Una RAE para la lengua sefard¨ª
Especialistas en judeoespa?ol se re¨²nen en Madrid para crear una Academia israel¨ª que proteja esta lengua en peligro
Van a ser dos jornadas de debates y ponencias de acad¨¦micos del idioma espa?ol y expertos en lengua sefard¨ª, la nacida de la dispersi¨®n geogr¨¢fica de los jud¨ªos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica tras su expulsi¨®n a finales del siglo XV. M¨¢s de cinco siglos despu¨¦s de aquel ¨¦xodo, la Real Academia Espa?ola (RAE) acoge hoy, lunes, y ma?ana una convenci¨®n sobre la constituci¨®n en Israel de una sede hermana de la RAE, que ser¨ªa la n¨²mero 24 y se sumar¨ªa, si estas lo aprueban, a las existentes en Espa?a, Am¨¦rica, Filipinas y Guinea Ecuatorial. Esa nueva academia, un deseo desde hace a?os del director de la RAE, Dar¨ªo Villanueva, preservar¨ªa "el ladino tal y como es, sin homologarlo al espa?ol actual".
La decisi¨®n, en todo caso, se har¨¢ p¨²blica este martes en rueda de prensa. ¡°No es un congreso cient¨ªfico¡±, aclara Villanueva. ¡°Es una reuni¨®n de acad¨¦micos con intereses comunes". Se tratar¨ªa de "una academia nacional israel¨ª", formada por ciudadanos de ese pa¨ªs, subrayar¨¢ hoy en el encuentro Tamar Alexander-Frizer, presidenta de la Autoridad Nasionala del Ladino i su Kultura, organismo estatal israel¨ª.
La semilla de ese nuevo miembro? que se integrar¨ªa en la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola (ASALE), se plant¨® en 2015, cuando la RAE eligi¨® a ocho acad¨¦micos correspondientes, no de n¨²mero, especialistas en judeoespa?ol: seis de Israel, uno de Suiza y otro de Italia (hay 11 en total). Era un paso necesario, seg¨²n los estatutos de la ASALE, porque para ingresar necesita haber sido fundada por "al menos tres acad¨¦micos correspondientes".
Ahora llega el que, todo apunta, ser¨¢ el eslab¨®n definitivo: esta convenci¨®n, patrocinada por la Fundaci¨®n Hispanojud¨ªa, entidad cultural espa?ola, y en la que tambi¨¦n participan representantes del Instituto Salti para el estudio del Ladino de la Universidad israel¨ª Bar Il¨¢n.?
Sin embargo, hay varios debates sobre la mesa. El primero, ?para qu¨¦ una academia? ?Auxiliar a una lengua en peligro? ?Saldar una deuda hist¨®rica? "Tiene un sentido pr¨¢ctico de establecimiento de normas y aclaraci¨®n de significados. Pero tambi¨¦n tiene gran importancia simb¨®lica", se?ala Alexander-Frizer. Otras voces son menos entusiastas. "Los ling¨¹istas no necesitamos precisamente una academia, aunque tambi¨¦n estamos a favor, por supuesto. Lo que queremos es financiaci¨®n para investigar porque nosotros ya hacemos a diario en las universidades esa labor de trabajar con los textos ladinos. Hace 50 a?os hubiera sido muy ¨²til. Pero hoy es dif¨ªcil imaginar cu¨¢l puede ser su utilidad. Una cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica no es, desde luego", explica uno de los 11 acad¨¦micos correspondientes, la espa?ola Aldina Quintana, doctora en Filolog¨ªa Hispanica. Otra de ellas, Laura Minervini, catedr¨¢tica de Filolog¨ªa Rom¨¢nica en la Universidad Federico II de N¨¢poles, se muestra "esc¨¦ptica sobre la posibilidad de revitalizar" esta lengua.
Otro debate es c¨®mo debe denominarse. ?Ladino, judeoespa?ol, sefard¨ª, judezmo? ¡°Eso lo tendr¨¢n que decidir los miembros de la nueva academia. Nosotros no queremos caer en paternalismos¡±, explica el director de la RAE. Judeoespa?ol es el t¨¦rmino acad¨¦mico preferido en Espa?a, mientras que en Israel se opta por ladino. "No se debe usar ladino porque los propios sefard¨ªes de las generaciones pasadas nunca han llamado as¨ª a su lengua", opina la espa?ola Elena Romero, doctora en Filolog¨ªa Sem¨ªtica y acad¨¦mica correspondiente.
Los participantes tambi¨¦n tendr¨¢n que abordar el asunto del alfabeto. Entre el siglo XVI y el primer tercio del XX, el ladino se escribi¨® principalmente en caracteres hebreos, pero hoy casi siempre viene representado en letras latinas. Otra cuesti¨®n delicada es la ortograf¨ªa: escoger entre una m¨¢s fon¨¦tica, que se emplea en Israel, o la que impera en Espa?a, m¨¢s cercana al castellano.
La existencia del ladino est¨¢ seriamente amenazada. ¡°No hay una sola comunidad de hablantes de judeoespa?ol en el mundo. Viven dispersos, sin lazos de cohesi¨®n. Esta lengua se ha quedado sin funciones sociales. Adem¨¢s, la identidad sefard¨ª es muy d¨¦bil", se?ala Quintana.
Aunque renqueante, logr¨® sobrevivir a varios embates. ¡°Los propios intelectuales sefard¨ªes del Imperio otomano despreciaban su lengua, que consideraban una ¡®jerga bastarda", recuerda Romero. Luego, el Holocausto. Diezm¨® sobre todo a la poblaci¨®n jud¨ªa del centro y este de Europa, pero tambi¨¦n comunidades sefard¨ªes, como la de Sal¨®nica (54.000 personas), fueron casi exterminadas. El ladino resisti¨® a la imposici¨®n del hebreo en las primeras d¨¦cadas de vida de Israel.
Hoy apenas lo hablan decenas de miles de personas, no m¨¢s de 150.000, la mayor¨ªa en Israel, aunque tambi¨¦n en Turqu¨ªa, Estados Unidos, los Balcanes, el Magreb o Francia. Es lo que, desde una perspectiva acad¨¦mica, Minervini define como una ¡°lengua de herencia que enlaza con un mundo que ya no existe¡± y, a un nivel m¨¢s personal, el presidente de la Fundaci¨®n Hispanojud¨ªa, el sefard¨ª David Hatchwell, llama ¡°un lenguaje del coraz¨®n¡±.
¡°Con el judeoespa?ol hay m¨¢s preguntas que respuestas. Lo m¨¢s importante es que, 525 a?os despu¨¦s de la terrible expulsi¨®n de los jud¨ªos de Espa?a, las instituciones consideran el judeoespa?ol como patrimonio cultural espa?ol¡±, resume el director del Instituto Salti, Shmuel Refael.
El mito de un idioma medieval
Uno de los clich¨¦s m¨¢s extendidos es que los sefard¨ªes han preservado en el extranjero durante cinco siglos el castellano medieval que hablaban sus antepasados antes de la expulsi¨®n, como si -a contracorriente del resto de lenguas- se hubiese congelado en el tiempo. ¡°El ladino tiene rasgos arcaicos, pero se ha ido desarrollando libremente: sin normas, ense?anza en las escuelas ni gram¨¢tica escrita¡±, matiza Minervini. ¡°Cuando lleg¨® la hora de plasmarlo, se transcribi¨® en alfabeto hebreo, pero tambi¨¦n en el griego y ¨¢rabe¡±, recuerda Romero. Absorbi¨® influencias de la regi¨®n en la que viv¨ªa cada comunidad, que se sumaron a los t¨¦rminos en hebreo, principalmente religiosos, que ya ten¨ªa.
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