¡°Desgraciadamente no creo en la inmortalidad¡±
Carlos Saura a?ade otra pasi¨®n al cine, la fotograf¨ªa y la pintura: la novela ¡°Todo el mundo habla de sus guerras y aqu¨ª se hace creer que no ha existido¡±, asegura
Prepara dos pel¨ªculas (una sobre Picasso, con Antonio Banderas) y ha rodado 40 ya en sus 86 a?os de vida plet¨®rica. Por algunas de ellas se dir¨ªa que es de car¨¢cter sombr¨ªo, pero por otras se pensar¨ªa que Carlos Saura (Huesca, 1932) se pasa la vida cantando y bailando. La entrevista se celebra en su casa de Collado Mediano (Madrid), rodeada de nieve; almorz¨® judiones, bebi¨® vino tinto, record¨® detalles de todo lo que ha vivido y habl¨® con tal sencillez de sus logros y sus fallos que parec¨ªa un debutante. Y en cierto modo lo es, porque a sus pasiones, el cine, la pintura y la fotograf¨ªa, a?ade ahora la novela. Publica Ausencias(Laborinto), con dise?o del legendario editor italiano Franco Maria Rizzi. La muerte y el asesinato protagonizan algunas de las obsesiones de esta trama; pero son las c¨¢maras fotogr¨¢ficas, de las que tiene centenares en su estudio, las que marcan la acci¨®n.
Pregunta. Es un libro sobre la muerte. Dice: ¡°Lo ¨²nico que queda de la vida es lo que se escribe, lo que se pinta, lo que se retrata¡¡±
Respuesta. Es verdad. Desgraciadamente no creo en la inmortalidad; me gustar¨ªa, pero somos animales y tenemos un l¨ªmite en la vida, desaparecemos y ya est¨¢. Quiz¨¢ somos una especie de ensayo de ser humano que alguien invent¨®, como dec¨ªa Dostoievski.
P. Su protagonista rescata una c¨¢mara que conserva un mensaje guardado por un detenido en un campo de concentraci¨®n nazi para que alg¨²n d¨ªa lo lea su hija desaparecida...
R. La fotograf¨ªa es algo m¨¢gico. Hasta que aparece, en el siglo XIX, nadie sab¨ªa exactamente c¨®mo eran nuestros seres queridos o los paisajes; los pintores eran de corte o pintaban para la Iglesia. Ahora retratas y guardas, todo se convierte en pasado, lo cual es terror¨ªfico tambi¨¦n. A trav¨¦s de las instant¨¢neas vas dejando una serie de pasados. Ahora, a mi juicio, se hacen demasiadas fotos, con el m¨®vil, con las tabletas. Para nada: pocas son funcionales o se van a quedar. Pero s¨ª, por las fotos se sabr¨¢ de nosotros.
P. ?Por qu¨¦ registrarnos?
R. Porque no tenemos seguridad de dejar memoria, o de tenerla. En el fondo tambi¨¦n para manipular el recuerdo, y eso me fascina. Y ahora se mandan inmediatamente por el m¨®vil. Un se?or me vio en Gran V¨ªa. ¡°?Hombre, ya supe que ha estado usted en Mosc¨²! He visto en Facebook las fotos que public¨® su hija¡±. Es terrible: ?ya todo el mundo sabe lo que haces en cualquier momento!
P. ?No es terror a desaparecer?
R. Es como procrear, prolongarse en otros. Tener hijos es lo m¨¢s claro en ese sentido. Lo dem¨¢s es evanescente: escribir, pintar, puede quedar o desaparecer, pero los hijos ah¨ª est¨¢n¡
P. La novela comienza con esta escena: el protagonista, fot¨®grafo, halla una p¨¢gina rasgada en un libro de fotos de Diane Arbus, que se suicid¨® y eso marca el libro¡ Es una met¨¢fora.
R. Es cierto. Empec¨¦ a escribir la novela cuando hice ese hallazgo en un libro precioso de Diane Arbus: una p¨¢gina rasgada. Qui¨¦n habr¨ªa cortado esa p¨¢gina en un libro tan bello. Y a partir de ah¨ª constru¨ª un mundo casi real¡
P. La p¨¢gina rasgada es la que lo pone a imaginar¡
R. Defiendo la imaginaci¨®n en el cine y en la literatura. Pero hay que tener cuidado: lo imaginado puede ser un cuento de hadas, y eso no me interesa nada. Pero puedes manipular tu vida, las otras vidas, e inventar una historia paralela a la que de veras existe. La fotograf¨ªa es m¨¢s r¨ªgida, pero gracias a ella puedo conocer mi pasado, es la ¨²nica forma.
P. Dice su personaje que su man¨ªa de guardar c¨¢maras le viene de su madre, que guardaba cajitas. ?Le pas¨® a usted?
R. Es verdad. Mi madre ten¨ªa un armario lleno de cajas, algo que tambi¨¦n conservo; me cuesta mucho tirarlas, de hecho, las pinto para no tirarlas.
P. En ese caos vive su novela.
R. Mi novela, t¨², yo, todos, ?y el que no lo reconozca peor para ¨¦l!
P. Es una especie de cine que vive en el cerebro, dice usted.
R. Claro. Uno cierra los ojos, se inventa y puede desarrollar una historia. En novela haces lo que te da la gana. En cine es m¨¢s dif¨ªcil: tienes el guion en la cabeza, todo tiene que parecer verdad.
P. ?C¨®mo es su cerebro por dentro?
R. Un amigo neur¨®logo me lo analiz¨® cuando yo era muy joven. Me ech¨® sobre una camilla, me llen¨® de cables, me hizo dormir y cuando orden¨® despertarme me solt¨®: ¡°?Eres insoportable! ?Tienes la curva m¨¢s normal del mundo!¡±. ?Qu¨¦ esperaba, que no fuera normal? [Risas].
P. Aquel mensaje que hab¨ªa en una c¨¢mara hallada en el campo de concentraci¨®n es central en su novela. La guerra, la dominaci¨®n, el horror. ?Vivimos marcados por esa sombra a¨²n?
R. Vivimos bajo esa sombra. Alguien dijo el otro d¨ªa: ¡°?Estamos hartos de tantas pel¨ªculas sobre la Guerra Civil!¡±. ?Pero si solo se han hecho tres o cuatro! Todo el mundo habla de sus guerras y aqu¨ª se quiere hacer creer que pr¨¢cticamente no ha existido. Pas¨® en Alemania y se cuenta, pas¨® aqu¨ª y se quiere olvidar. ?C¨®mo se puede olvidar una bestialidad tan grande? Y el caso es que se puede repetir ma?ana: no veo que el hombre tenga mucha evoluci¨®n en ese sentido.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le pesa de su pasado?
R. No me gustar¨ªa hacer una reflexi¨®n profunda de mi pasado. Pero lo que m¨¢s lamento siempre es no haber tenido una mejor relaci¨®n con las personas que he querido y que han muerto. La vida de cada persona es un misterio: siempre guardamos muchas cosas que nunca contaremos a nadie. Somos, s¨ª, p¨¢ginas rasgadas.
P. En su novela hay detalles de la relaci¨®n hombre-mujer. Tema dif¨ªcil de analizar hoy¡
R. ¡porque se abre paso el fundamentalismo en todo. Las mujeres y los hombres somos diferentes digan lo que digan. Es necesario que cobren lo mismo en el trabajo, tiene que haber igualdad de oportunidades, pero las diferencias nos marcan: somos mam¨ªferos, y adem¨¢s me parece muy bien que seamos diferentes. Esa obsesi¨®n de que seamos iguales es mentira. Somos iguales en algunas cosas, pero somos diferentes y es tan bonito que lo seamos que no s¨¦ por qu¨¦ hay que tener ese prejuicio. Todos los fundamentalismos me parecen horribles: ideol¨®gico, separatista o sexual. ?Cada cual que haga con su cuerpo lo que le d¨¦ la gana pero que nos deje tranquilos a los dem¨¢s!
P. ?Le sorprendi¨®, a prop¨®sito, que se tomara a mal que usted le dijera ¡°chica guapa¡± a Pen¨¦lope Cruz cuando present¨® con ella uno de los premios Goya?
R. ?Me lo han dicho! Pero tambi¨¦n he recibido lo contrario de gente que esta encantada de que lo dijera. Pen¨¦lope es amiga m¨ªa, la conozco desde hace a?os, es una chica encantadora. Ah¨ª dije que era innoble que se llamara ¡°cabez¨®n¡± a Goya y dije que estaba muy feliz de estar junto a una chica tan guapa. Si hubiera dicho que era fea, ?qu¨¦ hubiera pasado?
P. ?Le llama la atenci¨®n la pol¨¦mica?
R. Me llama la atenci¨®n por el fundamentalismo. Creo que homosexuales, lesbianas o heterosexuales no debemos presumir demasiado de eso: somos lo que somos y ya est¨¢, pertenece a la privacidad. Otra cosa son las relaciones laborales. Pero, en lo sexual, que cada uno haga lo que le d¨¦ la gana. Lo que de veras importa es el paro, es la hambruna, el ¨¦xodo obligado por la miseria¡ Lo dem¨¢s es ficci¨®n, ocurrencias.
Babelia
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