeker y Cherkaoui). El Monte Olimpo de Fabre se inspira en las tragedias griegas, cierto, pero su fuerza no reside en los parlamentos (escasos), sino en sus poderosas im¨¢genes. Lo mismo que los trabajos de Lauwers y la compa?¨ªa Peeping Tom. El espect¨¢culo que presenta Miet Warlop la pr¨®xima semana es como un lienzo vivo, sin palabras. Y el que FC Bergman llevar¨¢ a Sevilla tambi¨¦n es mudo y se sumerge en la pintura de Rubens.
Otro ejemplo: Guy Cassiers, maestro en el uso de las nuevas tecnolog¨ªas, casi nunca trabaja con textos dram¨¢ticos, sino sobre todo con novelas. ¡°La estructura cl¨¢sica en tres actos se extendi¨® para que pudieran cambiar los decorados en los entreactos. Hoy la tecnolog¨ªa hace innecesario ese cors¨¦, podemos ser m¨¢s libres¡±, explicaba el a?o pasado en una conversaci¨®n con EL PA?S con motivo del estreno en Madrid de su obra Orlando.
Otra cuesti¨®n es por qu¨¦ estos directores han logrado tanto reconocimiento internacional, hasta el punto de que sus producciones se mantienen durante a?os en giras internacionales. Dejando a un lado su originalidad, hay un motivo econ¨®mico claro: en los a?os ochenta, el Gobierno de Flandes decidi¨® invertir directamente en los creadores y no tanto en instituciones o centros dram¨¢ticos. Es decir, han gastado mucho dinero en figuras como Platel, De Keersmaeker, Fabre, Cassiers o Lauwers, sosteniendo sus compa?¨ªas temporada tras temporada y promocion¨¢ndolas como embajadoras en otros pa¨ªses.
Adem¨¢s, como tambi¨¦n ocurre en otros pa¨ªses como Francia y Alemania, los teatros p¨²blicos no se conciben principalmente como espacios de exhibici¨®n, sino tambi¨¦n como centros de creaci¨®n. Reconocidas compa?¨ªas espa?olas de vanguardia como Agrupaci¨®n Se?or Serrano consiguen m¨¢s residencias en B¨¦lgica que en Espa?a. ¡°Nos sale m¨¢s barato viajar y ensayar all¨ª, por los equipamientos que tienen, que trabajar al lado de casa en Barcelona¡±, cuenta ?lex Serrano.
Fuera de Flandes, en la parte franc¨®fona de B¨¦lgica, se nota m¨¢s el peso de los textos franceses, pero en los ¨²ltimos a?os Bruselas ha empezado a despuntar tambi¨¦n como un potente centro de producci¨®n de teatro contempor¨¢neo. El reciente fichaje de Fabrice Murgia, uno de los nuevos talentos de la vanguardia europea, como director del Teatro Nacional Franc¨®fono est¨¢ dando impulso a la experimentaci¨®n. Murgia, que el mes pasado pas¨® por Madrid para presentar su obra La tristeza de los ogros (ahora de gira por Espa?a), explica as¨ª su proyecto: ¡°Para lograr fama internacional hay que ser singular. Y la singularidad no se consigue haciendo una producci¨®n tras otra con el ¨²nico objetivo de contentar al p¨²blico local. Se consigue apoyando la investigaci¨®n y cerrando de vez en cuando los teatros para experimentar¡±.
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