Esas chicas tan guapas
La reclamaci¨®n casi un¨¢nime de un sistema de cuotas significa una toma de conciencia creciente, e inevitable, a la que le sigue faltando rotundidad
Entre el "campo de nabos precioso y feminista" que Leticia Dolera espet¨® a Joaqu¨ªn Reyes y el mon¨®logo de Pepa Charro con la ¨²nica alusi¨®n a Weinstein de las tres horas de gala, hubo muchos vac¨ªos. Demasiados para una noche que ped¨ªa contundencia. No era el momento de bajarse de un carro al que hace apenas unos d¨ªas los presentadores de la gala de los Goya se hab¨ªan comprometido a subir.
No lo hicieron. O no del todo. Ni Joaqu¨ªn Reyes, ni Ernesto Sevilla, ni muchos otros. Fueron con un pie arriba y otro en el suelo, como si el feminismo fuese una bici con ruedines porque todav¨ªa no es capaz de mantener el equilibrio. Ni una sola vez se pronunci¨® la palabra. Feminismo. No es tan dif¨ªcil, aunque quiz¨¢s fuera cuesti¨®n de expectativas: la abrumadora realidad num¨¦rica del cine espa?ol, donde solo un 7% de las pel¨ªculas est¨¢n dirigidas por mujeres (entre otros muchos datos), el esc¨¢ndalo Weinstein y la ola cr¨ªtica de una industria que clama contra los abusos sexuales, el #MeToo y el Time's Up, la Marcha de las Mujeres en ciudades de todo el mundo... Parec¨ªa suficiente para que la cita de los premios del cine espa?ol diese ese paso hacia adelante para terminar de coger carrerilla.
En la alfombra, para encontrar alguno de los 1.800 abanicos que la asociaci¨®n de mujeres cineastas hab¨ªa repartido hubo que rebuscarlos. Eso s¨ª, estuvo plagada de reivindicaciones y de un apoyo casi un¨¢nime a propuestas concretas que frenen la desigualdad en el sector, como un sistema de cuotas similar al implantado en Suecia, donde Anna Serner, responsable del Instituto del Cine de Suecia, consigui¨® que el n¨²mero de mujeres directoras suecas aumentara del 26% al 50% en tres a?os. "Y esto no es una opini¨®n, los datos son bochornosos en cuanto al acceso de las mujeres a producci¨®n o direcci¨®n (en Espa?a solo el 7% de las pel¨ªculas est¨¢n dirigidas por mujeres), pero ahora se est¨¢ generando un estado de opini¨®n favorable", apunt¨® Paco Plaza, director de Ver¨®nica, antes de entrar al auditorio.
En esa corriente a favor se posicionaron muchos: Irene Escolar, Marta Etura, Carlos Santos, Pen¨¦lope Cruz, Juan Antonio Bayona o Eduardo Casanova dijeron s¨ª a cualquier medida que logre equilibrar las cifras y a hacer del acto un p¨²lpito desde el que denunciar la discriminaci¨®n. Otros, como Maribel Verd¨² o Antonio de la Torre, pidieron calma para tratar un tema que, dijo la actriz, "requiere sentarse en una mesa". Y los menos, como Arturo Valls, decidieron mimetizar su discurso con el "no nos metamos en eso" de Rajoy de hace unos d¨ªas: ¡°Creo que me gustar¨ªa que se hablara m¨¢s de cine y, en cualquier caso, de los problemas que tiene el cine. No me parece el escaparate para tratar otros temas... No marear con otros temas, porque al final se desvirt¨²an un poco los mensajes y los discursos. Creo que hay otros sitios para reivindicar ese tipo de cosas¡±.
Todos los sitios son "otros sitios". La desigualdad se extiende como una plaga por todas las profesiones, en cualquier lugar del mundo; y en todas las profesiones y en cualquier lugar del mundo es responsabilidad de quien tiene voz reclamar lo que es justo. Dijo Rossy de Palma poco despu¨¦s de que Valls hablara que el combate es diario, a cada momento, que si no hay sitio hay que hacerlo y que los derechos que son de una hay que cogerlos, no pedirlos.
Dentro, el mon¨®logo crudo de Pepa Charro, el compromiso visible de Isabel Coixet y Leticia Dolera, rotunda siempre, con su versi¨®n de Lorca ("Yo denuncio a toda la gente que ignora la otra mitad. Nosotras somos la otra mitad, la mitad del mundo y la mitad de la imaginaci¨®n") se escucharon fuerte, claro, y alto durante las tres horas largas de una gala t¨ªmida a la que la lucha feminista se le acercaba sin terminar de pillarla. Algunas lo intentaron, sin terminar de despegar al patio de butacas de su tibieza: Nathalie Poza al recoger su estatuilla como mejor actriz (No s¨¦ decir adi¨®s), Adelfa Calvo al hacer lo propio con la de mejor actriz de reparto, repartiendo goyas Bel¨¦n Rueda y Cristina Casta?o, o la propia Academia, que diluy¨® la cuesti¨®n de la discriminaci¨®n de la mujer en un batiburrillo inconexo de temas. Y otras, y otros, simplemente no dijeron nada.
Parece claro que en esa pelea contra la desigualdad ya est¨¢n, desde hace tiempo y por su cuenta, las mujeres del cine espa?ol (a pesar de ser casi invisibles, coparon los grandes galardones, Isabel Coixet se llev¨® a casa el Goya a mejor direcci¨®n, mejor pel¨ªcula y mejor guion adaptado, y Carla Sim¨®n se hizo con la mejor direcci¨®n novel); y tambi¨¦n parece claro que a la noche de los Goya le falta aliento para poner sobre el escenario lo que fuera se ha convertido en un debate constante. "Ya no es una causa que est¨¦ en peligro de desaparecer, hoy podemos celebrar el cine con la tranquilidad de que ma?ana vamos a seguir hablando de esto", dec¨ªa Leonor Watling.
S¨ª, lo m¨¢s probable es que sigamos hablando de esto. Se lo dijo Carlos Saura a Pen¨¦lope Cruz: "Estoy encantado de estar al lado de esta chica tan guapa". En el ¨²ltimo momento de la gala, en el peso pesado, mientras presentaban el Goya a mejor pel¨ªcula (La librer¨ªa, de Isabel Coixet). En ese instante se condensaba la historia: la reducci¨®n de cualesquiera que sean los m¨¦ritos femeninos al apunte masculino sobre la belleza.
Aunque solo sea un piropo, s¨ª. Y aunque ese piropo no es el fin del mundo, no. Pero es una perfecta ilustraci¨®n de algunos de los panes de cada d¨ªa: la banalizaci¨®n de la carrera profesional, el culto y la preponderancia de la belleza, algo de condescendencia... En ese "esta chica tan guapa" se difuminaron las tres d¨¦cadas de trayectoria profesional de Cruz y los 22 premios internacionales que acumula (entre ellos un ?scar, un Bafta, una Palma de Oro en Cannes y tres Goya). Y as¨ª se puso cierre a una noche parca que promet¨ªa mucho m¨¢s de lo que dio.
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