Intimidades compartidas
El bailaor Manuel Li?¨¢n presenta un espect¨¢culo basado en los elementos esenciales del flamenco
MANUEL LI??N: BAILE DE AUTOR
Baile, coreograf¨ªa y direcci¨®n: Manuel Li?¨¢n. Cante: David Carpio. Guitarra: Manuel Valencia.
Dise?o de iluminaci¨®n: Olga Garc¨ªa. Dise?o de vestuario y escenograf¨ªa: Felype de Lima.
Teatro Villamarta, 24 de febrero de 2018.
Ultim¨ªsimo Premio nacional de danza 2017, el granadino Manuel Li?¨¢n, en su primer trabajo tras el galard¨®n, se propuso confeccionar una obra exclusivamente con los tres elementos b¨¢sicos del flamenco: cante, toque y baile; una triada que, conjugada con destreza e imaginaci¨®n, resulta m¨¢s que suficiente para construir un espect¨¢culo cohesionado y bien dispuesto, que se desarrolla de forma din¨¢mica en un entorno intimista en ocasiones, y con un tono ascendente para, tras el cl¨ªmax, regresar de golpe al punto del que se parte, la acechanza del tiempo y la soledad de la creaci¨®n en un entorno desnudo, donde se muestra la tramoya esc¨¦nica y la caja negra sin vestir. Un planteamiento circular que contiene una suerte de compendio de la gram¨¢tica bailaora del creador, pues los diferentes momentos que integran la funci¨®n se nutren del baile que le ha caracterizado y definido en anteriores obras.
Como partiendo de un sue?o, el bailaor va poniendo en pie su fantas¨ªa, que solo puede estar compuesta de danzas y bailes dentro de un ampl¨ªsimo repertorio. Es un proceso de construcci¨®n ¡ªy tambi¨¦n deconstrucci¨®n¡ª que no se puede llamar minimalista, pues no existe la repetici¨®n, sino todo lo contrario, por el amplio despliegue danc¨ªstico. S¨ª que se trata de un desarrollo cimentado en la esencia: guitarra y cante aqu¨ª y all¨¢, baile de por medio, mayoritariamente en solitario, durante un tiempo como esquiv¨¢ndose, como si el artista se buscara siguiendo la huella dejada. Bien entrada la obra, confluir¨¢n los tres elementos en cuadros brillantes como el largo y se?orial baile por sole¨¢ que se remata con el cupl¨¦ Tres pu?ales de Gaspar de Utrera con un David Carpio plet¨®rico.
El necesario equilibrio entre las tres identidades art¨ªsticas puestas sobre el escenario no puede diluir la personalidad de cada cual, so pena de achatar el resultado final. Carpio fue as¨ª fundamental en el juego de conjunto, pero tambi¨¦n en sus intervenciones en solitario, al igual que ocurriera con Manuel Valencia, un guitarrista en estado de gracia, que nos dej¨® un monumental ¡ªy hasta espeluznante¡ª toque por seguiriya. Fue un breve respiro ante la apoteosis. Porque si el espect¨¢culo hizo gala de una cierta contenci¨®n al principio, su planteamiento ascendente llev¨® hasta la cumbre de la desinhibici¨®n: el extravertido baile de las canti?as y romeras con Li?¨¢n vistiendo blanca bata de cola, un ropaje y unos recursos (abanico, mant¨®n y bast¨®n) que, dicho sea de paso, ya no son novedad en ¨¦l, pero a los que sabe extraer un enorme provecho.
ANTONIO REY: DOS PARTES DE M?
Guitarras: Antonio Rey, Manuel Urbina. Cante: Mara Rey, Los Macarines. Bajo: Jos¨¦ Manuel Posada. Percusi¨®n: An¨¦ Carrasco. Artista invitado (baile): Joaqu¨ªn Grilo.
Bodega Los Ap¨®stoles de Gonz¨¢lez Byass, 23 de febrero de 2018.
Toque y cante
Adem¨¢s del baile, se?a de identidad de esta cita, la programaci¨®n ofrece asimismo ciclos de cante y de toque. El de este ¨²ltimo lo abri¨® el guitarrista Antonio Rey en una primera noche que hab¨ªa inaugurado El Ballet Nacional de Espa?a con un amplio muestrario de danzas con la cl¨¢sica espa?ola en su esplendor. Rey regresaba al festival con su ¨²ltimo disco, Dos partes de m¨ª, representaci¨®n de los dos mundos musicales que dicen habitarle. En su concierto quedan medianamente expuestos. Principi¨® as¨ª abordando el canon en solitario: una inapelable taranta con ecos de Paco y la brillante sole¨¢ que le dedic¨® a su compare Morao. Picados de exacta precisi¨®n, so?adores arpegios, cierres contundentes¡ la excelencia de la guitarra de concierto que ¨¦l y unos pocos de su generaci¨®n representan. Con el cante de su hermana Mara, como con el de Los Makarines, su discurso se diluy¨® un tanto, quedando el toque relegado a repetidos ejercicios de efectismo. Pero volvi¨® a quedarse solo, momento en el que aflor¨® la que puede ser su otra parte: una capacidad compositiva que sobrevuela el flamenco y se viste de lirismo, dulzura en ocasiones, para conseguir los momentos de mayor pellizco de una noche que remat¨® acompa?ando el baile de Joaqu¨ªn Grilo que, con sus pies, se convirti¨® en uno m¨¢s de la banda. Su concierto deja muchos destellos de brillo, pero se echa en falta un relato que unifique un discurso que se muestra disperso y desigual.
Babelia
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